El mundo desarrollado está en un momento decisivo: el crecimiento de la población en edad de trabajar ha alcanzado su punto máximo. Las economías se están desacelerando, y los votantes están mostrando escepticismo por la inmigración. Esto plantea preguntas sobre cómo las economías pueden crecer sin más gente en edad de trabajar. A su vez, esto tiene implicaciones para el sector inmobiliario y el número de edificios nuevos el futuro. El informe “The impact of slowing working-age population growth” elaborado por Standard Life Invesments, destaca el caso de Japón con los efectos de la llamada “década perdida” del período comprendido entre 1991 y 2000.
En los 20 años anteriores a 1990, el crecimiento de la población en edad de trabajar (20-64) superó en Japón los 13 millones de personas, un crecimiento del 1% anual. En 1997 la población en edad de trabajar alcanzó su punto máximo y comenzó a declinar, descendiendo un 12% acumulado entre 1997 y 2016. Además, se prevé una disminución adicional del 14% durante los próximos 20 años. Llegará, por lo tanto, un momento en que ningún estímulo fiscal o monetario pueda compensar el hecho de que haya menos consumidores y trabajadores. Hasta ahora, los propietarios de bienes inmuebles comerciales han podido resistir en las ubicaciones principales porque hay una fuerte demanda de espacio de prestigio. Sin embargo, el mercado global ha sido menos favorable y los riesgos a largo plazo del sector inmobiliario japonés, al igual que el crecimiento de la población, pondera a la baja.
La población europea caerá un 11% en los próximos 20 años
A medida que el mundo se ha enriquecido, la población ha reducido el número de hijos. Como resultado, el crecimiento de la población se desacelera en casi todas partes. Por ejemplo, la población en edad laboral en Reino Unido se está desacelerando dramáticamente, pasando de un crecimiento acumulado del 10% en los últimos 20 años a sólo el 1,6% en las próximas dos décadas. EE.UU. pasará de un crecimiento acumulado del 17% a sólo el 3% en los próximos 20 años.
La población europea en edad de trabajar alcanzó su máximo en 2011 y se prevé una caída del 11% durante los próximos 20 años. No es de extrañar, por ejemplo, que el primer día de 2016, el gobierno chino pusiera fin a su política de un solo hijo ya que su población en edad de trabajar alcanzó su punto máximo en 2016 y está previsto que disminuya un 10% durante los próximos 20 años. Según este informe, ni siquiera las políticas de fomento de la natalidad de países del norte de Europa como Suecia, impulsan de forma significativa las tasas de natalidad. Suecia cuenta con una tasa de 1,88 hijos mientras que Francia, que lidera la tasa de natalidad europea con 2,01 hijos, no consigue hacer que la población en edad de trabajar crezca.
Esto no deja más opción la importación de trabajadores inmigrantes, lo cual se ha convertido en un asunto a evitar en Reino Unido, EE.UU. e incluso Francia. Es interesante destacar que en los programas de postgrado el porcentaje de estudiantes extranjeros se sitúa entre el 50% y el 70% según la disciplina, pero sólo un tercio de los 250.000 solicitantes anuales reciben un visado de trabajo.
Menos trabajadores, ¿oportunidad en el sector inmobiliario?
La buena noticia es que la desaceleración del crecimiento de la población en edad de trabajar no significa menos rentabilidad para el sector inmobiliario a pesar de estar correlacionado con el crecimiento económico. La explicación es que cuando el crecimiento de la demanda se ralentiza, los promotores inmobiliarios comerciales también retroceden. Por ejemplo, para los inversores en oficinas, es probable que sea beneficioso. En una encuesta de 2016 elaborada por CBRE, el 50% afirmó que la disponibilidad de talento era la consideración más importante a la hora de tomar decisiones de inversión inmobiliaria. Para atraer a los mejores trabajadores, las empresas más competitivas ofrecerán paquetes atractivos, incluyendo un espacio de trabajo de gama alta.
Por otro lado, la disminución de la población en edad de trabajar significa un aumento cada vez mayor de la población de más edad que está interesada en residencias y viviendas asistidas. La aceptación social de la vida asistida varía según la cultura y el país, pero, globalmente, los padres mayores y sus hijos adultos están recurriendo cada vez más a estas instalaciones.
Junto con el crecimiento orgánico de la población mayor, la demanda está a punto de aumentar dramáticamente. En Reino Unido, el crecimiento del número de personas mayores de 75 años debería más que duplicarse en los próximos 10 años. En Estados Unidos, el crecimiento se triplicará. En este contexto, son muchos los mercados que no han establecido una oferta que satisfaga este crecimiento de la demanda.