Según Lisa Detanna, vicepresidente senior en Raymond James & Associates, el proceso de planificación patrimonial cuando se trata de una estrategia de donaciones debería ser dar lo que quieres, a quien quieres, cuando quieres, como quieres y, si es posible, ahorrar en impuestos.
Los asesores financieros y de inversión son los que ayudan a las familias a desarrollar un plan de patrimonio junto con su contador de confianza y el abogado del cliente. Juntos, utilizan las leyes actuales de regalos para ser eficientes al pasar activos a la próxima generación y/o a las organizaciones benéficas que el individuo o las familias aprecian.
En general, comienzan con un modelo de flujo de efectivo y un plan de jubilación por medio del cual determinan si el cliente y su familia tienen lo suficiente para mantener su estilo de vida durante los años de jubilación. Luego, ejecutan estos modelos de flujo de caja futuros hasta los 110 años con suposiciones exageradas en el lado del gasto y suposiciones conservadoras en el de activos, para pecar de cautelosos.
Cuando hay un excedente, trabajan con el cliente y sus familias para identificar si hay personas a los que la familia desea heredar la riqueza a su muerte y cuánto. No es una respuesta de «todo o nada» y es diferente para cada persona por lo que no existen respuestas correctas o incorrectas. Si no hay beneficencias u obras de caridad que son importantes para el cliente, entonces buscan desarrollar una estrategia de regalos que se ajuste a los deseos del cliente y maximice los beneficios en cuanto a impuestos bajo las leyes actuales.
Hay 3 opciones en el impuesto a las herencias: Evitar el impuesto: dé activos antes de la muerte; Pagar el impuesto: vender activos o transferir activos; y Asegurar el impuesto: usando dólares descontados para pagar el impuesto.
Al igual que el lema «la muerte y los impuestos son inevitables», los impuestos a sobre herencias en Estados Unidos deben pagarse en efectivo dentro de los nueve meses posteriores a la muerte y son progresivos.
Actualmente, en Estados Unidos, uno puede obsequiar un máximo de 14.000 dólares por beneficiario al año (llamado obsequio anual) sin presentar una declaración de impuestos sobre obsequios o comerse parte del crédito de donación de por vida o la exención del impuesto al patrimonio al fallecer. Además, uno puede pagar gastos educativos o gastos médicos si se le paga directamente al proveedor. Esta es la forma más sencilla de realizar un obsequio y muchas organizaciones benéficas aceptarán valores, bonos o bienes inmuebles, lo que puede ser eficiente desde un punto de vista impositivo para el otorgante.
Si uno tiene la suerte de tener más de la cantidad de regalos de exención, aquí es donde comienza la planificación del patrimonio. Uno puede obsequiarle a las entidades benéficas con formato 501(c)(3) el excedente de los montos de exención y, si utilizan algunas técnicas de planificación patrimonial, pueden obtener algunos beneficios impositivos sobre esos obsequios de los que pueden beneficiarse mientras todavía estén vivos señala la especialista comentando que por supuesto, uno también puede obsequiar con cualquier nivel de riqueza y estos obsequios pueden ser eficientes en impuestos. Siempre consulte a su contador, asesor financiero y abogado antes de hacer el regalo para que haya una discusión sobre la mejor manera de hacerlo, recomienda Raymond James.
«Las donaciones caritativas son importantes en las familias de alto patrimonio ya que infunden el concepto de retribución a medida que los activos pasan de una generación a otra y ayudan a preparar a los herederos para ser buenos administradores de la riqueza. Involucrar a los herederos desde el principio para prepararlos para poder manejar cómo ayudar a otros y utilizar la riqueza, así como encontrar un propósito en la vida ayudando a otros a través de esfuerzos filantrópicos es clave para que una familia cree un legado significativo. Eso si, considerando que hay una gran cantidad de estrategias de regalos y que cambios en las leyes o regulaciones tributarias se pueden dar en cualquier momento, asegúrese de discutir cualquier asunto impositivo o legal con el profesional apropiado», concluye Detanna.