La sostenibilidad del sistema público de pensiones es frágil, con una tendencia de aumento del gasto que ya se alarga 20 años. En este periodo, el gasto ha aumentado un 160%, según datos de Cobas AM. Mantaner el equilibrio entre implantar reformas que permitan al sistema reducir sus gastos sin perjudicar el poder adquisitivo de la población es una tarea más que complicada, por lo que, mientras se impulsan o no las reformas, como individuales podemos tomar un papel activo y comenzar a ahorrar para asegurarnos una buena jubilación.
Según explica Fernando Ariza, director adjunto de Mutualidad de la Abogacía, los últimos datos de instituciones como la OCDE, el Banco de España y el Instituto de Actuarios Españoles indican que, para garantizar la viabilidad del sistema, la tasa de sustitución entre la primera pensión respecto del último salario debería acercarse al 100% y estar compuesta en un 50% por aportaciones del sistema público, un 30% de los planes privados de empleo y un 20% del ahorro previsional individual. Según datos de Inverco, la tasa de sustitución en España en 2021 se situó en el 74% (absorbido en su totalidad por el sistema público). La media de los países de la OCDE es del 57,6%.
En este sentido, los expertos destacan dos ámbitos en los que se debería actuar: incrementar los incentivos para ahorrar para la jubilación e impulsar la educación financiera de las familias capacitándolas para la toma de decisiones financieras.
Respecto al primer ámbito, para Laura Núñez, directora del Observatorio del Ahorro Familiar (promovido por Fundación Mutualidad Abogacía y Fundación IE), sería importante, y más en un contexto como el actual, de inflación elevada, que no sabemos lo que va a durar, que la fiscalidad al ahorro se basara en las ganancias reales y no en las monetarias. “Actualmente se gravan las ganancias monetarias, lo que implica que la rentabilidad del ahorro es con una alta probabilidad negativa. Es decir, si uno obtiene una rentabilidad del 10% en un activo financiero durante un año en el que la inflación se sitúa a ese mismo nivel, la rentabilidad real de la inversión es cero, y por tanto no debería gravarse. Sin embargo, el sistema impositivo actual sí grava dicha ganancia, lo que a todas luces es injusto y además desincentiva claramente el ahorro”, explica.
“Lo lógico, en beneficio no solo de la población sino del propio Estado, para evitar tensiones que serán complejas de resolver en un plazo relativamente corto, sería diseñar un marco fiscal con claros incentivos al ahorro, y desde luego, como mínimo que sea neutro. El actual marco fiscal, penaliza el ahorro al gravar las ganancias monetarias en vez de las reales”, alerta.
Pérdida de atractivo de los planes individuales
Los expertos mencionan sin cansarse la necesidad de aprobar mayores incentivos para el ahorro a largo plazo porque recientemente se han producido severos recortes en los correspondientes a los planes individuales. Los límites han pasado de ser de 8.000 euros en 2019 a 1.500 en 2021. Un tijeretazo que ya ha impactado de forma negativa en el volumen de captaciones de los planes individuales.
Fernando Ariza insiste en que el ahorro individual es necesario, dado que, hoy, “se presenta como la única opción de eficacia probada para garantizar una vejez digna”. Sin embargo, recuerda que los planes de pensiones individuales han dejado de resultar atractivos para un gran número de ciudadanos que han aprovechado el diferimiento fiscal. “No obstante, gracias a la atención mediática y al interés que está suscitando la reforma del plan de pensiones estatal, podemos incentivar a muchos jóvenes, para los que 1.500 euros marcan una enorme diferencia, a comenzar a ahorrar utilizando este tipo de productos”, confía.
“Aunque ya hay diversas líneas de trabajo para conseguir esta situación, hoy, todavía está lejos de convertirse en algo tangible. En cualquier caso, apostar por el ahorro previsional siempre será una apuesta ganadora, o al menos hacerlo por el ahorro precautorio, pues de no sobrevenir alguna situación imprevista de alto impacto en los hogares como ha sido por ejemplo la COVID-19, muy probablemente este ahorro precautorio se transformará con el tiempo en un ahorro previsional”, espera.
A mayor educación financiera más libertad
El segundo conjunto de actuaciones en el que se debería trabajar, según explica Núñez, debería estar enfocado en elevar la capacitación financiera de las personas. «La mitad de la población no tiene los conocimientos más básicos necesarios para gestionar su vida financieramente, y no puede delegarse esa responsabilidad en asesores financieros. Es necesario que cada uno se responsabilice de sus finanzas, aunque por supuesto pueda ayudarse de dichos asesores. Hacen falta políticas encaminadas a elevar la capacitación financiera de la población, y qué duda cabe de que la mejor forma de trabajar en este ámbito para el futuro es formando a los jóvenes, y para ello es necesario incorporar el desarrollo de competencias financieras en los programas escolares», apunta.
Pablo Tellería Barboza, Relación con inversores en inbestMe y Asesor Financiero Certificado EFPA, advierte de que tenemos que tomar conciencia como ciudadanos/trabajadores de que nada más entrar al mercado laboral tenemos que pensar en separar una parte de nuestros ahorros para intentar no depender al 100% de los vaivenes del sistema público de pensiones. “Si la tasa de sustitución tiende a la baja en los próximos años, es fundamental tener un complemento. Hay que poner el tiempo a favor y comenzar cuanto antes”, aconseja.
Ese ahorro tendremos que invertirlo con criterio, ajustándolo a nuestro horizonte temporal y situación personal. “Cada vez hay más soluciones eficientes de inversión con carteras gestionadas profesionalmente y con costes muy ajustados. En este sentido, desde inbestMe ofrecemos diferentes tipos de carteras, con diferentes perfiles de riesgo para adaptarlas a la situación particular de cada uno. Además, incluimos la inversión socialmente responsable y de impacto», explica Tellería.
Frente al problema del escaso ahorro individual para la jubilación que existe en España, Tellería considera que educar en temas financieros desde edades tempranas, haciendo mucha pedagogía y explicando la situación actual y la futura, algo que tacha de clave. Además, considera importante profundizar en la psicología financiera y que los gobiernos implementen incentivos fiscales para ahorrar en planes de pensiones. “Que se pueda aportar a ese vehículo tanto desde opciones individuales como desde instrumentos colectivos. Impulsar definitivamente que los tres pilares del sistema de pensiones cumplan con su propósito”, concluye Tellería.