Bruselas mueve ficha y pone sobre la mesa un nuevo producto financiero que pretende hacer frente al reto demográfico y contribuir a aliviar el problema de las pensiones futuras. Se trata de los planes de pensiones personales, un producto que podría contratarse y disfrutarse en todos los países de la Unión Europea.
«Europa afronta un reto demográfico: en 2060 por cada jubilado habrá solo dos personas trabajando, comparado con las cuatro que hay ahora», ha dicho el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Servicios Financieros, Valdis Dombrovskis, durante la presentación de esta propuesta.
«Necesitamos cubrir el agujero en las pensiones creado por el envejecimiento de la población (…) y los planes personales de pensiones son parte de la solución para complementar las pensiones estatales», añade Dombrovskis, quien subrayó que solo un 27% de los europeos entre 25 y 64 años tiene uno de estos planes.
Al mismo tiempo, la UE quiere ayudar a crear un mercado europeo para estos productos financieros, que están muy desarrollados en algunos estados miembros pero apenas existen en la mayoría: solo en España, Alemania, Austria, Suecia y Eslovenia, más de un 15% de la población tiene un plan de pensiones.
¿Cómo sería el producto?
Los proveedores que decidan introducir voluntariamente este futuro plan de pensiones paneuropeo (PEPP, en inglés) tendrán que cumplir unos requisitos de transparencia, dando información estándar sobre tarifas, costes y beneficios al suscriptor antes de la contratación. Además, tendrán que ofrecer obligatoriamente una opción que garantice mayor seguridad en caso de quiebra, es decir, que exija al proveedor una estrategia de inversión «conservadora» en la que se mitiguen los riesgos.
Aunque las características «principales» del producto se estandarizarán en toda la Unión, se dejará también un margen de «flexibilidad» para adaptarlo a los mercados nacionales, ya que la propuesta no sustituye ni armoniza los regímenes de pensiones de todos los estados. De hecho, el tratamiento fiscal que se dé a estos productos dependerá de los países, por lo que Bruselas anima a las capitales a darles «al menos el mismo trato» que a los planes del mismo tipo bajo su régimen nacional.
Bruselas cree que estos planes serán especialmente interesantes para trabajadores y estudiantes desplazados y autónomos que no estén cubiertos por el Estado, mientras que del lado de los proveedores, podrán ser distribuidos por aseguradoras, bancos, fondos de pensiones, compañías de inversión o gestoras de activos. Según sus datos, este producto permitiría pasar de los 700.000 millones de euros en activos que gestionan hoy en planes de pensiones personales a 2,1 billones de euros en 2030, mientras que sin el plan paneuropeo, la cantidad aumentaría solo hasta 1,4 billones. Esto se traduciría en unas inversiones adicionales de 231.000 millones de euros en capital y 385.000 millones en valores de deuda.
Desde CFA Institute, la Asociación Global de Profesionales de la Inversión, opinan que este producto “proporcionará a los consumidores opciones adicionales además de los regímenes nacionales existentes”. Ello garantizará la portabilidad, una característica que CFA Institute ya ha señalado como uno de los diez problemas clave que enfrenta la industria de pensiones, junto con el apoyo fiscal, la flexibilidad y la adecuada regulación”, afirma Josina Kamerling, directora de asuntos regulatorios de CFA Institute.
La propuesta debe ser debatida por el Consejo (los países) y el Parlamento Europeo, y la CE espera que entre en vigor en 2019 y los planes lleguen al mercado dos años después.