Chile cuenta desde 1980 con un régimen de pensiones obligatorio de capitalización individual de contribución definida, administración privada, libre competencia y opciones de elección para el afiliado. Esta libertad de elección se materializa en la existencia de cinco multifondos que permiten al afiliado distribuir su ahorro en función de su edad y perfil de riesgo.
Los traspasos entre multifondos, que han alcanzado máximos históricos durante 2020, implican cambios importantes en el asset allocation de las carteras de fondos de pensiones generando distorsiones en los precios de determinados activos locales, que pueden incluso afectar a la estabilidad financiera del país.
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