En España, las pensiones públicas se acercan a los ingresos que recibe un ciudadano antes de su jubilación, pero eso podría cambiar en los próximos años. Actualmente, la tasa de sustitución ronda el 80%, cuando la media de los países de la OCDE, según señala un análisis de Inverco, es del 58,7%. De acuerdo con las predicciones de la Comisión Europea, dicha tasa descenderá gradualmente hasta alcanzar el 49% en 2050, lo que significa que la cobertura de las pensiones irá decreciendo.
Ante unos menores ingresos futuros, los expertos recuerdan la necesidad de reforzar los otros dos pilares del ahorro para la jubilación, la previsión individual (tercer pilar) y la previsión empresarial (segundo pilar). Sin embargo, según ha apuntado el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, mientras el patrimonio de los planes de pensiones ha incrementado, el de los planes de empleo se ha estancado.
En este sentido, José Luis Escrivá ha llamado a seguir la recomendación 16 del borrador del Pacto de Toledo que apuesta por “impulsar fiscalmente, de forma preferente, los sistemas sustentados en el marco de la negociación colectiva” trasladando progresivamente los beneficios fiscales de los planes individuales a los colectivos. Ya que considera que éstos presentan mayores rentabilidades y sus comisiones son menores.
“Debemos seguir dando pasos para fomentar el ahorro privado”
Desde Willis Towers Watson consideran que la medida que trasladará los incentivos fiscales de los planes de pensiones individuales a los planes de empleo será especialmente beneficiosa para los partícipes. “Asumirán una menor carga de comisiones -que deriva en una mayor rentabilidad-, así como un mayor nivel de transparencia y gobernanza”, apunta David Cienfuegos, máximo responsable del área de Investments de Willis Towers Watson en España.
“En nuestra opinión, esta medida fomentará el crecimiento del sistema de empleo que, progresivamente, deberá ir dando una mayor cobertura para que el traspaso de planes individuales a planes de empleo se haga de manera natural y los partícipes consideren cubiertas sus necesidades de ahorro, además de favorecer su fiscalidad”, añade.
En este sentido, su visión es positiva, pero advierten que no podemos quedarnos ahí. “Debemos seguir dando pasos que ayuden a fomentar el ahorro privado, siendo las empresas las responsables de fomentar el desarrollo del segundo pilar, que es la previsión empresarial, y ofreciendo, de manera fiscalmente eficiente, el plan de pensiones más adecuado para sus empleados”, concluye.
Por su parte, José Manuel Jiménez, director del Instituto Santalucía, insiste en que debemos potenciar tanto el segundo pilar como el tercero. “Se tiene que potenciar el ahorro voluntario, individual y finalista, tal y como se recoge en el proyecto de Planes de Pensiones Paneuropeo impulsado por la Comisión Europea, que reconoce la necesidad de incentivar el tercer pilar de previsión social”, señala.
En el 57% de los trabajos es difícil acceder a planes de empresa
Jiménez recuerda que los planes de pensiones de empleo y los individuales son absolutamente complementarios entre sí y a las prestaciones del primer pilar, la Seguridad Social. Pero recuerda que “debemos tener en cuenta que un 14% de empleados son a tiempo parcial, un 37% temporales y un 16% autónomos. En este 57% de trabajos es difícil que se pueda pensar en acceder a planes de pensiones de empresa, por lo que resulta imprescindible acceder a un tercer pilar para poder complementar la prestación de la Seguridad Social”.
Los planes colectivos: menos comisiones y mayor rentabilidad
Respecto a las comisiones que presentan unos planes y otros, el director del Instituto Santalucía recuerda que las comisiones en los planes de pensiones a nivel individual se han reducido en más de un 20% en los últimos años, homologables a cualquier producto de ahorro voluntario para la jubilación europeo. Sin embargo, añade que “aunque es cierto que las de los planes de pensiones de empresa son más bajas, en los planes de pensiones individuales el cliente tiene más posibilidades de invertir en diferentes planes que se adapten a sus necesidades”.
Si nos fijamos en las rentabilidades de los colectivos frente a los individuales, Jiménez explica que los planes de empresa salen ganando. “Los planes de pensiones de empleo suelen tener mayor porcentaje de activos de renta variable, mientras que los planes de pensiones individuales reflejan la aversión al riesgo que existe en los clientes en España y tienen un componente menor en activos con mayor riesgo. A largo plazo, ese componente puede hacer que las rentabilidades de los planes de empleo sean mayores, pero más por la mayor visión de largo plazo y menor aversión al riesgo de los que toman decisiones”, concluye.