América Latina tiene mucho que avanzar en lo referente a sus sistemas de pensiones. De acuerdo con el índice Mundial de Pensiones de Melbourne (MMPGI), Chile está entre los mejores países del mundo ocupando la octava posición global con 69.3 puntos de 100 posibles; Colombia (62.6) y Perú (62.4) se encuentran en el nivel “C+” aún con significativos riesgos y deficiencias, mientras que México (45.3) y Argentina (39.2) se mantienen en el nivel “D” ante las carencias que presentan sus sistemas de planeación para el retiro y que ponen su sostenibilidad en duda. Brasil se ubica en una posición intermediaria con 56.5 puntos, aunque tenga el sistema de planes empresariales más robusto de la región.
En su décimo año, el Índice Mundial de Pensiones de Mercer de Melbourne, el estudio comparativo más completo en su categoría, revela quién está más y menos preparado para enfrentar un futuro donde la población está envejeciendo y la expectativa de vida es mayor. Asimismo, mapea los retos y desafíos para los gobiernos y responsables del desarrollo de políticas públicas quienes tendrán que contemplar estas desigualdades y brindar seguridad financiera a sus jubilados.
“Latinoamérica tiene mucho camino por avanzar. Es fundamental entender que tanto la inestabilidad política de varios países, así como las crisis social y económica de la región, ha venido acarreando más obstáculos en el rumbo y consolidación de los sistemas pensionales; pues postergan las discusiones al más alto nivel técnico, necesarias para mejorar el futuro de la región y obligar a la mayoría de los países a que cuenten con reformas o legislación que fortalezcan los tres subíndices que nuestro estudio mide: adecuación, integridad y sostenibilidad”, explicó André Maxnuk, CEO para Mercer México y Líder de la empresa para Latinoamérica.
“Con una participación de seis países en un listado de 34, observamos que la evaluación de los latinoamericanos indica una necesidad urgente de revisión de las estructuras actuales. Es importante evaluar que cada estructura es evaluada con base en parámetros comunes de buenas prácticas o gestión, pero se respecta que no hay un sistema único y común como solución para todos”, concluyó Maxnuk.
Chile ocupa la posición 8 principalmente debido a la madurez y ajustes hecho a su modelo innovador de las AFPs implementado en los años 80, y posteriormente seguido por otros países. La evaluación viene principalmente de buenos resultados de integridad y sostenibilidad. Sin embargo, hay una oportunidad en adecuación que entre otras cosas, se refiere al nivel de beneficio relativo al nivel de ingreso.
Aunque Colombia y Perú siguieron el sistema chileno con sus AFPs, se ubican en un nivel más abajo “C+”. Colombia, pese a que tiene un sistema de jubilación que comprende una pensión de medios comprobados pagada a los necesitados (BEPS y Colombia Mayor) y dos sistemas de pensiones paralelos y mutuamente excluyentes, requiere aumentar el nivel mínimo de apoyo para las personas más pobres y el nivel de ahorro del hogar, incrementar la cobertura en los planes de pensiones, así como elevar la edad de la pensión estatal.
A Perú particularmente le urge revisar no solo la tasa de contribución al Sistema, sino también otros aspectos como la forma en que los recursos son invertidos, el fomento del ahorro previsional voluntario y la creación de incentivos apropiados para que esto ocurra.
Brasil quedó por debajo del promedio del grupo global principalmente por sus resultados de sostenibilidad. Aunque cuente con el mayor volumen de activos para ahorro al retiro de la región – en los planes de ahorro individual y corporativos, su sistema de seguro social funciona como un plan de beneficio definido y no fondeado: prácticamente toda la recaudación al sistema es utilizada para el pago de beneficios.
México y Argentina obtuvieron las calificaciones más bajas de la región, lo que significa que dichos sistemas de pensiones cuentan con importantes debilidades u omisiones que necesitan ser abordados como su diseño, ahorro y recaudación. Sin esas mejoras, su eficacia y sostenibilidad están en duda.
«En particular México es muy similar en su puntuación a los Estados Unidos en sostenibilidad, esto debido a la Reforma del Sistema de Seguridad Social, en donde pasó de un esquema de Beneficio Definido a uno de Contribución Definida (Afores). Sin embargo, el promedio cae cuando se mide el subíndice de Adecuación, que registra el ajuste de la pensión universal, y donde México tiene la calificación más baja con 37.3 puntos, similar a la de India. Aquí hay áreas de oportunidad en los planes privados en las empresas, en relación con la práctica de pagos únicos (en lugar de pensión mensual), así como de bajo nivel de reemplazo esperado en la jubilación”, agregó Maxnuk.
