Ante el aumento de la longevidad, la baja natalidad y la irrupción de la inteligencia artificial en nuestras vidas, una de las preguntas que cabe hacerse es si acabarán los robots pagando nuestras pensiones de jubilación. Este ha sido el asunto que ha reunido a varios expertos en la III Conferencia Internacional sobre “Longevidad y soluciones para la jubilación”, organizada por Analistas Financieros Internacionales (Afi) y el Instituto Santalucía.
Ante los temores pesimistas, los expertos aseguran que una interacción entre robots y trabajadores de calidad es posible si somos capaces de adaptarnos al cambio con previsión, así como la industria financiera está empezando a diseñar nuevas soluciones para la jubilación más eficientes y eficaces que incorporan los retos el futuro del trabajo y la creciente longevidad. «El modelo de trabajo y de jubilación actual está obsoleto, ya que no es lógico que dediquemos a la formación 20 años y luego lo amorticemos durante 40 años de trabajo para dejar de trabajar durante otros 30 años», afirma Nuria Oliver, directora de investigación en Data Science de Vodafone y Chief Data Scientist en Data-Pop Alliance.
Todos coinciden en que la jubilación del siglo XXI requiere inteligencia artificial, reducir la desigualdad y productos aseguradores disruptivos. Para Rodrigo Fernández – Avello, director general del negocio de Vida y Pensiones de Santalucía, “el reto que una longevidad creciente supone para nuestro cometido, como proveedores de soluciones para la jubilación, es enorme».
Robots e impuestos
Ante el debate de si se debería plantear un impuesto a los robots que sirva para sufragar las pensiones, Seth G. Benzell, Post Doc en la MIT Iniciative on the Digital Economy, cree que carece de fundamento teórico poner cotizaciones o impuestos a los robots, siendo mucho más aconsejable rediseñar los mecanismos existentes de redistribución de rentas de quienes más ganan hacia quienes menos ganan. Benzell señala, por ejemplo, el uso de un esquema de impuestos negativos sobre la renta que proporcionen un incentivo continuo a participar en el mercado de trabajo y compensen la volatilidad del empleo.
Arun Muralidhar, profesor adjunto en George Washington University y CEO de AlphaEngine Global Investment Solutions y M-Cube Investments Technologies, expuso una amplia perspectiva de los avances en computación aplicada al diseño de productos para la jubilación y asesoramiento automatizado. Siendo estas bases muy necesarias para aumentar la eficiencia de estas soluciones, enfatizó, sin embargo, la necesidad de concebir productos mucho más comprensibles para los ciudadanos y, especialmente, adaptados a sus condiciones de esperanza de vida y necesidades durante la jubilación. Entre ellas, los bonos que regularmente emiten los Tesoros soberanos de los principales países debidamente rediseñados (SeLFIES) para resolver problemas que ahora son inabordables, como la provisión de rentas adecuadas y seguras de jubilación. «Estas soluciones requieren, no obstante, de un cambio profundo en la forma en la que hoy se entiende la teoría financiera convencional, errónea en muchos aspectos», explicço Muralidhar.
Por su parte, Christopher Mayer, profesor Paul Milstein de Real Estate en Columbia Business School y CEO de Longbridge Financial, abundó en la necesidad de reformar profundamente las bases financieras de nuestros modelos previsionales, focalizando especialmente las ingentes inversiones de la sociedad, especialmente la española, en activos inmobiliarios, evidenciando una serie de problemas estructurales, de percepción y reputacionales a la hora de convertir estos activos en flujos de renta para la jubilación que ayudarían decisivamente a la sostenibilidad y suficiencia de las pensiones. Mayer aportó innovadoras ideas acerca de cómo hacer que los imperfectos e impopulares productos actuales como las hipotecas inversas, puedan convertirse en soluciones responsables y eficaces para una desinversión ordenada en los activos inmobiliarios en beneficio de sus propietarios durante su jubilación.
En el conjunto de intervenciones quedó patente que no solo no hay que tener miedo a “los robots” (la digitalización), sino que hay que potenciar el uso de la tecnología basada en la Inteligencia Artificial haciendo, además, lo necesario para beneficiarse de su enorme potencial y, de esta manera, impulsar los millones de nuevos puestos de trabajo de calidad que podrían crearse de su mano y protegiendo mediante esquemas de redistribución sensatos a los posibles perdedores de este proceso de transformación. Así, lograríamos preservar los principios básicos de los sistemas de generación de activos y derechos suficientes y sostenibles de cara a la jubilación, como las “hipotecas inversas responsables” y los “bonos-pensión” (SeLFIES), complementados con seguros de longevidad de “última milla”, entre otras soluciones.