La ausencia de medidas para compensar el envejecimiento de la población tendrá un impacto significativo en los perfiles de crédito de varios países, según desprende el último informe de Moody’s Investors Service. Este estudio ha recogido datos de 36 países miembros de la OCDE y se ha centrado específicamente en 12 países los cuales se estima que experimentarán el envejecimiento más rápido en los próximos 15 años. “Las implicaciones en las métricas de crédito soberano se revelarán lentamente. A menos que los gobiernos puedan ajustar e implementar medidas efectivas para mitigar el impacto del envejecimiento de la población, una fuerte desaceleración en el crecimiento del PIB, un crecimiento más lento en los ingresos y el aumento de la carga de la deuda disminuirán constantemente la fortaleza económica y fiscal», dice Marie Diron, directora gerente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s.
En ausencia de medidas compensatorias, y suponiendo que los costes de endeudamiento se mantengan bajos, las estimaciones de Moody’s indican que la fuerza económica y fiscal de Italia, Japón y España podrían caer en uno o dos puntos para 2040, ya que su descenso presiona a los perfiles de crédito.
A menos que se tomen medidas para aumentar significativamente el crecimiento de la productividad, las estimaciones del estudio sugieren que el envejecimiento podría reducir el potencial de crecimiento a cero o menos en varios países. «Si bien las reformas del mercado laboral y la inversión tecnológica pueden impulsar la productividad y el crecimiento potencial, compensar completamente el impacto de una fuerza laboral que no para de disminuir requeriría un cambio sin precedentes en la productividad», agrega Diron.
Según el estudio, en 2030 el potencial de crecimiento caerá a cero o menos en Italia, Japón, Grecia, Portugal y España, a menos que una aceleración en el crecimiento de la productividad compense el impacto negativo de la disminución de la población. Además, en ausencia de medidas de compensación, según las simulaciones de Moody’s, el envejecimiento elevará la carga de la deuda del gobierno a niveles muy altos en Italia y Japón, y en menor medida en España y Grecia.