La sociedad española hizo frente a la crisis del COVID-19 con una situación financiera por debajo del umbral de subsistencia, en el que se encuentran 8 de cada 10 hogares en España sin propiedades inmobiliarias y también un número importante de familias que sí las tienen. El 60% de las familias vulnerables son propietarias de algún inmueble y cerca de la mitad de ellas tienen una hipoteca a la que hacer frente.
Estas son algunas de las principales conclusiones que se desprenden de la segunda parte del estudio elaborado por el Observatorio del Ahorro Familiar de la Fundación Mutualidad Abogacía y Fundación IE de IE University, en el que analizan el grado de vulnerabilidad financiera de los hogares previo a la pandemia teniendo en cuenta, de manera pionera, la posesión de activos inmobiliarios por parte de las familias.
Según la investigación, la riqueza inmobiliaria de la mitad de las familias que poseen activos inmobiliarios es inferior a los 157.000 euros, y el porcentaje de estos hogares asciende hasta el 81% del total. El estudio sitúa el umbral de vulnerabilidad o subsistencia financiera de los hogares españoles en casi unos 6.700 euros para los hogares no propietarios o con hipotecas y en aproximadamente unos 4.500 euros para los hogares con propiedades no hipotecadas.
“La crisis económica que estamos viviendo a nivel global pone de relieve la importancia que tiene la riqueza inmobiliaria como resorte de seguridad para la estabilidad financiera de los hogares. Por ello es prioritario obtener la radiografía de las familias españolas en este ámbito y el grado de resiliencia que tienen gracias a él. Con este estudio del Observatorio del Ahorro Familiar podemos conocer la situación de los hogares en esta materia y anticipar las posibles consecuencias de la misma para orientar mejor las medidas económicas y sociales”, señala Enrique San Fernández-Lomana, presidente de Fundación Mutualidad de la Abogacía.
Radiografía de las inversiones inmobiliarias de las familias españolas
El informe desgrana que el 76% de las familias españolas tiene en propiedad su residencia y que, a mayor antigüedad de la propiedad, menor carga hipotecaria. Así, el 32% de los hogares españoles con inversión inmobiliaria tiene pasivos hipotecarios financiando la misma.
La vivienda habitual constituye el 60% de la riqueza inmobiliaria de los hogares en nuestro país, mientras que el restante 40% está conformado por otros activos inmobiliarios (segundas residencias, locales, garajes, fincas, etc.). Un 45% de las familias españolas tiene inversiones en activos inmobiliarios que no constituyen su residencia habitual.
Blanca Narváez, directora general de Fundación Mutualidad de la Abogacía, indica que “el estudio refleja que la cultura financiera de las familias españolas se basa en la inversión inmobiliaria destinada a la vivienda, lo que no siempre evita que puedan verse abocadas a una situación de fragilidad financiera que les impida afrontar crisis, como la causada por el COVID-19. Por ello, es necesario ahondar en la educación financiera y dar a conocer todos los instrumentos que existen en este aspecto para ayudar a los hogares españoles a gestionar sus ahorros de forma adecuada. Es responsabilidad de las instituciones y autoridades políticas desarrollar el marco legislativo apropiado con el que fomentar el ahorro en la población española, facilitando y potenciando una diversificación acertada del mismo, más allá de la inversión en la primera o segunda residencia”
Según Laura Núñez, profesora de Finanzas de IE Business School y directora del Observatorio del Ahorro Familiar, “a pesar de que, ciertamente, la propiedad de la vivienda habitual sin carga hipotecaria implica una resiliencia mayor ante imprevistos al aportarnos un hogar físico, tenemos que ser conscientes de que no todo el ahorro debe dedicarse al ladrillo tal y como hacemos en España, donde tenemos invertido el 80% en inmuebles y solo un 20% en activos financieros. Es importante contar con activos que puedan transformarse en liquidez de forma más sencilla y rápida que un inmueble, y diversificar el riesgo a través de diferentes vehículos de inversión. Los activos inmobiliarios son ilíquidos, y, tal y como nos ha enseñado la crisis financiera del 2007, no es cierta la creencia de que su precio siempre sube. En aquel momento, el índice de precios de la vivienda para España publicado por Eurostat estaba en 150 y actualmente está en 128, lo que implica una pérdida de valor del 15%, que en términos deflactados es todavía mayor”.
Diferencias en el entorno europeo
El estudio analiza la composición del ahorro de los hogares en España con relación a los activos inmobiliarios, y en cinco países clave en la Unión Europea: Alemania, Bélgica, Francia, Italia y Portugal. El ranking europeo de hogares con mayor inversión inmobiliaria lo encabezan España y Portugal, donde alrededor de un 80% de familias tiene algún tipo de riqueza inmobiliaria, seguidos de Bélgica e Italia con un 72% y 71%. A la cola del ranking, y con gran diferencia, se situarían Francia y Alemania, donde, respectivamente, solo el 62% y 50% de los hogares tiene algún tipo de inversión en el sector inmobiliario.
A nivel global, llama la atención la existencia de familias vulnerables en el segmento de propietarios sin cargas hipotecarias, aunque los resultados muestran que los hogares que no son propietarios están expuestos a una mayor vulnerabilidad financiera en todos los países. Así, en Alemania, casi el 80% de los hogares vulnerables no tiene ninguna propiedad inmobiliaria, situación que contrasta con Portugal y España, con un 33% y 37% respectivamente.
Metodología del primer estudio del Observatorio del Ahorro Familiar
Este informe es el primer estudio de este tipo que se hace en España cruzando los últimos datos disponibles de diversas fuentes de prestigio: la Encuesta Financiera y de Consumo de las Familias o Household Finance and Consumption Survey (HFCS) -coordinada y gestionada por el Banco Central Europeo- y las estadísticas de la OCDE y de Eurostat.
Su carácter pionero, reside en la novedad de analizar la resiliencia de los hogares frente al COVID-19 desde la perspectiva de la riqueza financiera o ahorro acumulado que poseen. También resulta novedoso porque tiene en cuenta la mayor resiliencia con la que cuentan aquellas familias que están en posesión de alguna propiedad inmobiliaria, especialmente cuando esta está libre de cargas hipotecarias.
Se trata por tanto de un estudio único, no solo por el alcance mencionado al incluir seis países de la Eurozona, sino también por la novedad de considerar la propiedad inmobiliaria, cuando no está́ vinculada a una hipoteca, como elemento de resiliencia en el cálculo del umbral de vulnerabilidad o subsistencia financiera de los hogares.
En este enlace puedes acceder al informe completo del primero Observatorio del Ahorro Familiar.