El verano es la época del año en la que más tiempo libre tienen los españoles. Por ello, es habitual dedicar este tiempo a disfrutar y a desconectar tras un duro año de trabajo. Sin embargo, los ciberdelincuentes no descansan y esta estación se ha convertido en uno de sus periodos preferidos para delinquir y arruinar las vacaciones de sus víctimas.
Según el último estudio de cxLoyalty, multinacional líder en soluciones de fidelización y customer engagement, El cibercrimen y su relación con el consumidor, la preocupación de los consumidores por la ciberdelincuencia es cada vez mayor. En concreto, el 61% de estos la considera como la principal fuente de inquietud, por encima de otro tipo de delitos como los físicos o el atraco. Sin embargo, a pesar de los altos niveles de sensibilización, y ser España el tercer país más preocupado por este problema, por detrás de Brasil y EE.UU., persiste una brecha en cuanto a la identificación de riesgos y amenazas que está permitiendo que los ciberdelincuentes continúen causando estragos.
Y es que ser víctima de un delito cibernético puede derivar en la usurpación de la identidad y pérdida de reputación o, incluso, de grandes cantidades de dinero. Consciente de estas vulnerabilidades, cxLoyalty advierte de los riesgos a los que podamos incurrir durante nuestras vacaciones al hacer uso de internet y lanza cinco consejos para mejorar la seguridad y privacidad de nuestros datos.
Cuidado con el contenido publicado en redes sociales
Es el consejo más repetido y el error más cometido. Compartir el destino vacacional a cada instante puede tener consecuencias desastrosas tanto en el mundo virtual como en el mundo real, mucho más si se añade la geolocalización. Es una forma de ponérselo sencillo a los ladrones, que sabrán cuando una vivienda está vacía, y a los cibercriminales, ya que al compartir fotos o información en internet se vuelve de dominio público y podrán usarla para cometer delitos.
Según la investigación My Precious Data; Stranger Danger de Kaspersky Lab, de aquellos usuarios que comparten datos, el 47% ha sufrido el robo de información en sus smartphones, el 52% en su ordenador y 20% en su tablet. Por otro lado, de los internautas que no comparten información solo se han visto perjudicados por dichos robos el 13% respecto a los smartphones, el 20% en cuanto a los ordenadores y el 4% de los que usan tablet. Así pues, lo mejor es no compartir nada o, al menos, no hacerlo al instante.
Evitar las redes WI-FI públicas o compartidas
La conexión a redes WI-FI públicas conlleva acarrear riesgos innecesarios, como el robo de cualquier tipo de información, por ello es preferible huir de estas conexiones. Sin embargo, siempre se darán casos en los que acceder a internet a través de un WI-FI público sea necesario. Por eso, en dichos casos, es fundamental tener presente que, bajo ningún concepto, se iniciará sesión en sitios web en los que sea necesario introducir contraseñas o enviar datos personales y tampoco se realizarán transacciones bancarias.
Cambiar las contraseñas
Por muchas veces que se haga hincapié en la importancia de evitar las redes WI-FI públicas, siempre se establecerán conexiones con ellas. En ese caso, es vital modificar las contraseñas tras hacerlo. De hecho, poner al día la seguridad de los dispositivos es algo que debería hacerse de forma periódica, más allá del uso de redes WI-FI públicas. Para facilitar esta tarea, el mejor aliado es un gestor de credenciales. Así no será necesario memorizarlas, ya que los expertos recomiendan cambiar las contraseñas cada mes.
Ignorar los mensajes virales de redes sociales o WhatsApp
Los mensajes virales tanto en redes sociales como en WhatsApp se disparan en verano por la tendencia de la población a ser más ociosa y picar en estos engaños con mayor facilidad. Por eso, la mejor opción es ignorar estos mensajes o consultar fuentes fiables que puedan corroborarlos o desmentirlos.
Apagar el router y el resto de dispositivos
Ahora al salir de viaje, además de acordarnos de cerrar ventanas, apagar luces ect., será necesario apagar el router. Desconectar todos los dispositivos es, además de un ahorro de energía, una forma de cerrarle la puerta a un posible incidente de seguridad.