Hay varios aspectos que van a presionar a la baja el importe de la pensión de jubilación futura. Por un lado, las pensiones cada año van a ser más bajas como consecuencia de que el período de cálculo de la pensión de jubilación está pasando progresivamente de los últimos 15 a los últimos 25 años de cotización a la Seguridad Social. Por otro, se está produciendo la llegada al retiro de la generación del «baby boom», la más numerosa de la historia reciente de España. Por último, los jubilados actuales van a percibir una pensión durante al menos 21 años, cuando las cotizaciones apenas cubrirían, según diferentes estadísticas, 16 años de cotización. Es decir, los pensionistas reciben, de media, un 30% de lo que han aportado durante su etapa activa. Todo ello nos lleva a preguntarnos cómo financiaremos ese «gap» de al menos 5 años en nuestra etapa de retiro.
Durante una jornada organizado por Merchbanc, bajo el título «Tu pensión importa», el consultor Julio Fernández García, recordaba que actualmente en España la pensión de jubilación proporciona el 79% de nuestro último salario de forma vitalicia. Según esto, harían falta 3,4 meses de aportación en cotizaciones para pagar a los jubilados un mes de pensión. «Para mantener la actual tasa de reposición, necesitariamos obtener una rentabilidad del 3,3% anual en nuestras pensiones», argumenta. Así, los cálculos revelan que para poder cubrir 21 años de pensión de jubilación, la tasa de reposición debería estar en el entorno del 60% y obtener una rentabilidad anual del 2%.
En caso contrario, este experto señala que hay tres posibilidades para poder hacer frente este escenario: una pérdida de poder adquisitivo en los próximos diez años del 31,9%, un aumento del 14,3% en el nivel del deuda sobre el PIB en el año 2027 o un incremento de la presión fiscal vía IRPF del 18% en los próximos 10 años. Sin embargo, el principal problema está en que «no se está trabajando en España con un sistema de reparto financiero sino político», explica García.
La planificación financiera, obligatoria para vidas de 100 años
Nuestra longevidad, o más bien la de nuestros hijos y nietos, se acerca a los 100 años y esto, además de una buena noticia, requiere rediseñar nuestras vias y nuestro tiempo. En vidas centenarias, «la planificación financiera no es una opción, es una obligación», afirma García. Por eso, en su opinión, todo el mundo necesitará asesoramiento financiero y un plan de financiación de estilo de vida. «Una vida de 100 años necesita una planificación seria, equilibrada y profesional», añade este experto.
La previsión social contempla tres pilares: público, empresarial y privado. El público, que está influido por desequilibrios demográficos, ciclos económicos y, sobretodo, decisiones electorales es impredecible. El segundo pilar, el empresarial, está sujeto también a la regulación de las administraciones públicas y a la negociación colectiva. Es por esto, que es en el tercer pilar, el del ahorro privado, en el que los ciudadanos podemos y debemos tomar decisiones para garantizar nuestro bienestar financiero en la jubilación.
Las etapas del ahorro
El ahorro a lo largo de nuestra vida tiene cuatro etapas: capitalización, maduración, extinción y beneficiario. La primera etapa de capitalización empieza en el momento en que nos incoporamos a mercado laboral, momento a partir del cual debemos emprzar a destinar una parte de nuestros ingresos al ahorro. «En España hay capacidad de ahorro y lo demuestra el número de propietarios de inmuebles», afirma García.
En su opinón, a la etapa que menos atención le prestamos es a la de beneficiario, la que tiene lugar en el momento en que nos jubilamos. «El que sea una etapa de desacumulación no significa que no tengamos que seguir gestionándola», sostiene. En este sentido, este experto explica que en la planificación financiera se trabaja contra el tiempo. «Tenemos que trabajar en la etapa de beneficiario para ir ganando tiempo», concluye García.