En agosto pasado se publicó el reporte de registro electrónico de los planes privados de pensiones elaborado por el departamento de estudios de Principal Financial Group en México. En general, este año se registraron 2.017 planes de pensiones patrocinados por 1.803 razones sociales.
Si bien el número de planes se incrementó en un 3% y el número de empresas patrocinadoras en un 2,5% con respecto al año anterior, el crecimiento absoluto durante los últimos cuatro años ha sido de 37 planes y 41 razones sociales más que brindan este beneficio a sus empleados. Éste ha sido un crecimiento bastante discreto considerando que existen en México alrededor de 874.000 patrones registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
En total, los planes privados de pensiones cubren a 1,39 millones de trabajadores del sector privado formal, es decir, únicamente el 2,47% del total de trabajadores registrados en el Sistema de las AFORE.
En términos de cobertura, el número de trabajadores inscritos en estos planes se incrementó en un 1% con respecto a 2015 y en 91.000 empleados durante los últimos cuatro años. A pesar de esto, el monto total administrado cayó en 17.960 millones de pesos debido, principalmente, a la reducción en las deducciones que pueden realizar los patrones por las aportaciones complementarias a fondos de pensiones de sus trabajadores. Esta reducción de casi el 50% ha provocado que 9 de cada 10 empresas dejaran de aportar a dichos fondos. Recientemente, distintos organismos y asociaciones nacionales de contadores y abogados criticaron la resolución de la Suprema Corte de Justicia respecto a respaldar la cancelación de la deducción plena de las prestaciones laborales de las empresas pues son los trabajadores quienes se verán afectados por esta decisión.
Incrementar el número de planes privados de pensiones y, en consecuencia, el nivel de ahorro voluntario para el retiro, es relevante porque los recursos acumulados en los fondos que administran dichos planes complementarán la pensión que, en su caso, un trabajador podría obtener a través del sistema obligatorio de cuentas individuales en AFORE que se rige por la Ley del Seguro Social de 1997. Estos trabajadores, que se pensionarán a partir de 2022 – 2023, obtendrán una pensión promedio estimada del 25,5% de su último sueldo según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.
¿Qué está faltando para motivar la constitución y utilización de los planes privados de pensiones?
En una reciente publicación, la CONSAR destacó la importancia de contar con un sistema de pensiones que incluya tres pilares fundamentales: 1) no contributivo, 2) contributivo y 3) voluntario. Además, señaló que estos pilares deben estar integrados para evitar competencia entre ellos, así como distorsiones en el mercado laboral formal; y estar vinculados entre sí para incrementar la cobertura y mejorar los ingresos pensionarios.
Si bien no existe una receta única que se pueda copiar o adoptar de las experiencias en otros países para el caso mexicano, resaltan algunas características clave para motivar el ahorro para el retiro: incentivos fiscales adecuados para las aportaciones voluntarias que realice el trabajador y para incentivar contribuciones pari passu por parte del empleador; afiliación automática de los trabajadores del sector privado a planes patrocinados por empresas y de los trabajadores independientes al sistema obligatorio, brindándoles a estos últimos facilidades para complementar su ahorro pensionario mediante otros mecanismos individuales, y contribuciones voluntarias con un monto mínimo establecido y con mecanismos de escalamiento automático, entre otros.
Países que cuentan con algunos o todos estos elementos en su sistema de pensiones alcanzan cobertura pensionaria por encima del 65% para los cotizantes activos y hasta el 100% de la población en edad de retiro. Los sistemas obligatorios de contribución definida, como el esquema de las AFORE en el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), no resuelven por sí solos la suficiencia de las pensiones o la cobertura; se requieren mecanismos adicionales de ahorro voluntario de largo plazo, así como otros apoyos para complementar los ingresos en la edad de retiro.
