La crisis generada por el COVID-19 ha cambiado las prioridades de los gobiernos, que han aparcado temporalmente algunos debates a la espera de gestionar la pandemia actual. Uno de esos debates tiene que ver con los sistemas de pensiones y las expectativas que los ciudadanos jubilados tienen sobre cuál será su situación una vez jubilados.
Según la octava edición del Global Retirement Index, un estudio desarrollado por la gestora y Core Data Research, la mayoría de los países del top 10 mundial de 2019 continúan en este mismo rango de puestos en 2020. Islandia revalida el primer puesto en el ranking, superando a Suiza y Noruega que mantienen, respectivamente, la segunda y tercera posición con respecto al año pasado. Además, hay 18 países europeos entre las 25 primeras naciones, 2 más que en 2019.
“Si observamos los resultados Natixis Global Retirement Index 2020, vemos que incluso entre los países que hoy en día encuentran un equilibrio entre el bienestar material, las finanzas de la jubilación, la salud y la calidad de vida, no hay garantía de éxito a largo plazo. Como hemos hecho en los últimos años, complementamos nuestro análisis cuantitativo de estos factores con un examen cualitativo de las cuestiones que suponen un riesgo para la seguridad de la jubilación. A la luz de lo que hemos visto en lo que va de año, los riesgos están creciendo”, apunta Jean Raby, CEO de Natixis IM.
En este sentido, aclara que el índice, que mide cómo los países satisfacen las expectativas, necesidades, metas y calidad económica de la jubilación, analiza hasta un total de 18 indicadores, agrupados en cuatro grandes categorías: Bienestar material, Calidad Financiera, Salud y Calidad de vida.
Según nos muestra este índice, la seguridad de la jubilación estaba en terreno inestable a principios de 2020: “La demografía del envejecimiento estaba conspirando para deshacer las matemáticas detrás de los sistemas de pensiones de reparto. Doce años de bajas tasas de interés limitan las opciones de ingresos de los jubilados y aumentan los pasivos de los administradores de pensiones”.
Además, advierte de que los niveles récord de la deuda pública han obligado a los responsables de las políticas públicas a tomar decisiones difíciles en materia de financiación. “Todo ello mientras los desastres relacionados con el clima y con la disminución de la calidad del medio ambiente está planteando riesgos para la salud, la seguridad y las finanzas de los jubilados”, añade.
Impacto de Covid19 en la jubilación
La pandemia mundial del COVID-19 se erige como uno de los riesgos más destacados para la salud de los jubilados de todo el mundo ya que los grupos de mayor edad se ven mucho más afectados por el virus. Pero dicho riesgo varía considerablemente dependiendo del país de residencia incluso si se trata de alguno de los situados en el top 10 mundial del ranking de la categoría de Salud del GRI, ya que encontramos unas tasas de mortalidad que van desde tan solo el 0,75 sobre 100.000 personas en Japón (2ª posición en el apartado Salud) hasta el 50,3 en Suecia (6º), pasando por un 4,67 en Noruega a pesar de ocupar la 1ª posición en el citado índice.
Tal y como señala Sophie del Campo, directora general de Natixis IM para Iberia, Latinoamérica y Estados Unidos Offshore, “ocupar un lugar destacado en el apartado Salud no significa que los países estén preparados para este tipo de eventos y es imperativo que los países comiencen a tomar medidas de cara a futuras pandemias”.
Ahora, al reto ya habitual de los jubilados de cómo hacer durar sus ahorros, se añaden los desafíos adicionales que les plantea el COVID-19 (nuevas oleadas del virus, presiones sobre los sistemas de salud, etc) a los que tendrán que hacer frente para mantener su calidad de vida.
Pero en opinión de la gestora, el impacto va más allá. “La pandemia de coronavirus ha trastornado la economía mundial provocando la peor recesión en casi un siglo y un enorme daño, no solo para la salud, sino también para el empleo y el bienestar económico de los ciudadanos al haber expuesto las debilidades y divisiones ocultas en muchos países en forma de aumento del desempleo, reducción de ingresos y empeoramiento de la igualdad de ingresos, todos componentes de la categoría Bienestar Material del GRI”, argumentan.
Y es que, en muchos casos es probable que un aumento del desempleo afecte de manera desproporcionada a las personas con ingresos más bajos, lo que agravará la desigualdad de ingresos. “El peligro para la economía mundial es evidente y se debe esperar que, tanto a nivel colectivo como individual, los países tengan la previsión y la sabiduría para hacer todo lo posible para evitarlo”, señala del Campo.
“Equilibrar las necesidades de los jubilados actuales y futuros con otras demandas de políticas públicas ha sido durante mucho tiempo uno de los problemas más difíciles de tratar para las naciones de todo el mundo, y la pandemia mundial y sus consecuencias económicas solo han agravado el desafío. Las personas, los empleadores, las instituciones, los formuladores de políticas y los gestores de activos tienen un papel importante que desempeñar para abordar estos problemas, y creemos que el Índice Global de Jubilación 2020 puede ayudar a avanzar en el diálogo al proporcionar una imagen clara y consistente de dónde se encuentra cada economía en una gama de indicadores clave”, destaca Raby.