“El ahorro en planes de pensiones individuales va a disminuir claramente”, así de contundente se ha mostrado Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, ante el nuevo recorte en los límites de aportación con derecho a desgravación de los planes de pensiones individuales, el cual ha pasado a situarse en 1.500 euros.
“De hecho, la propia Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ya señalaba en un informe que estos incentivos, en el caso concreto de España, eran pequeños comparados con otros países y que esto estaba detrás del escaso ahorro previsional que había en España. Por lo que, si se reducen los incentivos, el ahorro será menor”, ha asegurado Doménech en un encuentro organizado por BBVA.
En este sentido, el experto insiste en la importancia de tratar a los fondos de empleo, de promoción pública y a los individuales como sistemas complementarios y no sustitutivos. “Deben competir en igualdad de condiciones regulatorias y fiscales y a cualquier persona trabajadora le debe ser indiferente aportar un euro adicional al plan de su empresa, a los públicos o a su plan individual”, añade.
Además, considera que todos los productos previsionales que tenemos para complementar la renta de jubilación deberían tener el mismo tratamiento fiscal que las cotizaciones sociales al sistema de pensiones, las cuales tampoco están sujetas a IRPF. “En el momento de la aportación esa renta no se grava por el IRPF porque es un salario diferido. No se gravan las cotizaciones sociales y tampoco se deberían grabar estas aportaciones, lo que se grava es la renta a la que dan derecho en el momento a la jubilación”, explica.
Por su parte, Jordi Fabregat, profesor del departamento de Economía de Esade, de acuerdo con la premisa de que deberían ser pilares complementarios y no sustitutivos, considera que esta búsqueda por parte del gobierno del crecimiento de los planes de empleo es positiva. “Ayudar a mejorar una cultura financiera donde tengamos que ahorrar durante nuestra vida laboral para la jubilación es muy importante”, señala.
Mercedes Ayuso, miembro del Foro de Experto del Instituto BBVA Pensiones, matiza advirtiendo que todo depende de cómo se acabe implementando, pero insiste en que cargar contra el sistema individual puede dar un mensaje equívoco respecto a la responsabilidad individual de ahorrar. “Si lo dejamos de carácter voluntario hay que ver quién acaba entrando en estas dinámicas. Si finalmente la dinámica es la que vemos en otros países como la autoafiliación, hablamos de una reforma de mayor calado dando entrada a un segundo pilar mucho más potente. Pero si hacemos esto debemos ver cuál es la consecuencia en el primer pilar”, aporta.
Dónde estamos y hacia dónde vamos
Respecto al estado general de nuestro sistema de pensiones público y las reformas que están por venir, los expertos concluyen que estas no serán suficientes para asegurar la sostenibilidad y autosuficiencia.
“Estamos en un momento clave y debemos abordar una reforma estructural de calado, algo que vemos en los países de nuestro entorno. Estamos en un cambio demográfico de primer nivel que no ha hecho más que empezar. Países de nuestro entorno han implementado reformas pensando que esto estará presente como mínimo las próximas dos décadas”, explica Mercedes Ayuso. “Lo que vemos es una manera de parchear”, añade.
Por su parte, Jordi Fabregat recuerda las malas calificaciones que sigue obteniendo nuestro sistema. Según el último informe de Mercer, en sostenibilidad España ha sacado un 2 sobre 10. “El gobierno ha acordado lo más fácil y lo más sencillo. Será realmente difícil que solo con reformas paramétricas podamos resolver un problema tan grande”, advierte.
El segundo bloque de la reforma: el mecanismo de equidad intergeneracional
En el segundo bloque de reformas se espera que se aborden los temas más sensibles, como, por ejemplo, el diseño del mecanismo de equidad intergeneracional. Para Doménech, hay dos factores que no pueden faltar en el diseño y deben tenerse en cuenta: la esperanza de vida y la existencia de unas generaciones más numerosas que otras.
No conocemos los detalles de este mecanismo, pero tratará de corregir el aumento de la tasa de dependencia (número de jubilados en relación con los trabajadores), y debería tener como objetivo contener el gasto en pensiones teniendo en cuenta ese aumento de número de pensionistas muy superior al de nuevos cotizantes”, reflexiona Doménech.
Según describe Mercedes Ayuso, mirando a los países de alrededor que ya han abordado el reto, normalmente estos mecanismos siempre tienen en cuenta la esperanza de vida y la tasa de dependencia. “Debemos pedir que en el diseño haya total trasparencia, se vea cómo se ha calculado y se tenga en cuenta la posibilidad de insertar correcciones y prestar atención a algo que hemos visto en otros países, la relevancia que tienen los retardos. Posponer los mecanismos es muy peligroso, hay qué ver qué supone porque el tiempo discurre y se producen desfases”, alerta.
La importancia de dinamizar el mercado de trabajo
Una de las vías más potentes para frenar los desequilibrios que generan en el sistema un mayor número de jubilados y con más esperanza de vida sustentados por un número inferior de trabajadores, es la posibilidad de permanecer más tiempo en el mercado laboral.
Para ello, debemos dejar de pensar en el trabajo como lo concebimos hasta ahora. Según Ayuso, habría que acercar más el mercado laboral al de las pensiones, ya que hay una separación enorme entre los dos mundos. Además, insiste en que necesitamos más educación en sentido general sobre cómo funciona el sistema de pensiones y cómo son dos mercados ligados. En segundo lugar, considera que ha llegado el momento de hacer un esfuerzo por adaptar el sistema educativo a lo que el mercado laboral requiere, no solo en formación, sino también en permanencia. “Estamos acostumbrados a una educación corta y tiene que desaparecer si pensamos estar más tiempo en el mercado laboral”, apunta.
Para Doménech lo primero es dinamizar el mercado de trabajo. “Hay que dar más opciones para que las personas se integren de manera más flexible. Tenemos que ir hacia mecanismos de ajuste automático que hagan que si una persona retrasa su jubilación tenga derecho a una pensión más elevada”, propone. “Pasa por ligar las pensiones al equilibrio actuarial. Si cotizamos más, podremos tener derecho a pensiones mayores”, matiza.
Pero, para que todo funcione, algo muy importante es dar información sobre los derechos que se van acumulando y también hacer una proyección de cómo se puede ver incrementada la pensión por el hecho de demorar la edad de jubilación. “Todos estos pequeños incentivos suman y pueden incentivar que las personas libremente se jubilen más tarde”, apunta Doménech.