El ahorro es uno de los elementos clave para que los futuros jubilados complementen los ingresos de una pensión pública que todo apunta a que será insuficiente. Si bien la tasa de ahorro de los epañoles (actualmente en el 5%) es de las más bajas de la UE, en España hay 8 millones de personas con más de 65 años que cuentan con una vivienda en propiedad. De hecho, si atendemos a que el 95% de los hogares encabezados por jubilados tienen ya su vivienda pagada, comprobamos que en España sí existe un ahorro…pero en forma de ladrillo.
Con el objetivo es complementar la pensión de jubilación de los actuales y futuros pensionistas surgieron hace años las hipotecas inversas, un producto financiero que permite al cliente monetizar parte del valor de su vivienda utilizando ésta como garantía. Durante muchos años ha sido una opción marginada, pero ahora la preocupación por el futuro de las pensiones ha hecho que vuelva a tomar impulso.
En opinión de Ángel Cominges, consejero delegado de Óptima Mayores, una entidad especializada en hipotecas inversas, “en España nos empeñábamos en que se ahorrase a través de planes de pensiones, pero la realidad es que a la gente le gusta comprarse una casa y de esta forma su ahorro va a parar a su vivienda. Por ello, decidimos diseñar y comercializar un producto transparente y sencillo para que todo el mundo pudiese entenderlo y que ayudase a que los jubilados a tener una mejor calidad de vida”.
¿En qué consiste una hipoteca inversa?
Este producto ofrece de media el 30% del valor de tasación de la vivienda. Esto se traduce en que, por ejemplo, si un cliente tiene una vivienda con un valor de 600.000 euros contrata una hipoteca inversa, se le concederán 200.000 euros. “La gran diferencia de los productos anteriores es que el cliente puede hacer lo que quiera con su dinero, puede recibirlo de golpe o bien dosificarlo a través de un seguro, en forma de renta vitalicia”, explica Cominges.
Entre las ventajas del producto está, además, la fiscalidad pues el importe que se recibe, ya sea en un pago único o a través de renta vitalicia, no tributa en el IRPF al tratarse de disposiciones de un cuenta de préstamo o crédito.
¿Qué pasa con mi casa?
En España es habitual que los padres deseen dejar a sus hijos la vivienda familiar en concepto de herencia. Por eso una de las principales barreras a este producto que exponen los expertos es si la propiedad de la vivienda se pierde o se mantiene. La realidad es que, con este producto, no hay transmisión de la propiedad, ya que la casa solo actúa como garantía en caso de impago del préstamo y ese pago recae entonces sobre los herederos una vez fallece el propietario. “En el 98% de los casos los herederos venden la casa por su valor, pongamos 600.000 euros, y con el dinero que obtienen de la venta liquidan la deuda teniendo aún 400.000 euros de herencia. Otra de las opciones es quedarse con la casa y pagar por otra vía el préstamo e incluso si no se tiene el dinero podrían contratar una hipoteca normal para pagar la diferencia”, concluye Cominges.