“Tenemos el deber inaplazable de abordar la reforma del sistema de pensiones para avanzar como sociedad”, así de contundente se ha mostrado José Ballester, director territorial en Cataluña de BBVA, en la jornada “Presente y futuro de las pensiones”, organizada por el IESE, BBVA y Expansión. Cada día que pasa añadimos 5 horas más a nuestra esperanza de vida y España ya ocupa el tercer lugar en el ranking mundial de longevidad. Son noticias positivas, siempre y cuando sepamos adaptarnos a estos cambios demográficos.
“Esto incide sobre la viabilidad del sistema de pensiones porque vivimos más, pero la edad de jubilación no actúa en consonancia. Además, la crisis que sufrimos genera grandes desequilibrios en un sistema de reparto como el nuestro. Aunque en el corto plazo puede ser compensado con impuestos o emisión de deuda, tenemos que pensar cómo asegurar la sostenibilidad del sistema”, ha advertido. Según explica, a pesar de que un 40% de los españoles manifiesta que no podrá disfrutar de una pensión holgada, aún hay un bajo conocimiento en previsión social y baja concienciación como sociedad en el ahorro.
Es hora de hacer algo por las pensiones
En su intervención, José Antonio Herce, presidente del foro de expertos del Instituto BBVA de Pensiones, también ha insistido en la necesidad de reformar el sistema y asegura que “el futuro de las pensiones no es bueno dadas las condiciones actuales, pero las pensiones del futuro pueden ser muy buenas”. Según explica, en las condiciones actuales de esperanza de vida creciente, si no adaptamos la edad de jubilación a la evolución de la esperanza de vida, vamos a tener un déficit creciente entre las cotizaciones y los gastos que exige el sistema. Además, ha advertido de que las fórmulas con las que se calculan las pensiones “juegan en contra del sistema”.
“Van a favor de los trabajadores que se jubilan, pero en contra del sistema y, en estas condiciones, las pensiones del presente van a ser peores. Las pensiones del futuro pueden ser muy buenas si ligamos la edad de jubilación a la esperanza de vida, y cambiamos las fórmulas contraproducentes para el equilibrio del sistema”, ha explicado.
Según Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España, hay muchas palancas que se pueden tocar, y señala al aumento de la edad de jubilación como una de las más potentes. “En 1975 la esperanza de vida de alguien con 65 años era de vivir 15 años más, ahora es de 22 años más. Países de nuestro entorno como Dinamarca, Finlandia, Italia o Portugal están optando por ligar la edad de jubilación a la esperanza de vida”, señala. Asimismo, considera oportuno vincular, a través de mecanismos automáticos, el sistema a otras situaciones como la macroeconómica o la del propio sistema.
Por su parte, Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía en el IESE, se muestra más tajante e insiste en que el pacto generacional se nos ha quedado anticuado. “Deberíamos plantearnos mejorarlo y cambiarlo por un pacto más sostenible, equitativo, contributivo y que fuera creíble. El nuevo pacto debería preservar el reparto y los derechos adquiridos”, explica. Par el experto, este nuevo sistema debería mantener su carácter público o mixto con algún elemento de capitalización.
“Hacer esto, técnicamente no es complicado, pero políticamente es dificilísimo porque la sociedad española está capturada por los mayores de 50 años, los cuales son mayoría”, ha advertido.
El papel del sistema educativo y el mercado laboral
Los expertos han coincidido en que la reforma de las pensiones no se entiende sin una reforma integrada con el mercado laboral y el sistema educativo. “Hay una cadena que va desde la educación, el empleo y las pensiones. Tenemos uno de los mercados laborales más precarios de los países avanzados. El sueldo de los trabajadores de menos 40 años es menor que la pensión media de las altas de jubilación, tenemos un paro juvenil desproporcionado y un abandono escolar acusado”, alerta Herce.
En este sentido, el experto se ha mostrado tajante: “si la sanidad española fuera como la educación estaríamos todos muertos”. Sin embargo, lanza un mensaje positivo insistiendo en que podemos trabajar para que los trabajos del futuro sean mejores. “El mercado de trabajo no funciona bien y a duras penas el sistema de pensiones contributivas arregla muchos desperfectos del sistema de trabajo, es hora de que hagamos algo por las pensiones”, añade.
El camino de las reformas
Herce considera necesario incluir todos los años en el cómputo del cálculo de la jubilación. “Es perfectamente compatible fijar una referencia vinculada a la esperanza de vida, y luego admitir flexibilidad”, apunta.
Los expertos han coincidido en que la pensión debería depender de lo que cada uno haya cotizado y la esperanza de vida en el momento de la jubilación. En este sentido, Herce propone un sistema mixto, cuasiobligatorio en el pilar dos (planes de empleo).
Por su parte, Óscar Arce ha defendido que el escenario central es el de un reforzamiento del sistema público de pensiones que seguirá siendo el pilar fundamental, reforzado en las dos patas: sostenibilidad social y solidez financiera. Al mismo tiempo, admite que el sector privado tiene la responsabilidad y la oportunidad de desarrollar productos financieros responsables que supongan opciones adicionales de ahorro.