En el último trimestre del año hemos recibido numerosas propuestas para la reforma del sistema de pensiones entre las que destacan la creación de un fondo público de empleo, la reducción de los incentivos fiscales de los planes de pensiones individuales, la revalorización de las pensiones con el IPC o el planteamiento de un nuevo mecanismo de equidad intergeneracional.
Sin embargo, puede que todos estos gestos sean en vano. “Son medidas que no son suficientes para mejorar la sostenibilidad ni la autosuficiencia del sistema”, advierte Rafel Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, recordando antes que las propuestas aún no son definitivas. “El sistema no será capaz de generar por sí mismo recursos suficientes como para atender todas las obligaciones de pago en las próximas décadas como resultado de dos noticia muy positivas: el aumento la esperanza de vida y la jubilación del babyboom”, añade.
El impacto del primer paquete de reformas
Según explica Doménech, el déficit del sistema en 2022 será de 28.000 millones de euros, unos 2.800 anuales por pensionista. Pero, si sumamos el efecto de haber derogado el IRP y el factor de sostenibilidad (implantados en la reforma de 2013), el déficit aumentará unos cuatro puntos porcentuales, lo que equivale a 5.000 euros adicionales por pensionista. “El agujero empieza a ser importante”, alerta Doménech.
Para Fernando Faces García, economista y profesor en San Telmo Business School, se trata de una reforma parcial, un parche. “Hay que trabajar tanto en los gastos y los ingresos y casi todas las medidas se centran en los gastos, lo cual da lugar a un déficit brutal, entre el 4 y 5% anual hasta el año 2050, lo que hace las cuentas insostenibles”, advierte.
Además, critica que, a pesar de que el conjunto de las pensiones está totalmente conectado con el resto de la economía, se pretende solucionar el problema dentro del sistema. “Si queremos mejores salarios para que la tasa de sustitución sea alta tendremos que trabajar sobre la productividad, para ello hay que trabajar antes sobre la educación”, señala. “Avanzamos en contra de lo que nos piden y de lo que necesitamos porque tenemos una visión parcial e ideológica del tema de las pensiones”, añade.
José Antonio Herce, presidente del foro de expertos del Instituto BBVA de Pensiones, alerta de que el paso atrás que hemos dado derogando los “imperfectos mecanismos del IRP y el factor de sostenibilidad, que se podrían haber perfeccionado, nos va a costar mucho esfuerzo y dinero”. “Derogando la reforma de 2013 con este primer paquete retrocedemos una década”, lamenta. Además señaló que cada punto porcentual de inflación son 1.700 millones de euros de más gasto en pensiones, importe que se consolida cada año. Ese coste futuro supondrá un valor presente de 10 veces más.
Asimismo, considera que la medida que los sustituye, la revalorización de las pensiones con el IPC, es asimétrica al modificar las pensiones solo cuando el indicador sube, pero no cuando baja. “Introducir el IPC va a ser brutal para el sistema desde el punto de vista de la sostenibilidad”, completa Faces.
Respecto a la subida del 0,6% de las cotizaciones, Rafael Doménech ha señalado que “la propuesta dice que las personas que están trabajando van a pagar, pero no van a generar derechos pensionables. Pasamos de una cotización social a un impuesto”. “Si optamos por un mecanismo que grava aún más el factor trabajo que es lo que queremos crear ponemos más dificultades a la financiación de un sistema de pensiones más sostenible”, advierte.
Objetivo: converger con países referencia en Europa
Todas estas reformas tienen su origen en las condiciones que ha impuesto Bruselas para que podamos recibir los fondos Next Generation. “A cambio se nos pide, para que estos fondos tengan el mayor efecto multiplicador a largo plazo, hacer una serie de reformas que mejoren nuestra tasa de empleo, productividad, sistema educativo, transición energética, digital y la sostenibilidad de las cuentas públicas, asegurando la sostenibilidad de las pensiones”, explica el experto de BBVA Research.
Por lo que si queremos converger con países referencia en Europa tenemos que hacer lo que ellos llevan haciendo en materia de pensiones décadas. Sin embargo, Doménech considera que estamos yendo en la dirección contraria.
Un sistema complejo y contradictorio
Para Fernando Faces uno de los problemas del sistema es que es tan complejo y contradictorio que no hay una jubilación que se haya calculado con los mismos ingredientes. “Al no haber una percepción clara, el sistema adolece de falta de transparencia y sin ella es difícil tomar decisiones”, señala.
Una opinión que comparten el resto de los expertos y que creen que se solucionaría con la implantación de un sistema de cuentas nocionales, un modelo más transparente y claro. “Nuestra salida es converger al modelo europeo, con el modelo nocional y complementos del segundo y tercer pilar”, invita Faces.
Sin embargo, otro de los problemas es la escasa educación financiera y cultura del ahorro previsional en España. “Así como la alfabetización financiera en la escuela es fundamental para la salud financiera de la población, la salud financiera es una fuente de externalidades positivas gigantesca”, señala Herce.