En el futuro casi próximo -por ejemplo, en el siguiente sexenio- considerando el panorama de envejecimiento y bajos niveles de ahorro obligatorio para el retiro actuales, la perspectiva de las pensiones en México generará una presión adicional en las finanzas públicas por tres vías:
Por una parte, las pensiones de Leyes anteriores (IMSS e ISSSTE), así como las derivadas de esquemas de reparto otorgadas por universidades, paraestatales, estados y municipios tienen un alto costo fiscal, que según diversos autores, se estima en un105% del PIB. En el presupuesto de egresos de la federación que actualmente se discute en la Cámara de Diputados, se programó un gasto para el pago de pensiones equivalente al 3,5% del PIB en 2017 -que representa el 12,5% del presupuesto total- y se espera que alcance el 4,4% en 2022.
Bajo el escenario de envejecimiento próximo y la tendencia de un presupuesto federal cada vez más austero, en un entorno global en desaceleración y tasas de interés al alza, no habrá recursos públicos que alcancen para pagar estos beneficios pensionarios.
Por otro lado, se estima que los trabajadores de la generación AFORE -que se rigen bajo las Leyes del IMSS e ISSSTE vigentes- reciban una pensión promedio máxima del 30% de su último sueldo, cotizando durante toda su vida activa en el mercado laboral formal. Situación directamente relacionada con el bajo nivel de ahorro obligatorio que actualmente es del 6,5% de su salario base mensual.
En el Sistema de Ahorro para el Retiro se administran 56,3 millones de cuentas individuales, de las cuales solo 24,5 millones (el 43.5%) registraron por lo menos una aportación en los últimos tres años, particularmente debido a la alta intermitencia en el mercado laboral. En el mejor de los casos, un grupo de trabajadores podrá recibir la pensión mínima equivalente a un salario mínimo.
Finalmente, ligado al punto anterior, seis de cada diez personas ocupadas en México laboran en el mercado informal, sin derecho a prestaciones sociales como seguro social o pensiones. Este grupo de mexicanos serán los más desprotegidos al llegar a su etapa de retiro. El gobierno tiene un programa federal dirigido a adultos mayores de 65 años sin cobertura pensionaria, que actualmente cubre a 5,6 millones de beneficiarios (el 48% de esta población).
Los adultos de 65 años y más, son 9 millones (el 7,7% de la población total en 2016) y hacia 2050 representarán poco más de la quinta parte de la población mexicana; situación que agrava la presión en el ejercicio del presupuesto federal para el pago de pensiones.
Ahorrar más de forma constante tiene un impacto mayor que cualquier otro factor; por ejemplo, aumentar en un 1% el nivel de ahorro como porcentaje del sueldo incrementa el monto de la pensión en un 12%. Los planes privados de pensiones ocupacionales o colectivos en México son un vehículo que puede incrementar de forma potencial el ahorro voluntario de largo plazo, porque son las propias empresas quienes tienen un canal de comunicación directo con sus trabajadores. No obstante, se requeriría establecer reglas de operación claras, así como mejorar ciertos elementos en su regulación, a saber:
Integrar elementos conductuales que rompan con la indiferencia del ahorro, tales como la afiliación automática, la retención de las aportaciones vía nómina o las aportaciones mínimas establecidas ancladas a escalamientos automáticos conforme a incrementos salariales, aguinaldos, bonos o utilidades.
Reinstalar los incentivos fiscales dirigidos a las aportaciones patronales que fueron reducidos en la Reforma a la Ley del Impuesto sobre la Renta, para motivar a que más empresas constituyan planes privados de pensiones y aporten en éstos a favor de las pensiones de sus trabajadores.
Los planes privados de pensiones son un vehículo que se puede utilizar adecuadamente para incrementar el nivel de ahorro voluntario para el retiro de los trabajadores del sector formal. También los planes personales de retiro dirigidos especialmente a personas que no tienen cobertura pensionaria vía el mercado laboral formal -como los trabajadores independientes y autoempleados – así como las AFORE en el SAR, representan excelentes vehículos para ahorrar de forma voluntaria.