En 2018 los planes de pensiones han experimentado un «annus horribilis» en términos de rentabilidad, en línea con lo que ha sucedido tambien en los fondos de inversión. Aún así, 2018 no ha sido una excepción, pues son pocos los planes de pensiones que ofrecen una rentabilidad atractiva para el ahorrador, al menos en el corto plazo.
Además de la rentabilidad, la fiscalidad es otro aspecto que resta atractivo a este producto. Según José Trecet, responsable de contenidos de Preahorro.com, la fiscalidad de los planes permiten desgravar por el dinero aportado, pero después esto se paga con creces al recuperar el dinero. «Al rescatar el plan de pensiones se pagan muchos más impuestos que con otros productos y esta relación entre fiscalidad positiva al aportar y negativa al recuperar el dinero tiende a compensar a las rentas más altas. Como norma general, a quienes ganan menos de 40.000 o 50.000 euros, no les interesará invertir en planes”, asegura.
Es un reto, por lo tanto, para el sector financiero obtener mejores resultados en este producto. En opinión de Manuel Álvarez, secretario general de la Organización de Consultores de Pensiones, en 2018 los mercados tanto de renta variable como de renta fija han estado a la baja y la renta variable europea ha tenido especialmente un mal comportamiento. “Mientras el primer hecho no es para nada imputable a los planes de pensiones, el segundo sí que señala la necesidad de que nuestros fondos de pensiones diversifiquen globalmente mejor” apunta.
Más allá de los planes de pensiones
Una idea que Álvarez y Trecet compartieron recientemente en la conferencia organizada por Value School «Cómo ahorrar e invertir para la jubilación», es que cuando hablamos de ahorro y jubilación los planes de pensiones son los primeros que vienen a nuestra cabeza. Sin embargo, existen otros instrumentos de ahorro que puede que, según nuestro perfil, nos resulten mucho más atractivos. “En el mercado hay muchos productos pensados para el ahorro a largo plazo como planes de pensiones, PIAS y otros seguros de ahorro en general. Al final, los planes de pensiones no son más que un instrumento concreto con unas ventajas y desventajas concretas. De hecho, por esas mismas características no son la mejor solución para el común de los españoles, pero sí para quienes tienen rentas más altas” defiende Trecet.
Para Álvarez, los fondos de inversión son la mejor opción debido a la exención fiscal que disfrutan en los traspasos. “No hay que pagar impuestos cuando se salta de un fondo a otro, algo que habrá que hacer para adaptarse a las circunstancias del mercado. De esta forma, se evita pagar entre un 19% y un 23% por las plusvalías que se obtengan, lo que hará crecer los ahorros más rápidamente».
Los fondos indexados son otra de sus propuestas por sus comisiones más bajas. «Las estrategias de gestión pasiva son idóneas para quienes quieren realizar aportaciones periódicas y no quieren destinar mucho tiempo a gestionar su dinero”, añade.
Suiza, ¿un ejemplo a seguir?
Las propuestas anteriores son, en cualquier caso, una opción de ahorro individual que corresponde asumir a los propios ciudadanos. Sobre la mesa, además, deberían de estar otras fórmulas que fomentan el ahorro para la jubilación desde la óptica de las propias empresas y sus trabajadores. Trecet defiende una modernización del actual sistema de pensiones que incluya las cuentas nocionales, tal y como se hace en países como Suiza. “Suiza funciona con tres tipos de pensiones. Las primeras garantizan una pensión mínima para quienes no alcanzan el mínimo para vivir, se denomina garantipension. Las otras dos pensiones se financian con las contribuciones de los trabajadores y las empresas” explica Trecet.
La ikonstpension es un sistema de capitalización individual con planes de pensiones de empleo a los que el trabajador aporta un 7% de su salario bruto mediante contribuciones definidas y al que se suma un 10% del salario que aportan las empresas. En total, el tipo de cotización es del 18,5% y un 16% se destina a la cuenta nocional. El 2,5% restante es lo que se conoce como premiepension y que lo forma el sistema individual de pensiones. “En otras palabras, el Estado obliga a los trabajadores a invertir un 2,5% de sus aportaciones en un plan de pensiones de su elección. Cada trabajador puede elegir entre varios fondos que se comercializan en el país, incluido el plan de pensiones del Estado. Esto hace que el propio Estado tenga que gestionar bien el dinero de las pensiones (no como ocurre en España), porque si no el trabajador optará por otro plan” aclara Trecet.