Las pensiones no dejan de ser noticia y frente a esa avalancha de información a muchos les viene una sola pregunta a la cabeza: ¿desaparecerá el sistema de pensiones? Sin embargo, las pensiones son fruto de un pacto generacional suscrito en la Constitución por lo que, según ha defendido Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa, en un acto de Afundación con motivo del Día Internacional del Ahorro, es bastante improbable que nos quedemos sin pensión e insiste en que esa no es la pregunta adecuada. “El tema no es si cobrarás o no cobrarás pensión. El tema es qué pensión vas a cobrar”, anticipa.
Lo que los estudios estiman es que lo que se va a producir en los próximos años y décadas en materia de pensiones es una reducción de la tasa de sustitución (porcentaje de la pensión que se cobra sobre el salario que se cobraba) motivada por el envejecimiento de la población. Es decir, las pensiones tendrán que ser menos generosas.
España tiene una tasa de sustitución que comparativamente es generosa, puesto que es una de las más altas de toda Europa. Sin embargo, la Comisión Europea estima que España va a ser el país en el que la generosidad de la pensión se va a reducir más en las próximas décadas de toda Europa. Frente a este reto nos queda, según señala de Frutos, una respuesta: el ahorro.
“Lo único que nos dicen los problemas de sostenibilidad de las pensiones de reparto es que el mecanismo de reparto ya no es suficiente para garantizar unas tasas de sustitución como las que tenemos. Pero eso no quiere decir que esas tasas de sustitución sean imposibles de conseguir”, explica la presidenta de Unespa. “Lo que sí es cierto es que tal vez tú vas a tener que hacer algo que a lo mejor tu padre o tu abuelo no hicieron, o no lo hicieron en la misma medida en que lo has de hacer tú. Y ese algo es: ahorrar”, añade.
Ahorrando generas una provisión de ahorro de la que te beneficiarás en un determinado momento futuro; normalmente, tu retiro laboral. “Esa provisión no tiene la vocación de sustituir a la pensión de reparto; a la pensión pública. Su vocación es suplementarla. Su vocación, pues, es llegar a donde esa pensión de reparto no pueda llegar por los efectos derivados de las limitaciones del crecimiento económico y el envejecimiento demográfico”, añade.
Consejos de ahorro para la jubilación
Empieza lo antes que puedas. El objetivo es empezar lo antes posible; porque cuanto antes empieces tú a ahorrar, antes empieza tu ahorro a trabajar para ti gracias al efecto del interés compuesto. “Si la rentabilidad financiera se aplica sobre el ahorro acumulado en cada momento, la lógica es decir que cuanto antes empieces a ahorrar más sólido y con menos riesgo será tu ahorro. Si ahorras a largo plazo, es decir, si ahorras desde el principio, desde el primer momento en que puedes ahorrar, te importarán menos las crisis pasajeras, las bajadas y subidas de la prima de riesgo y de las cotizaciones”, explica de Frutos.
No hay ahorro pequeño. “Si te apuntas al ahorro a largo plazo, te apuntarás a unas posibilidades de revalorización muy significativas. Y eso te va a reportar un beneficio, aunque tu ahorro sea modesto, o tú creas que lo es”, anima la presidenta de Unespa.
Mejor todos juntos. El ahorro previsión, y consecuentemente los productos de seguro de vida y fondos de pensiones en los que se materializa, puede ser básicamente de dos tipos. El ahorro previsión puede ser individual o colectivo. Según explica la experta, el fomento de las modalidades de ahorro colectivas es norma general en casi todos los países de nuestro entorno ya que presenta numerosas ventajas.
“La primera de ellas es que, lógicamente, el tamaño del ahorro es mayor. Allí donde ahorran 100 en lugar de uno, el ahorro es mayor. Esto permite estrategias de inversión más diversificadas que, por lo tanto, tienden a dar mejores resultados que otro tipo de enfoques”, argumenta.
Pero, sobre todo, continua de Frutos, la gran diferencia entre un producto individual y un producto colectivo es que, en el individual, a la hora de acordar sus condiciones, sus precios, sus prestaciones, etcétera, todo lo que se tiene en cuenta son tus circunstancias particulares. En un producto colectivo, por definición, las circunstancias que se tienen en cuenta no son las particulares de uno solo de los miembros del colectivo sino las de todo el colectivo. En esas circunstancias, en un ahorro colectivo es posible hacer algo que se llama ecualización de riesgos.
Por ejemplo, las posibilidades del ahorro se hacen mucho más ricas si se está ahorrando a favor de un colectivo en el que hay personas jóvenes y no tan jóvenes; en el que hay personas que tienen trabajos que requieren una gran demanda física y otros que no.
Adquieras lo que adquieras, compres el producto de ahorro que compres, alinéalo siempre con tu perfil de riesgo. “Siempre que vayas a ahorrar, deberás tener en cuenta, por encima de todo, cómo eres tú desde el punto de vista del riesgo. Y esto deberás ponerlo también en conexión con el hecho de en qué momento comienzas a ahorrar. Porque si has empezado muy pronto a ahorrar, podrás tener en cuenta que cuando se comienza a ahorrar más pronto lo lógico es que uno se pueda someter a niveles de riesgo mayores, puesto que la inversión es a más largo plazo y tiene muchas más capacidades de recuperarse si tiene alguna pérdida en un momento dado”, alerta de Frutos.
No compres lo que no entiendas. Cuando adquieras un producto de ahorro a largo plazo, con el que, por lo tanto, vas a tener una relación de muchos años, lo lógico es que tengas claro que tienes que sentirte absolutamente cómodo con el producto que estás comprando, aconseja de Frutos.
Según insiste la experta: “Sí empiezas pronto; si ahorras una proporción asequible pero razonable de tus rentas; si, además, aprovechas el ámbito de tu empresa o de tu corporación profesional para mejorar tus posibilidades de ahorro; si alineas tus elecciones con tu perfil de riesgo y optas por un producto que conoces, entiendes y con el que te sientes cómodo, estarás instrumentando un esquema de rentas diferidas equilibrado, eficiente y que seguro te dará los resultados que tú esperaste. Pero aún nos queda un último y sexto consejo”.
Si quieres ser verde, puedes ser verde. “Hoy por hoy, los objetivos ligados con el planeta, el medio ambiente, las actuaciones socialmente responsables y la adecuada gobernanza son objetivos que todos hemos aceptado y por los que todos trabajamos. También el seguro. En el momento presente y durante los próximos dos o tres años, el seguro va a ver cómo se completa por parte de las autoridades europeas y nacionales una amplia regulación para la oferta de productos de seguro que tengan en cuenta los objetivos ambientales, sociales y de gobernanza, o que inviertan en activos que los tienen en cuenta. Mucho antes de lo que te puedes imaginar, tendrás la capacidad de exigir a tu proveedor de seguros que te informe sobre si las alternativas que te está ofreciendo son alternativas que tienen algún contenido desde un punto de vista sostenible”, concluye.