El debate de las pensiones continúa. El tira y afloja respecto a la reforma es cada vez más tenso, pero los expertos ajenos al plano político coinciden en que las medidas propuestas no son suficientes ni acertadas. “La reforma que está en debate en el Congreso no es suficiente para asegurar la sostenibilidad, una condición necesaria que si no se cumple puede poner en riesgo la suficiencia del sistema”, señaló Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, en un encuentro organizado por BBVA.
Por un lado, según explica, la reforma traslada el déficit del sistema de pensiones al Estado. Un medida que según sus cálculos implica que, a pesar de la recuperación económica, el déficit no bajará del 2,5% del PIB, por lo que serán necesarias transferencias del estado a la seguridad social porque no es capaz de generar recursos suficientes para pagar las pensiones. “Estas transferencias reducen la contributividad y la suficiencia y supone una carga muy asimétrica entre generaciones”, alerta Doménech.
Por otro lado, hay medidas como la sustitución del factor de sostenibilidad, que en principio será sustituido por un mecanismo de equidad intergeneracional que no conocemos. Y por otro, las pensiones se revalorizarán según la inflación. Además, se incentiva el retraso de la edad de jubilación con nuevos coeficientes.
“La derogación del factor de sostenibilidad y el IRP (Índice de Revalorización de las Pensiones) supone, al menos, un 4% del PIB en las próximas décadas de más gasto. Es decir, 5.000 euros anuales por cada pensionista actual. No se da una idea de la carga que esto supone en términos de sostenibilidad”, explica Doménech.
A estos cambios y sus consecuencias hay que añadir otra importante: la pérdida de confianza en el sistema. “Desde mediados de los 90 se pierde confianza en el sistema. Resulta preocupante, porque a pesar del buen rendimiento no se confía en el sistema. Habría que generar un entorno institucional de confianza hacia el sistema. Me gustaría que esta reforma promoviera el aumento de confianza y es lo que dudo que consiga, al menos en esta primera tanda de reformas”, resalta Elisa Chuliá, miembro del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones.
Para Enrique Devesa, profesor titular del departamento de Economía Financiera y Actuarial de la Faculta de Economía de la Universidad de Valencia, lo primero que se ha aprobado ha sido “lo más fácil y lo más vistoso”. Respecto a las transferencias, el experto señala que “más que un maquillaje, es una operación estética”.
Las reformas encaminadas a retrasar la edad de jubilación no contienen el gasto
Respecto a las nuevas normas planteadas que pretenden acercar la edad real de la jubilación a la edad legal y alargar las carreras, Doménech considera que no son suficientes, además, insiste en que aumentarían el gasto en pensiones.
“Si esta reforma tiene éxito en conseguir convencer a las personas de que retrasen su jubilación, el efecto sería un mayor gasto para el sistema. Porque tiene una serie de coeficientes reductores tan grandes que, si se retrasa la jubilación, ese coeficiente no aplica, por lo que el gasto en pensiones aumenta”, aclara. “Si el objetivo es reducir el gasto en pensiones no está bien alineado, si el objetivo es retrasar la edad de jubilación porque sí, puede conseguirlo”, añade. Además, para Doménech, aumentar la edad legal, en un contexto en el que cada vez vivimos más, es “una de las medidas más potentes para equilibrar el sistema”.
En cuanto a la ampliación de los años cotizados para el cálculo de la pensión, Enrique Devesa explica que se llegó a plantear un aumento hasta los 35 (actualmente se calcula en base a los 25 últimos años cotizados). “El efecto de esta ampliación, manteniendo el mismo criterio de ahora, sería de una reducción de la pensión promedia de un 8%, lo que hizo saltar las alarmas”, explica. “Pero el problema es que si amplías a 35 pero luego eliges los 25 mejores años empeoras la sostenibilidad, en lugar de reducirse un 8% aumentaría un 6%”, advierte.
Por su parte, Elisa Chuliá ha metido en el debate un factor imprescindible: la esperanza de vida. Un concepto, a sus ojos, fundamental para entender la situación y la necesidad de las reformas. “Me sorprendió que desde el gobierno se haya defendido la derogación del Factor de Sostenibilidad diciendo que era injusto y estaba mal diseñado, esos calificativos merecen una explicación. No se trataba de perjudicar a nadie, sino de introducir un factor extraordinariamente importante en la reforma de las pensiones y en el cálculo. No debemos engañar a nadie respecto a los objetivos y las propuestas, conviene dejar clara la importancia de este concepto”, añade.
La posible respuesta a los desafíos: un sistema de cuentas nocionales
Para algunos de los mayores desafíos, los expertos encuentran la respuesta en la adopción de un sistema de cuentas nocionales. Por ejemplo, ante la necesidad de acercar la edad real a la edad legal de jubilación y promover carreras más largas, el Doménech propone servirnos de la experiencia de otros países. “Un sistema de cuentas nocionales que es de reparto hace que el sistema sea autosuficiente y proporciona información a lo largo de la carrera laboral que genera incentivos para alargar la jubilación voluntariamente y a cambio cobrar pensiones mayores”, explica Doménech. Respecto a la polémica de los años cotizados para calcular la pensión, Devesa señala que, “desde un punto de vista equitativo yo me iría a toda la carrera laboral, algo que también se hace en las cuentas nocionales”.
Tal y como explica Rafael Doménech, una de las principales características de este sistema es que es de reparto, es decir, las cotizaciones de los que trabajan hoy pagan las pensiones de las que están jubiladas. “Tiene unas características muy atractivas, es autosuficiente (genera recursos suficientes para pagar las pensiones y no depende de los recursos que genera el estado para realizar transferencias y así cerrar el déficit) y es contributivo (cada euro se apunta de manera virtual en una cuenta durante toda la carrera laboral, lo que genera derechos de pensiones)”, explica.
Las cuentas nocionales también resolverían otro problema de las pensiones, el de la cotización de los autónomos. Según explica Devesa, la pensión media de los autónomos es baja, pero es consecuencia de haber cotizado por bases muy bajas. En este sentido, Doménech señala que lo importante es que con el sistema que tenemos cada euro de cotización de un autónomo no vale lo mismo que una asalariado, y con las propuestas que se han avanzado tampoco. “Lo importante es evitar este arbitraje, que afecta también al mercado laboral con la aparición de falsos autónomos. Un sistema de cuentas nocionales es un sistema que garantiza que cada euro dará lugar al mismo tipo de pensiones. Aumenta la contributividad, es más justo y evita la asimetría”, apunta.
Sin embargo, Devesa se lamenta de que ningún partido político contempla el paso a un sistema de cuentas nocionales. Por otro lado, Elisa Chuliá recuerda y se lamenta de que uno de los mayores problemas del actual sistema es que “ha generado un desentendimiento del importe de la prestación que nos acompañará hasta el final de nuestras vidas», algo que «no sucedería en un sistema de cuentas nocionales”.