Somos uno de los países más longevos del mundo, una buena noticia que no está exenta de desafíos, como, por ejemplo, financiar este tiempo extra de vida. Nuestro sistema público de pensiones tiembla y los españoles tampoco contamos con una cultura del ahorro que nos permita prepararnos para el futuro.
La realidad es que hay grandes retos para España a corto y medio plazo para tener un sistema competitivo y sostenible. La generosidad de nuestro sistema público no es viable, la tasa de sustitución es de las más altas (en torno al 80%), y los expertos vaticinan una reducción progresiva ante la imposibilidad de mantener estas tasas y la necesidad de aproximarnos a la de nuestros vecinos europeos.
Por lo que la pensión pública tendrá que complementarse con otros dos pilares: los planes individuales y de empleo, tal y como ocurre en países de nuestro entorno. Respecto a este último, según destaca Herald Ortner, director general de OVB, España tiene un gran déficit ya que solo las grandes empresas se los pueden permitir. En este sentido, el experto valora la nueva ley de planes de empleo de promoción pública como “un punto importante”. Por otro lado, el tercer pilar, el individual, ha sufrido un recorte en sus incentivos fiscales, una medida muy criticada por los expertos del sector.
Estas reflexiones surgen de un encuentro organizado por OVB para presentar su «Informe sobre la Situación de las Pensiones en España 2022. Cambios regulatorios y repercusiones para los españoles” y debatir sobre los desafíos a los que se enfrenta nuestro sistema de pensiones.
Dos líneas que vigilar y defender: la sostenibilidad y suficiencia del sistema
Para atajar la sostenibilidad a corto plazo, según explica José Manuel Jiménez, director de Desarrollo de negocio de Santalucía y del Instituto Santalucía, se ha decidido traspasar los gastos impropios de la seguridad social a los presupuestos generales del estado (PGE). En la línea de la suficiencia se ha actuado por dos vías: sustituir el IRP (Índice de Revalorización de las Pensiones) por un sistema que liga las pensiones al IPC, y acercar la edad real de jubilación a la legal.
Otro punto es la introducción del MEI (mecanismo de equidad intergeneracional) que deroga al Factor de Sostenibilidad. “Con esto, el gobierno reconoce que vamos a tener una tensión en los próximos años con las jubilaciones de los babyboomers”, explica Jiménez.
Sin embargo, advierte que llamarlo intergeneracional es erróneo porque cuando tengamos ese fondo también tendremos un déficit mayor y lo tendrán que pagar los jóvenes. “Ahora hay más suficiencia para el jubilado, pero se genera un fondo que seguramente no sea suficiente”, aclara.
Las pensiones que entran en el sistema lo hacen con déficit
Los expertos coinciden en que estas medidas funcionan como parches para un problema estructural que merecería una reforma de la misma magnitud.
“A largo plazo existen unas tensiones que forzarán al sistema a seguir tomando medidas, porque todas las decisiones que se han tomado para la suficiencia, más las cuestiones demográficas, más que todas las pensiones que entran en el sistema entran con déficit, es decir, sus aportaciones no cubren las pensiones que van a recibir, harán que, a partir de 2030, nos tengamos que volver a replantear qué ocurre”, alerta Jiménez.
Si la situación es tal, ¿por qué no se atajan reformas estructurales? Esmeralda Gómez, escritora e inversora, autora del libro “¿Quieres cobrar tu pensión?”, explica que “si tenemos en cuenta que el gobierno necesita la opinión pública, con un 25% de la fuerza votante que son los jubilados, con gobiernos de 4 años, las medidas que se toman habitualmente no son para el bien del pueblo sino para garantizar el voto. Las reformas que se están haciendo son paliativas, no en el largo plazo”, insiste.
“Nuestro sistema de previsión social es insostenible y esto tiene un coste político porque nadie está dispuesto a asumir esa reforma estructural”, añade Elena Aranda, directora de Vida, Ahorro y Protección en AXA España.
Armonía en los tres pilares
Ante las reformas que han incrementado los beneficios fiscales de ahorrar a través del segundo pilar frente al primero, Aranda invita a buscar «la armonía de los tres pilares”, e insiste en que debemos reclamar un hoja de ruta que haga nuestro sistema más sostenible en el tiempo y que no menoscabe la parte privada. «No entiendo las reformas de coartar e impedir el ahorro privado”, confiesa.
Ortner señala, además, que no es positivo haber bajado los límites de los planes individuales. “Es un error confrontar el plan de empleo con el individual, se tienen que complementar”. Gómez también reclama un juego multipilar y se atreve incluso a rescatar un cuarto pilar: la educación financiera.
La experiencia de otros países
El problema de la sostenibilidad de las pensiones lleva presente mucho tiempo, pero no hemos aplicado bien el refranero español, dejando para mañana lo que deberíamos haber hecho hoy. Otros países de nuestro alrededor sí que han tomado medidas con más antelación, no son perfectas, pero al menos, según destaca Ortner nos permiten echar un vistazo a lo que han hecho otros.
Un ejemplo son las cuentas nocionales, un sistema muy comentado y propuesto por los expertos del sector. “Hay que tener unas pensiones suficientes, pero hay que preocuparse de que a largo plazo sean sostenibles”, advierten desde Santalucía. Para ello, proponen el sistema de cuentas nocionales, que es de reparto, no de capitalización, y «es un sistema más equitativo, porque busca el equilibrio actuarial, más transparente y flexible. Si no hacemos cambios estructurales tendremos que buscar más fondos vía impuestos o cotizaciones”, advierte Jiménez.
La necesidad de realizar una correcta planificación
Óscar Freire, director de Operaciones de Planes de Pensiones de Caser, recuerda que en 2050 habrá tres personas trabajando por cada dos retiradas, un dato que complica mantener el nivel de las pensiones públicas con este sistema. El desafío es enorme y amenaza nuestro bienestar futuro como jubilados.
Por ello, una correcta planificación de nuestro futuro es vital. “A lo largo de la vida activa tendremos diferentes productos que nos pueden ayudar al momento de la jubilación, necesitamos un asesoramiento y alguien que nos ayude a entender qué vehículos son mejores según la finalidad”, recuerda Freire.
Como conclusión, Otner anima a favorecer la innovación en los productos financieros. “Esperamos que haya productos que faciliten al ciudadano poder ahorrar, con un sentido finalista y con mayores beneficios fiscales que los demás. Creo que hay muchos ejemplos de otros países de los que podemos aprender”, asegura.