Argentina enfrentó serios problemas en su sistema desde las crisis económicas de los años 2000 y más recientemente cuando reintegró su sistema similar a las AFPs al sistema anterior tradicional de beneficio definido.
El Índice, que mide 34 sistemas de pensiones, muestra que Holanda y Dinamarca (con puntajes de 80.3 y 80.2 respectivamente) ofrecen sistemas de ingresos de jubilación de clase mundial de grado A con beneficios sostenibles y con un alto nivel de integridad, lo que demuestra claramente su preparación para el envejecimiento de su población.
Sin embargo, al igual que en Latinoamérica, en todos los resultados fue común la creciente tensión entre la adecuación y la sostenibilidad del sistema de pensiones. Esto fue particularmente evidente al examinar los resultados en Europa. Dinamarca, Holanda y Suecia obtienen calificaciones A o B tanto por su adecuación como por su sostenibilidad, mientras que Austria, Italia y España obtienen una calificación B por su adecuación; pero una calificación E por sostenibilidad, lo que indica áreas importantes que necesitan reforma.
El Dr. David Knox, encargado del estudio y socio senior de Mercer Australia, afirma que el punto de partida natural para tener un sistema de pensiones de clase mundial es garantizar el equilibrio correcto entre la suficiencia y la sostenibilidad. «Esto es un desafío con el que los políticos se enfrentan», afirmó el Dr. Knox. “Por ejemplo, es poco probable que un sistema que proporcione beneficios muy generosos en el corto plazo sea sostenible, mientras que un sistema que sea sostenible durante muchos años podría proporcionar beneficios muy modestos. La pregunta es: ¿qué es una compensación apropiada?”.
El Dr. Knox agrega que no es suficiente que un sistema sea sostenible o adecuado; una dimensión emergente del debate sobre lo que constituye un sistema de clase mundial es la “cobertura” y la proporción de la población adulta que participa en el sistema. «En algunos países, la amplia cobertura se ha logrado con éxito a través de los sistemas obligatorios de pensiones en el lugar de trabajo o, en algunos casos, los acuerdos de auto-inscripción», sostiene.
“Sin embargo, con los cambios en que las personas trabajan en todo el mundo, debemos asegurarnos de que estos esquemas incluyan a todos, para que toda la fuerza laboral ahorre para su futuro. Esto incluye a contratistas, trabajadores por cuenta propia y cualquier persona que cuente con cualquier tipo de apoyo a los ingresos, ya sea el permiso parental, el ingreso por discapacidad o los beneficios por desempleo”.
Algunos sistemas de pensiones enfrentan un camino más empinado hacia la sostenibilidad a largo plazo que otros, y todos comienzan desde un origen diferente con sus propios factores únicos en juego. Sin embargo, todos los países pueden actuar y avanzar hacia un mejor sistema. A largo plazo, no existe un sistema de pensiones perfecto, pero los principios de «mejor práctica» son claros y las naciones deberían considerar la creación de condiciones políticas y económicas que hagan posible los cambios necesarios.
Para Latinoamérica, de acuerdo con André Maxnuk, “todavía hay un largo camino a recorrer para generar consciencia de la importancia del ahorro de largo plazo y cerrar el hueco existente entre las proyecciones de beneficio futuro y el actual nivel de fondeo existente. Gobiernos y sociedad necesitan enfrentar este tema con la consciencia de que a cada día que pasa se disminuyen chances de una solución asequible, lo que llevará a la necesidad de medidas duras en el mediano plazo.”
El índice utiliza tres subíndices – adecuación, sostenibilidad e integridad – para medir cada sistema de ingresos de jubilación con más de 40 indicadores.
El Índice Mundial de Pensiones de Mercer de Melbourne es publicado por el Centro Australiano de Estudios Financieros (Australian Centre for Financial Studies, ACFS), en colaboración con Mercer y el Gobierno del Estado de Victoria, que proporciona la mayor parte de los fondos. El Centro Finlandés de Pensiones también ha proporcionado apoyo financiero