Los trabajadores españoles son los europeos que menor tasa de actividad tienen después de los 65 años, lejos del 18,7% de la media de los países de la UE de los 28 y por debajo de otros con poco envejecimiento activo, como Hungría (6,6%) Francia o Bélgica (8,7% ambos). Según datos de Eurostat, la mayor tasa de empleo más allá de los 65 años corresponde a Estonia (42,4%), seguida a continuación por Portugal (37,8%), el Reino Unido (34,2%), Rumanía (32,8%) y Suecia (31,5%).
Detrás, se encuentran Letonia, Alemania, Dinamarca, Lituania, Holanda y Finlandia, que superan el 20%, y ya por debajo del promedio están, entre otros, Austria (17,8%) o Italia (13,7%), aparte de una serie de países de reciente adhesión a la UE. Además, España también está entre los países con una menor tasa de empleo en las personas de entre 60 y 65 años, con una tasa del 35,3%, muy por debajo de las alcanzadas en Suecia (66,1%), Alemania (53,3 %) y Holanda (50,5%), aunque ligeramente por debajo de la media europea (38,3%).
Prolongar la vida laboral es una de las medidas que se han tomado desde el Gobierno para aumentar la escasa participación en la vida laboral de los españoles que superan los 65 años. En 2011 la reforma del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero amplió la edad legal de jubilación a razón de un mes al año empezando en 2013. La posterior reforma del PP de 2013 ha hecho compatible continuar trabajando con el cobro del 50% de la pensión de jubilación, una opción de la que disfrutan ya más de 31.250 personas y que podría ampliarse percibiendo el 100% de la pensión si prospera la propuesta planteada por el Ejecutivo.
Sin embargo, hay otras cuestiones que lo dificultan como la discriminación por edad o los incentivos que el trabajador recibe a la hora de prejubilarse. Además, la cuantía de las pensiones públicas constituye en muchos casos un incentivo económico a la jubilación. En 2015 había 367.000 personas menores de 65 años y cobrando una pensión de jubilación, por una cuantía que oscilaba entre los 1.446 y los 2.258 euros mensuales.
De ahí que todavía sigamos escuchando voces que abogan por retrasar todavía más la edad de jubilación a pesar de que el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos ya ha zanjado el asunto al afirmar que no se irá más allá de los 67 años. Para los sindicatos, esta posible prolongación de la vida laboral supone cuestionar el derecho constitucional a la jubilación y trastoca la estructura social, imposibilitando el relevo generacional y la entrada de los jóvenes al mercado de trabajo.