La eliminación de la edad obligatoria de jubilación en 2012 está incrementando sustancialmente los costes de las empresas. Esta es una de las principales conclusiones puestas de manifiesto durante la jornada sobre el impacto de la reforma de las pensiones en las empresas, organizada por Willis Towers Watson, en colaboración con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).
Gregorio Gil de Rozas, director de pensiones de Willis Towers Watson, recordó los datos más recientes sobre las pensiones públicas, comentando que “en 2016 el déficit de la Seguridad Social ha sido de 18.000 millones de euros, déficit record y sexto año con déficit”.
Además, señaló que “el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que llegó a contar con más de 60.000 millones de euros con el fin de hacer frente a este tipo de gastos en caso de déficit, cuenta este año con 15.195 millones de euros”. De hecho, en el III estudio del Fondo que realizó Willis Towers Watson se pronostica que podría desaparecer en el último trimestre de 2018 o primero del 2019, en un escenario más optimista. En opinión de Gil de Rozas, “a ello se une que las Administraciones Públicas también están en déficit y que actualmente tenemos un endeudamiento del 99% del PIB”.
La eliminación de la edad obligatoria de jubilación, el actual déficit y las peores perspectivas macroeconómicas de las pensiones públicas, el entorno de tipos bajos, el incremento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población activa, son los principales factores que, según Gil de Rozas, afectan, a día de hoy, a empleados y a empresas.
Ante este escenario, “el trabajador puede optar por retrasar su edad de jubilación, incrementar el nivel de sus aportaciones, revisar los gastos ligados a las inversiones o bien aumentar el apetito por el riesgo en busca de una mayor rentabilidad”, señaló.
El experto en pensiones de Willis Towers Watson aseguró que la aplicación de la actual normativa de la Seguridad Social, con la eliminación de la edad obligatoria de jubilación, está empeorando la situación de las empresas al ver incrementados sus costes sustancialmente ya que la mayoría de los empleados que se desvinculan a edades cercanas a la jubilación lo hacen o bien porque la compañía incentiva económicamente para hacerlo o porque son despedidos o prejubilados.
Asimismo, aconseja a las empresas plantear una estrategia de salidas ordenadas cercanas a la jubilación, con el fin de ahorrar costes y que esta práctica se convierta en una política más del departamento de recursos humanos.
En la segunda parte de la jornada, las empresas participantes compartieron sus experiencias sobre planes de jubilación en una mesa redonda liderada por Gregorio Gil de Rozas. Las conclusiones que se extrajeron reflejaron la situación empresarial actual, que afronta un nuevo escenario desde 2012 a la hora de desvincular directivos y empleados y el aumento de costes al trasladar la responsabilidad desde el empleado a la empresa.
Además, se puso en relieve la práctica actual de establecer planes de previsión y de prejubilación tanto para los directivos como para los empleados, y la urgencia de anticiparse y plantear dichas cuestiones en los comités de dirección de las empresas, aportando, de esta manera, una visión estratégica y de largo plazo.
En este sentido, Gil de Rozas ha señalado que “hasta ahora, las empresas han solucionado las salidas de sus empleados en el último momento, a través de despidos colectivos, prejubilaciones o mutuos acuerdos. Fórmulas caras, sin planificar y, en muchos casos, traumáticas, que, a la larga, no benefician a nadie. Es necesario cambiar esta situación y adaptarse a los nuevos tiempos”.