A pesar de los beneficios que ofrecen las rentas vitalicias, la percepción que tienen los participantes sobre ellas y sobre los planes de jubilación sigue siendo un obstáculo considerable. De hecho, según aconseja la última edición del informe “Cerulli Edge—U.S. Retirement Edition”, los gestores deberían considerar la comercialización de productos de ingresos garantizados como parte de una estrategia de ingresos para la jubilación diversificada, en lugar de presentarlos como una solución completa.
“Las rentas vitalicias siguen enfrentando problemas de percepción debido a las altas comisiones, su complejidad, la falta de transparencia y las preocupaciones sobre la solvencia de las aseguradoras, factores que disuaden a los participantes en los planes de jubilación. El equilibrio entre liquidez y un flujo de ingresos garantizados resulta poco atractivo para muchos participantes. Si bien las rentas vitalicias proporcionan pagos predecibles, lo hacen a costa de limitar el acceso del participante a su capital”, explica Idin Eftekhari, analista senior de Cerulli.
De hecho, según los datos de Cerulli, en 2024, el 91% de los gestores de activos consideraba que los productos de rentas vitalicias tienen un estigma negativo, en comparación con el 79% en 2019. Desde la firma explican que aunque el porcentaje de quienes «totalmente están de acuerdo» ha disminuido ligeramente, el nivel general de acuerdo ha aumentado, lo que indica que más gestores de activos reconocen la persistencia de este estigma.
Al mismo tiempo, reconocen que existe una creciente incertidumbre o divergencia de opiniones entre los gestores de activos sobre la necesidad de contar con ingresos garantizados en las soluciones de jubilación. En 2019, el 42% de los gestores de activos creía que una solución efectiva de ingresos en los planes debía incluir un componente garantizado; sin embargo, en 2024, este porcentaje disminuyó al 37%. Mientras tanto, la neutralidad ha aumentado (del 18% al 25%), mientras que el desacuerdo general se ha mantenido estable (39% en 2019 frente al 38% en 2024).
“Mientras que algunos participantes priorizan la liquidez y el potencial de crecimiento, otros valoran más la tranquilidad que proporciona un flujo de ingresos garantizado. Estas personas se sienten cómodas destinando una parte de sus activos de jubilación a una renta vitalicia, asegurando así un flujo de efectivo predecible para cubrir gastos esenciales. Para este grupo, la compensación entre liquidez y seguridad es aceptable, ya que los pagos garantizados ayudan a reducir la ansiedad ante la volatilidad del mercado y el riesgo de longevidad”, añade Eftekhari.
Desde Cerulli destacan que reconocer las diferentes preferencias será fundamental para diseñar estructuras efectivas en los planes de contribución definida (DC). “Estos planes pueden ofrecer estrategias estructuradas de retiro que brinden flexibilidad y, al mismo tiempo, mitiguen el riesgo de longevidad, en lugar de incorporar un componente estricto de ingresos garantizados. Los fondos con fecha objetivo (target-date funds), los fondos de pago gestionado (managed payout funds) y los marcos dinámicos de retiro representan alternativas viables a la renta vitalicia”, afirman. Y añaden que estos enfoques permiten a los participantes mantener exposición al crecimiento mientras aplican metodologías de retiro sistemático adaptadas a sus necesidades de gasto.
«Si bien el atractivo de los ingresos garantizados es comprensible, al ofrecer a los jubilados un flujo de pagos predecible, no necesariamente debe considerarse un requisito imprescindible. Los gestores de activos comprometidos con la distribución de productos de ingresos garantizados deben colaborar con los administradores de registros para mejorar la educación, el servicio y el apoyo a los participantes», concluye Eftekhari.