Siguen las conversaciones sobre las medidas para reformar el sistema de pensiones, el cual se ve obligado a responder a los cambios demográficos que experimenta España, especialmente a las previsiones de que en 2050 habrá tres personas en edad de trabajar por cada dos personas mayores de 65 años. El reto es mayúsculo y para los expertos José Antonio Herce y Rafael Doménech las medidas propuestas no se adecúan a la magnitud del desafío, que, además, se ha amplificado con la pandemia. Esta es una de las principales conclusiones del evento organizado por BBVA: “Las pensiones después de la pandemia”.
Concretamente, la crisis ha generado un déficit mayor y los números que hemos conocido así lo confirman. En 2020, los ingresos han caído casi un 4%, bastante menos de lo que ha caído el PIB, pero los gastos del sistema han aumentado un 4,3%. Por lo tanto, el déficit contributivo se ha ido a más de 30.000 millones, lo que equivale al 2,7% del PIB de 2020, frente al 1,5% que teníamos en 2019, narra Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico en BBVA Research. Si aterrizamos estas cifras, se puede decir que el déficit equivale a unos 3.500 euros al año por pensionista y unos 1.600 euros al año por cotizante a la seguridad social.
“A pesar de que se espera una recuperación muy intensa del PIB, no será suficiente para reducir el déficit del sistema de pensiones. De hecho, aumentará en términos absolutos y se estabilizará en el 2,5% del PIB. En conclusión, salimos de la crisis con un déficit mayor”, advierte Doménech.
Sin embargo, el déficit de las pensiones no es algo que debe analizarse de manera aislada y hay que tener en cuenta el impacto en la deuda pública del país. “La deuda del estado está en el 125% del PIB, y el déficit de la seguridad social no ha aumentado más porque los ERTEs han hecho de colchón de contención que, sin embargo, ha tenido que asumir la caja única del estado. Lo que no aflora en el déficit de las pensiones, lo hace en el déficit del estado y la deuda pública”, alerta José Antonio Herce, presidente del foro de expertos del Instituto BBVA de Pensiones.
Las medidas propuestas para reformar el sistema no eliminan el déficit
Volviendo a las medidas propuestas para la reforma del sistema de pensiones, Doménech insiste en que “no lo llamaría una reforma integral porque el sistema va a seguir teniendo un déficit contributivo”. Un déficit que va a aumentar por el hecho de que vivimos más y de la jubilación del baby boom. “Estas buenas noticias hay que pagarlas. Algunas de las medidas aumentarán el déficit, es cierto que otras tratan de reducirlo, pero creo que lo más importante es que no lo eliminan”, alerta.
De hecho, según explica el experto, cada nueva pensión genera más derechos de lo que se ha cotizado en la carrera laboral. En promedio, los pensionistas reciben entre un 40% y un 70% más de lo que se ha cotizado. “Con esta reforma tratan de trasladar, bajo el principio de separación de fuentes, el déficit de las pensiones al Estado, por lo que no resuelve el problema de fondo como han hecho otros países”, añade.
Por su parte, Antonio Herce insiste en que nunca se ha hablado de una reforma integral y la que se plantea será “muy limitada”. “Hemos pasado a una reforma de cuatro o cinco medidas a una de dos paquetes”, señala. Respecto a una de las pertenecientes al primer paquete, las penalizaciones y bonificaciones para aproximar la edad efectiva y legal, el experto considera que “adolecen de bastante imprecisión”. “Me da la impresión de que si queremos un efecto masivo nos costaría más de lo que ahorraríamos”, apunta. Una afirmación a la que se suma Doménech.
Planificación en las finanzas, la formación y la carrera laboral
Según explica Rafael Doménech, tenemos que aspirar a que en la etapa de jubilación tengamos la misma renta que cuando estamos activos. Para ello es muy importante la planificación tanto en la formación continua como en la carrera laboral y en el plano financiero. “Para llevar a cabo esa planificación que nos permita tomar mejores decisiones, necesitamos información y nos la tienen que dar el primer (pensión pública), segundo (planes colectivos) y tercer pilar (planes individuales)”, completa.
En este sentido, Herce insiste en la importancia de actuar por la vía de los complementos de pensiones, tal y como se ha hecho ya en otros países que han logrado atajar los desafíos de la longevidad. Un punto en el que Doménech, en referencia a la reciente reforma de la fiscalidad de los planes individuales y de empleo, ha insistido en que “necesitamos neutralidad regulatoria y fiscal entre el segundo y tercer pilar”.
Cuentas nocionales, un sistema transparente y que se ajusta a todas las realidades
Las cuentas nocionales son uno de los sistemas de los que más se habla y que ambos expertos defienden. “Si estuviéramos en un sistema de reparto sobre la base de cuentas nocionales o individuales se tendría en cuenta lo cotizado durante toda la carrera laboral y además el sistema podría ser flexible en cuanto a la edad”, señala Doménech.
En el sistema de cuentas nocionales, como el que funciona en Suecia, se totalizan las cotizaciones efectivamente pagadas, se capitalizan a un tanto nocional (que puede ser, por ejemplo, el crecimiento del PIB o de los salarios) y se divide por la esperanza de vida de los trabajadores que se jubilan, siendo el resultado la cuantía de la pensión.
Gracias a ello, en todo momento los trabajadores pueden calcular qué pensión recibirían, pudiendo tomar de manera informada la decisión de permanecer más tiempo o no en el mundo laboral.