¿Qué implicaciones a nivel social y económico va a traer realmente la nueva normalidad? ¿Y qué pueden hacer las empresas en este nuevo contexto? Para responder a estas preguntas, la consultora de diseño estratégico e innovación social Innuba ha presentado el Estudio «Lo Que Vendrá Después» 2020, donde recoge 10 reflexiones estratégicas sobre consumo, economía y comportamiento ciudadano en el escenario surgido tras la crisis del coronavirus.
El objetivo de este estudio es reflejar lo que está pasando, identificar las tendencias que han llegado para quedarse después de esta crisis y plantear las principales oportunidades de cambio empresariales hacia la creación tangible de productos y servicios innovadores, así como a la evolución de sus modelos y filosofías que casi se imponen ante la sociedad en un escenario pos-COVID.
«Lo Que Vendrá Después» es un estudio que surge a partir de un análisis profundo y transversal y posterior debate de más de 100 informes publicados a nivel internacional estos meses a raíz del estallido de la crisis del COVID-19, en el que ha participado un equipo de trabajo multidisciplinar experto en innovación social, desarrollo de negocio, responsabilidad social, estrategia corporativa y diseño de futuros.
“Con este estudio hemos conseguido poner sobre la mesa una serie de tendencias sociales e insights en el comportamiento del consumidor pos-COVID. Un consumidor que está evolucionando del ‘bienestar’ al ‘bienser’, que consume de forma más consciente, que está mucho más preocupado por el cuidado de su salud y del planeta, que ha digitalizado aún más su estilo de vida, y un largo etcétera. Las reglas del juego han cambiado drásticamente en los últimos meses y estas 10 reflexiones estratégicas serán relevantes para cualquier escenario futuro”, comenta David Alayón, cofundador de Innuba.
10 reflexiones estratégicas para un futuro que ya está aquí
1. Metaconsciencia colectiva: somos mucho más conscientes de aquello que hacemos y sentimos y esto nos ha llevado a adoptar nuevos comportamientos.
Consumo consciente: se ha producido un auge de un consumo más ético, sostenible y local, donde prima la salud y el impacto de la compra.
Cambio de prioridades: el aumento de una vida más tranquila, con menos planes durante la cuarentena, ha provocado que las personas hayan “reordenado” sus prioridades y sus planes de vida.
Recuperación de los pequeños momentos y rituales: un cambio en la forma de relacionarnos con el espacio y las personas, donde prima el tiempo presente y la calidad, así como la recuperación de aficiones y rutinas pospuestas.
Mayor consciencia de nuestro impacto: ha crecido la consciencia de las personas sobre el impacto y consecuencias que tienen nuestros actos en general, tanto de consumo como de vida y relaciones.
2. Healthquity: cómo evolucionamos del “bienestar” al “bienser”.
Mayor demanda de productos y servicios para el bienestar: se ha producido un aumento de la demanda de productos y servicios que nos ayudan a incorporar nuevos hábitos de bienestar a nuestro día a día, como el ejercicio físico o el mindfulness.
Alimentación saludable: la alimentación saludable y casera se ha normalizado como parte de un nuevo ritual para cuidar de nuestra salud.
Monitorización de la salud colectiva: se han creado nuevos sistemas para monitorizar la salud de los ciudadanos y así velar por el bienestar común.
Normalización de la salud emocional: se han creado nuevos canales para atender de forma protagonista la salud emocional individual y colectiva de la población, eliminando tabúes al respecto.
3. Transhabitancia: una nueva forma de habitar y transitar en el mundo.
Lo digital rompe barreras físicas: las limitaciones geográficas disminuyen gracias al auge de lo digital que rompe fronteras en todos los cambios y esferas.
Búsqueda de protección y pertenencia: nuevos rituales de limpieza, orden y decoración en el espacio privado para potenciar el bienestar generando protección y pertenencia.
Menor densidad de actividad en el espacio: se produce una dispersión de los flujos de actividad en espacios comunes, tendiendo a la descentralización.
Movilidad menos espontánea: disminuyen los desplazamientos casuales o espontáneos. Las distancias se acortan y el desplazamiento es más individual.
4. Neoeconomías humanas: hacia nuevos sistemas económicos más diversos y sociales.
Auge de la gig economy y nuevas modalidades de trabajo: el auge del comercio electrónico y la estancia en casa, así como la pérdida de empleo ha generado y generará una creciente oferta de personas y perfiles por cuenta propia.
Nacimiento de la economía de la salud: auge en el ámbito de la salud, donde compañías y marcas están invirtiendo en nuevas propuestas de valor que ponen en alza esta tendencia.
