El Instituto Nacional de Estadística ha hecho públicos los últimos datos sobre envejecimiento en nuestro país que, una vez más, reflejan una tendencia imparable: España ha vuelto a registrar un máximo histórico de envejecimiento, del 125,7% o, lo que es lo mismo, ya se contabilizan 125 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Esta cifra supone el mayor crecimiento de la serie histórica desde 2014, de casi 3 puntos porcentuales: del 122,8% de 2019 al 125,7% actual, un incremento del 2,4%.
El siguiente gráfico refleja la evolución del envejecimiento de la población en España durante la última década:
Fuente: INE
Contrastan las cifras actuales con las de finales del siglo XX, cuando nuestro país era aún joven: en 1985 el índice de envejecimiento se situaba en 46,7% (se contabilizaban 46 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16), en una sociedad en plena expansión y con gran potencial de crecimiento económico y laboral.
Es a partir del año 2000 cuando nuestro país empieza a presentar una mayor proporción de personas senior que de jóvenes y, por tanto, a ser una sociedad envejecida. En otras palabras, a partir del nuevo milenio España presenta un índice de envejecimiento superior al 100%, que aumenta velozmente cada año.
Por Comunidades Autónomas, vuelve a liderar el ranking de envejecimiento Asturias, con un índice del 224,5% (224 mayores por cada 100 menores de 16), seguida de Galicia (202,2%) y Castilla León (201%). Estas tres regiones ya presentan más del doble de población mayor de 64 años que menor de 16 años. En el otro lado, Ceuta (58,4), Melilla (44,6) y Murcia (87,9%) son las únicas regiones que resisten con índices aún por debajo de 100%, registrando una mayor proporción de jóvenes.
En este contexto, la Fundación Adecco reabre el debate del talento senior como única alternativa para el futuro de nuestro país: “ante cifras de envejecimiento de tal magnitud no es de recibo que un 40% de las candidaturas de los mayores de 55 años siga descartándose en los procesos de selección. Las políticas de discriminación positiva basadas en bonificaciones han demostrado su ineficacia si no van acompañadas de estrategias de diversidad e inclusión que impulsen un cambio de mentalidad y revaloricen verdaderamente el talento senior. Al mismo tiempo, las políticas activas de empleo son el instrumento clave para que los seniors actualicen sus competencias y puedan competir en el mercado con garantías”, destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Natalidad en mínimos y esperanza de vida al alza
¿Por qué el envejecimiento crece de forma desbocada? La disminución de la tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida son los principales responsables de este fenómeno. La tasa de natalidad en España sigue hundiéndose y en 2019 cayó hasta el 7,6‰ (7,6 nacimientos por cada 1.000 habitantes). Asimismo, el número de nacimientos el pasado año (359.770) fue el más bajo desde 1941, cuando España atravesaba una durísima posguerra.
Por su parte, la esperanza de vida continúa su escalada y, según el informe «Evolución de la esperanza de vida y la mortalidad en las Comunidades Autónomas, desde la crisis hasta la actualidad», elaborado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp), alcanzó su máximo histórico en 2019, con 83,2 años.
Se calcula que en 2030 los mayores de 65 supondrán el 30% de la población, frente al 18% actual. En este momento, cuando empiecen a jubilarse en masa los babyboomers (nacidos entre 1958 y 1977), unas cohortes sensiblemente más reducidas deberán soportar el coste de la atención de las pensiones y sus cuidados sociosanitarios.
El sistema de pensiones, en jaque
La relación cotizante-pensionista cerró 2019 con una cifra de 2,2, considerándose una ecuación sostenible a partir de 2,5. “Este valor mínimo no garantiza, en el corto plazo, la sostenibilidad del sistema de pensiones y exige dar respuesta urgente a retos como la cronificación sistemática del desempleo entre algunos segmentos de la población, el desarrollo de nuevos nichos de mercado o el impulso de incentivos fiscales y laborales que impacten en las familias y estimulen la natalidad”, destaca Francisco Mesonero.
Por último, el directivo advierte de la necesidad de estimular la participación de los segmentos de la población hasta ahora más inactivos (mujeres, personas con discapacidad, etc), para equilibrar la falta de relevo generacional y estimular, al mismo tiempo, la inclusión e igualdad de oportunidades de los más vulnerables.