Los activos de los fondos de pensiones de los 22 mayores mercados (P22) cayeron en el pasado año, a nivel global, hasta los 40,1 billones de dólares. Esta cifra supone una disminución del 3,3% en la comparativa de los últimos doce meses, cuando la cifra total era de 41,6 billones de dólares, según ul estudio de Global Pension Assets, del Thinking Ahead Institute.
Los siete mayores mercados de activos para pensiones (el P7), integrado por Australia, Canadá, Japón, Países Bajos, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos, continúan representando el 91% del P22. Entre estos siete principales países, EE.UU. continúa siendo el mayor mercado de pensiones, con una relación sobre el total global del 61,5%. Al país americano le siguen, de lejos, Japón y Reino Unido, con un 7,7% y un 7,1%, respectivamente.
Una de las novedades del informe se centra en la distribución de activos de aportación definida que representan más del 50% de los activos totales en los mercados del P7. Este dato confirma el crecimiento de los activos de aportación definida en los últimos diez años, durante los cuales han experimentado un incremento del 8,9%, mientras que los activos de prestación definida tan solo han crecido un 4,6%.
El promedio de asignación de activos del P7 se sitúa en un 40% de renta variable; un 31% de renta fija; un 26% de otros activos y un 3% de tesorería. Esta distribución conlleva una disminución de 20 puntos porcentuales en renta variable respecto a los últimos veinte años, mientras que las asignaciones a otros activos, como inmobiliario y activos alternativos han aumentado casi en los mismos términos: 19 puntos porcentuales.
Dentro del P7, Australia (47%) y EE.UU. (43%) continuaron manteniendo las exposiciones a renta variable por encima del promedio. Por su parte, Países Bajos, Reino Unido y Japón muestran una exposición en renta fija por encima de la media, mientras que Suiza mantiene un mayor equilibrio entre la exposición a renta variable, renta fija, así como otros activos. Según Roger Urwim, responsable global de inversión del Thinking Ahead Institute, en 2018 realmente destacaron tres cuestiones. En primer lugar, se ha llegado a un momento decisivo en la historia, marcado por el crecimiento de los activos de los planes de pensiones de aportación definida, superando a los de prestación definida por primera vez, tras un lento y constante crecimiento durante más de 40 años. Aunque, a pesar de este razonamiento, el diseño de los fondos de pensiones de aportación definida todavía es algo débil, escasamente valorado y se suele ejecutar sin un criterio definido.
En segundo lugar se centra en cómo se han beneficiado muchos fondos de la diversificación de los mercados privados. 2018 fue el tercer peor año para el crecimiento de los activos de pensiones en los últimos 20 años, pero hubiera sido mucho peor sin la aportación de los mercados privados, que contribuyeron a una mayor diversificación del riesgo. En tercer lugar, Australia llevó a cabo dos revisiones significativas de su industria de fondos de 2018 a 2019, lo que provocó una serie de críticas de gran trascendencia.
“Los fondos de pensiones continúan enfrentándose a una serie de problemáticas en los próximos cinco-diez años. Estas incluyen el enfoque en el diseño de las pensiones hacia un modelo aportación definida, el creciente impacto de las regulaciones y una mayor integración de criterios de inversión socialmente responsable, además de la administración e inversión a largo plazo”, concluye Urwim.