Aparición de la capitalización de lo social: han aparecido nuevas etiquetas con apellidos “para lo social”: economía de la confianza, economía de la seguridad, economía de lo social, economía de la salud.
Puesta en valor de la economía circular y la economía con propósito: impulso de las marcas con valores, empresas con propósito social y la sostenibilidad como horizontes más deseables.
5. Responsa-habilidad corporativa: compañías que deciden no conformarse con palabras y activan sus propósitos.
Auge de la certificación B-corp: las empresas que han conseguido la certificación B-Corp -que mide el desempeño social y medioambiental a nivel corporativo- no han dejado de crecer durante la crisis.
Empresas con propósito, las más resilientes: las empresas que tienen alineados sus objetivos de negocio con el impacto social han sido las menos afectadas por la crisis, ya que cuentan con consumidores más fieles y comprometidos con la causa.
Las inversiones de impacto, sin efecto de la crisis: las inversiones con impacto social han ganado un enorme interés en el último año y, en especial, durante esta crisis.
Auge de las empresas que se comprometen: auge de organizaciones y compañías que han contribuido y aportado más allá de sus modelos de negocio durante la pandemia.
6. Socialcracia: nuevos paradigmas organizativos para nuevas necesidades.
Refuerzo del estado de bienestar: implementación de medidas para garantizar el estado del bienestar, como la renta mínima. También se han puesto en valor servicios como la educación y la sanidad.
Nuevas necesidades y básicos en los hogares: incremento en la demanda de nuevos pisos con terrazas y espacios abiertos, y habitaciones múltiples para teletrabajo. Hoy son una necesidad básica la conexión a internet y muebles adaptados para el trabajo.
Se acentúan las desigualdades ya existentes: se visibilizan muchas de las desigualdades que vivíamos, sobre todo en segmentos de población desfavorecidos por edad, nivel de conocimiento o nivel socioeconómico.
7. La revolución pandigital: por qué nuestro mundo está transcendiendo lo físico.
Auge del comercio electrónico: ha multiplicado su cuota de mercado por tres como forma de mantener la actividad de los comercios.
Auge del teletrabajo: el teletrabajo se ha normalizado para garantizar la seguridad de los empleados. Según datos del INE, en España se ha pasado de un 5% (2019) a un 34% de la población ocupada.
Uso de las redes sociales: el consumo de las redes sociales ha aumentado en este periodo como un canal donde generar comunidad y mantenerse conectado.
Auge de las tecnologías de realidad virtual: se ha producido un auge de soluciones que permiten crear experiencias virtuales para trasladar la experiencia del cliente en el espacio físico.
8. Growfidence: la transparencia como base del desarrollo de las compañías
Fake news vinculadas al coronavirus: aumento de los bulos relacionados con el COVID-19. La “Alianza Corona Virus Facts” ha descubierto más de 3.500 informaciones falsas o engañosas en más de 70 países.
Mayor preocupación por la seguridad en la cadena de valor: los consumidores ahora muestran una mayor preocupación por el origen y manipulación de los productos a lo largo de la cadena de producción.
Toma de consciencia al compartir datos: el usuario ahora es mucho más consciente sobre los peligros que conlleva compartir los datos personales, por lo que exige mayor transparencia.
9. Enriquecrecimiento colectivo: trabajamos juntos por el bien común.
Aumento de la colaboración digital: se ha potenciado el uso de las herramientas digitales para trabajar colaborativamente desde cualquier lugar dando respuestas a necesidades laborales, sanitarias y socioeconómicas.
Auge del Open Source: se ha producido un auge de las redes Open Source en las que las compañías han compartido su conocimiento. La web desarrollada a partir del proyecto «Lo Que Vendrá Después» es un claro ejemplo de esta tendencia.
Recuperación de las redes vecinales: se han reforzado y creado nuevas redes de apoyo local para ayudar a colectivos vulnerables y pequeños negocios.
10. Anti-fragilidad: cómo afrontar los cambios inesperados, convirtiéndolos en oportunidades
Empoderamiento social: las personas se han hecho más fuertes ante esta difícil situación y han dejado de apoyar causas de forma indirecta para pasar a la acción directa.
Adaptación de modelos de negocio: se ha visibilizado que la capacidad de adaptación y flexibilidad de las grandes empresas es posible y necesaria.
Necesidad como oportunidad: las nuevas necesidades surgidas en este periodo han sido rápidamente detectadas y transformadas en oportunidades para impactar positivamente.