El debate sobre las pensiones y las posibles soluciones al reto de la suficiencia de las mismas está cada vez más encendido. Mientras los planes de pensiones, el producto financiero diseñado para el ahorro individual, encadena su enésima reforma para ganar atractivo, desde el sector asegurador plantean alternativas como las rentas vitalicias.
Se trata de un seguro cuyo objetivo es, al igual que los planes de pensiones, complementar la pensión pública con, eso sí, algunas diferencias notables. «No son productos incompatibles. Podemos realizar aportaciones a un plan de pensiones durante nuestra vida laboral y transformarlo en una renta vitalicia en el momento de la jubilación», ha explicado Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa.
Durante la presentación del informe “Soluciones para la jubilación. Naturaleza, ventajas, defensa y fomento de las rentas vitalicias en España” elaborado por Afi en colaboración con Unespa, se ha explicado su funcionamiento y ventajas. “Las rentas vitalicias son un seguro que evita que una persona sobreviva a sus ahorros ya que son para toda la vida”, destaca José Antonio Herce, profesor de Afi Escuela de Finanzas y codirector del estudio.
El estudio de Afi muestra que las reformas de 2011 y 2013 provocarán una caída media del poder adquisitivo de alrededor de 350 euros al mes a una persona que se retire hoy a lo largo de su vida como jubilado. Así, se estima que unos 63.000 euros son suficientes para afrontar la constitución de una renta vitalicia que compense esa pérdida de poder adquisitivo. Esos 63.000 euros equivalen a una tercera parte del patrimonio medio actual de los hogares encabezados por personas mayores de 65 años.
Lo habitual es que este producto se contrate una vez se llega al momento de la jubilación y a partir de un patrimonio generado durante toda la vida laboral o de un bien inmueble del que se disponga en propiedad. Y es que, según datos del Banco de España, más del 80% de las familias españolas dispone de dos viviendas en propiedad. En definitiva, las rentas vitalicias permiten convertir el patrimonio en una renta que complemente mes a mes la pensión pública. «Hay mercados muy maduros quemueven mucho volumen en este producto como Reino Unido. Allí incluso hay rentas vitalicias diseñadas para personas con una esperanza de vida muy corta”, asegura De Frutos.
En opinión de Herce, la principal ventaja de este instrumento está en la “mutualización del riesgo de longevidad” que consiste en que la renta está garantizada y no limita, como en el caso de los planes de pensiones, al ahorro previo que se haya podido acumular. “Las rentas vitalicias es lo más parecido a la Seguridad Social ya que quienes viven más tiempo las cobran durante más tiempo que quienes viven menos, pero está asegurada”, explican.
Además, según la normativa del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), las ganancias patrimoniales (plusvalías) realizadas en la transmisión de elementos patrimoniales (hasta un valor de 240.000 euros) están exentas siempre que se dediquen íntegramente a la adquisición de una renta vitalicia, el titular de dicho patrimonio tenga 65 o más años y dicha renta se adquiera en su favor.
El estudio de Afi estima que la reducción del poder adquisitivo de las pensiones públicas podría provocar un descenso anual medio del empleo del 1,5% entre 2017 y 2035 (unos 330.000 empleos equivalentes a tiempo completo); y un descenso similar del producto interior bruto (PIB). Las rentas vitalicias pueden contrarrestar estos efectos macroeconómicos negativos al generar una demanda interna que proteja el empleo y el crecimiento económico.
Los expertos han destacado también su flexibilidad ya que se pueden constituir en distintos momentos, la prima a pagar la decide el titular, es posible rescatar parte o todo el capital asegurado, es posible hacer un uso compartido con otra persona del capital asegurado, y también se pueden modular la edad de inicio de su disfrute, así como las prestaciones a lo largo del ciclo de jubilación.