Willis Towers Watson (WTW) ha analizado el impacto del reciente anuncio por parte del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones sobre la creación de un Fondo de Pensiones público de gestión privada con el objetivo de alcanzar los 300.000 millones de activos bajo gestión. A pesar de que aún no hay mucha información acerca del fondo, David Cienfuegos, director del área de Investments, ha arrojado luz sobre algunas de las cuestiones más importantes. Respecto a cómo se debería fijar la estrategia del fondo, el experto señala que, desafortunadamente, el Estado no tendrá a priori la capacidad (al no conocer los partícipes que se adherirán al fondo), ni el tiempo (si lo quiere implantar en 6 meses) de fijar dicha estrategia.
“La solución pasa por establecer estrategias de inversión en función de distintos objetivos de inversión que podrán ser reevaluados a posteriori tras el establecimiento de una base de partícipes del fondo y su revisión periódica”, aclara.
La definición de la estrategia de inversión, según define el experto de WTW, es el arte de juntar activos financieros y reales en una cartera de inversión con el fin de obtener una rentabilidad acorde al objetivo marcado y la menor fluctuación posible del patrimonio. La reflexión sobre lo que ofrece en el entorno actual cada tipo de activo y la expectativa de su evolución en manos de instituciones y ahorradores en el largo plazo serán, según señala el experto, la materia prima para definir la estrategia de inversión más acorde a las creencias y objetivos fijados.
Según explica, esto exige una capacidad de modelizar mercados financieros y su esperada evolución en el tiempo. “Lo más probable en el entorno actual es que la estrategia de inversión sea mucho menos dependiente de renta fija, y mucho más expuesta a activos de crecimiento a largo plazo menos desfavorecidos por el entorno actual”, prevé.
Otro de los factores para tener en cuenta son los aspectos que debe incluir la política de inversión del Fondo de Pensiones del Estado como: el objetivo de inversión que persigue, así como el objetivo de gestión, las métricas de riesgo que delimitan el campo de actuación, como la pérdida máxima estimada, la asignación estratégica de activos, los índices de referencia para la medición de la gestión, las creencias de inversión, la política de implicación…
Sin embargo, cabe matizar que también se puede hablar de fondos, en plural. ¿Este nuevo vehículo debería estar compuesto por un único fondo o varios fondos? “Tener más de un fondo tendría sentido a la hora de adaptar la estrategia de inversión a las necesidades de cada sub colectivo dependiendo de cómo se defina la constitución de los planes adscritos al fondo de pensiones del Estado. Además, para evitar el efecto que produce “no saber elegir a que F.P. aportar”, explica.
Asimismo, el experto considera que quizás sería buena idea que hubiese fondos por defecto en formato ciclo de vida por el que un partícipe fuera cambiando de asignación estratégica en función de su edad. “Algo patente ya en el mercado internacional como tendencia imparable, y que supone, además, una ventaja a la hora de enfrentarnos al entorno actual de tipos bajos, al poder modular el riesgo de las inversiones, ofreciendo a los más jóvenes esperanza de rentabilidades acordes a su horizonte de inversión y protegiendo, a su vez, el patrimonio de los más cercanos a la jubilación”, valora.
¿Qué iliquidez se puede permitir el fondo?
La clave para definir la liquidez es conocer al colectivo del fondo de pensiones, así como las necesidades de pago de prestaciones que puede llegar a tener el fondo. “Con esa información se puede establecer, en función de la estrategia de inversión, como de líquida es tu cartera en diferentes escenarios de mercado (normalidad, estrés) para determinar si sería capaz de hacer frente a esas obligaciones. En cualquier caso, la iliquidez está justificada por el horizonte temporal a largo plazo de los fondos de pensiones, y, por tanto, cabe esperar que el fondo aproveche su naturaleza para maximizar sus prestaciones”, explica Cienfuegos.
Criterios de gobernanza y sostenibilidad
Para poder llevar a cabo un gobierno efectivo del fondo de pensiones del Estado, Cienfuegos considera que es básico que haya una definición clara y transparente de los órganos de gobierno responsables de asumir las decisiones clave en lo relativo al fondo, y de navegar las dificultades del entorno actual.
Numerosos estudios académicos y en particular el estudio de Clark y Urwin “Best-practice investment management: 2007″ han demostrado que los inversores institucionales que mejores resultados logran, tienen unas mejores prácticas de gobernanza, con rentabilidades de entre un 1%-2% superiores a las de otros inversores sin dichas prácticas.
Una vez definidos los órganos de gobierno, el fondo debe construir sus creencias de inversión como primer paso antes de sacar incluso cualquier concurso público. “Es un paso que los fondos de pensiones a nivel internacional dan sí o sí y algunos de los fondos de pensiones de empleo en España ya han incorporado en sus procesos de decisiones. Las creencias de inversión son hipótesis de trabajo y presunciones sobre el mundo de las inversiones que tienen los miembros de la Comisión de Control de un fondo de pensiones y que es clave determinar para poder tomar decisiones de forma eficaz”, aclara el experto de WTW.
En cuanto al proceso de sostenibilidad de los fondos de pensiones de empleo en España y a nivel internacional, Cienfuegos lo divide en cuatro grandes bloques: buen gobierno (con trabajos como definición de creencias de ISR o desarrollo de una política de implicación y de voto), riesgos y construcción de cartera (responder a preguntas como: ¿qué ODS persigue el fondo?), implementación y monitorización.