En la fecha en que la Organización de Naciones Unidas celebra el Día Mundial de las Habilidades de los Jóvenes, el desempleo juvenil sigue siendo un creciente desafío global que afecta de manera severa a nuestro país, además de un problema que genera una gran desigualdad de cara al futuro.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los jóvenes menores de 25 años cuentan con menos probabilidades de trabajar que los adultos, situándose la tasa mundial de desempleo juvenil en un alarmante 13%, según el informe «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2018» de la OIT y que supera el 33% en España, de acuerdo con Eurostat.
De esta forma, en medio de un debate general sobre la automatización provocada por la actual revolución digital del empleo, tanto el paro juvenil como la precariedad a la que están expuestas las nuevas generaciones son preocupantes. “Una posible causa del desempleo juvenil tiene que ver con el desajuste entre las habilidades que tienen al graduarse de sus estudios y las que piden los empleadores” asegura Denisse Halm, directora de Udemy para España e Hispanoamérica.
En su opinión, algunos jóvenes concluyen su educación sin haber adquirido las habilidades necesarias para desempeñar el trabajo para el que se han formado, por lo que una mayor convergencia del mundo educativo y laboral es clave para combatir este problema.
La adquisición de habilidades: el reto para la competitividad de los millennials
Nacidos entre 1981 y el año 2000, se les conoce como una de las generaciones más preparadas en cuanto a educación formal se refiere. Sin embargo, hoy sabemos que con ello no es suficiente. Los millennials han llegado al mercado laboral en un momento de incertidumbre, con una economía global interconectada, cambios tecnológicos vertiginosos y la posibilidad de tener que trabajar durante más años
que generaciones anteriores.
Según el informe `Millennials en el mercado laboral 2018´ desarrollado por Udemy, el 73% de los millennials cree que necesitará formación adicional para avanzar en sus carreras profesionales. “Tienen que anticiparse a las habilidades que demanda el mercado laboral para ser competitivos y suplir así la falta de experiencia laboral” insiste Halm.
Además, seis de cada diez millennials sienten que los empleadores tienen expectativas poco razonables sobre las habilidades y la experiencia que los jóvenes deberían aportar al llegar a un trabajo y el 67% cree que hay una brecha entre lo que son capaces de hacer y lo que los empleadores esperan que estén capacitados para realizar.
En este sentido, por ejemplo, la formación profesional dual alemana se considera en todo el mundo un modelo de éxito en el que se produce un buen encaje entre los jóvenes que se forman y la demanda real del mercado laboral.
Habilidades tecnológicas pero también «soft skills»
Para avanzar en un entorno cada vez más digital, el desarrollo de habilidades tecnológicas es clave, pero las capacidades ‘blandas’ o ‘soft skills’ son cada vez más necesarias en el mundo laboral. Según las conclusiones del Global Education and Skills Forum (GESF), pensamiento crítico, creatividad, empatía y resolución de problemas son algunas de las habilidades que los jóvenes necesitan desarrollar para afrontar su futuro laboral en 2030.
Los expertos coinciden en señalar sobretodo la necesidad de que los jóvenes sean capaces de mantener un aprendizaje constante a lo largo de toda la vida, ampliando el alcance de la educación más allá de los años escolares y universitarios para evitar un déficit de competencias.