El patrimonio bajo gestión de los planes de pensiones del sistema individual descendió en el mes de enero en un 0,24%, situándose el total gestionado en 78.698 millones de euros, según las estadísticas de VDOS. Esta caída viene motivada por el rendimiento negativo de las carteras, por valor de 219 millones, pero se ha visto ligeramente compensada por captaciones netas de 33 millones.
Por tipo de entidad, los grupos internacionales han registrado las mayores captaciones netas, de 15 millones, seguidos de las aseguradoras, con 10 millones. En términos porcentuales, son los grupos internacionales los que tienen un mayor incremento patrimonial, con un 0,04%.
Por grupo financiero, Santander y Banco Sabadell han sido las entidades con mayores captaciones netas, ambas con 13 millones. Les sigue Allianz, que lanzó sus propios planes de pensiones en noviembre de 2020, con 10 millones. Ibercaja y Bankinter completan el top 5.
Sin embargo, esa captación neta de 33 millones de euros contrasta con lo captado en el mismo mes del año pasado: 122 millones de euros. Algunos expertos consideran que esta diferencia en el volumen de captaciones puede ser fruto de los efectos de la crisis de la pandemia y la nueva fiscalidad de los planes de pensiones, que consiste en una rebaja de 8.000 a 2.000 euros en los límites anuales de aportación a sistemas de previsión social individuales con derecho a deducción en el IRPF. ¿En qué medida han influido en el volumen de captaciones estos dos factores?
Carlos Llaca, director de desarrollo de negocio de atl Capital, sí considera que la fuerte disminución que se ha producido durante este primer mes del año en las aportaciones a planes de pensiones se deriva, en parte, de la incertidumbre generada en los últimos meses de 2020 por el cambio en la fiscalidad y finalmente de la fuerte reducción en la exención fiscal del límite máximo de aportación de 8.000 a 2.000 euros. “Este efecto ha restado su atractivo en favor de otros instrumentos como los fondos de inversión, que no están sujetos a las contingencias de los planes de pensiones para hacerse líquidos con mayor rapidez y agilidad”, señala.
Además, considera que la caída en las aportaciones también está asociada al incremento del ahorro coyuntural para hacer frente a posibles contratiempos de necesidades inmediatas de capital, como situación de ERTES o desempleo, que este escenario económico de la pandemia en el que nos movemos ha favorecido.
Carlos González García, director técnico de seguros de Tressis, considera que «sin lugar a dudas», la reducción de los límites máximos de aportaciones se encuentra como la causa principal de la disminución de las aportaciones netas. Según explica, a pesar de la estacionalidad de aportaciones extraordinarias que se realiza a finales de año, aquellos partícipes que planifican sus aportaciones de forma periódica, han tenido que reducir los límites mensuales desde enero para no sobrepasar los 2.000 euros anuales, de tal manera que, bajo este fraccionamiento, no podrán superar los 166 euros mensuales. «En consecuencia, el efecto de la reducción de aportaciones es inmediato desde la entrada en vigor de la reducción», asegura.
Además, para el experto de Tressis otro de los factores que ha influido en la captación neta ha sido el aumento de las prestaciones. «Si bien es cierto que no se ha incrementado sustancialmente las jubilaciones como para justificar un descenso tan pronunciado del importe neto, sí ha habido un aumento de la liquidez de estos productos», señala.
«El supuesto excepcional de liquidez por desempleo que contemplan los planes de pensiones, y que ha aumentado como consecuencia de la crisis de la pandemia, justifica un mayor aumento de las prestaciones y por lo tanto, que el resultado final neto sea inferior o en ciertos momentos, incluso mantenga un saldo negativo que podría verse incrementado en los próximos meses», añade.
Por su parte, Enrique Borrajeros, socio de desarrollo de negocio de Abante, cree que comparar año tras año puede dar una pista, pero recuerda que alrededor del 60% de las aportaciones a planes de pensiones se hacen en el último trimestre del año, sobre todo en diciembre, por lo que considera precipitado medir el volumen y el efecto de la medida fiscal con estos datos.
Aun así, coincide con Llaca y cree que los datos pueden haberse visto afectados por el efecto COVID-19. “La gente puede estar ahorrando menos, tomando menos riesgo o teniendo más preferencia por la liquidez”, señala. “Pero tendría cautela en sacar una conclusión muy fuerte”, insiste. Sin embargo, recuerda que la reducción en las aportaciones no es algo de este año. “Desde 2008, las aportaciones se quedaron en un tercio de lo que eran antes de la crisis y no han vuelto a recuperarse”.
Con esta perspectiva de largo plazo, el experto de Abante explica cómo el crecimiento de los planes de pensiones se puede ver influido por tres factores: el envejecimiento poblacional, la comercialización estacional y enfocada a clientes que ya tienen planes de pensiones y un sistema en el que el número de productos se va concentrando en determinadas entidades. “Sumado a la irrupción de nuevas alternativas a los planes de pensiones, todo esto provoca que la tarta sea más pequeña y el producto se asfixie”, insiste.
Movilizaciones a favor de otros vehículos
Según explica Carlos Llaca, «con el cambio demográfico enfocado a un mayor envejecimiento de la población, la escasa natalidad y un sistema de pensiones insostenible a largo plazo, la rebaja de incentivos a los planes de pensiones privados es contraproducente. Va contra nuestro propio modelo económico y reducirá el ahorro en este tipo de productos de inversión en favor de otros vehículos de inversión más líquidos a medio plazo, convirtiéndose en un problema estructural de fuerte impacto”.
Por su parte, Borrajeros señala que “en el ahorro en un plan de pensiones, conforme metes mano y reduces incentivos haces que ese ahorro busque otras alternativas, al ser tan finalista y estar movido fundamentalmente por el tema fiscal”.
Según valora, a pesar de que durante mucho tiempo se ha facilitado, el ahorro privado está “demonizado” y admite que su fiscalidad se ha ido endureciendo. “Las señales desde el punto de vista fiscal están siendo negativas en todos los aspectos, particularmente en los planes de pensiones. En general hay una mala comprensión del problema y una mala solución”, añade.
Por su parte, el experto de Tressis señala que, a pesar de la consecuencia inmediata en la reducción de las aportaciones debido a la nueva fiscalidad, eso no implica que no veamos en los próximos años una ratificación de la apuesta hacia los planes de pensiones por parte de los partícipes. «La eficiencia fiscal del vehículo se mantiene y ha demostrado en los años que lleva en el mercado que es una de las opciones preferidas de los ahorradores a la hora de planificar su jubilación», admite.