Hace apenas un par de décadas los institutos españoles se veían obligados a hacer doble turno para poder impartir clase a toda una generación de adolescentes nacidos durante los años 60 y 70, la que se conoce como la generación del «Baby boom». Esa generación está hoy a un paso de dejar su etapa laboral, una jubilación en masa que va a tener que ser sufragada con las cotizaciones de otra mucho menos numerosa y con sueldos más precarios.
Según Jesús Pérez, profesor del IEB, la llegad de la generación del “baby boom” a la jubilación comenzará en 2021 y para que el sistema de pensiones se mantenga igual de generoso, la media de hijos por mujer debería ser de 2,1, casi el doble de la actual.
Este experto considera que el proceso de concienciar a la sociedad de la necesidad del ahorro complementario pasa por “informar y explicar con claridad y sencillez que el sistema es de reparto y que no hay una base de cotizantes suficiente para sufragar las pensiones de los jubilados en las próximas décadas, de forma que cada ciudadano en función de su pensión objetivo deberá complementar con ahorro durante su etapa activa la pensión pública que le corresponda.” Para ello, añade Pérez, es «imprescindible comunicar la pensión pública esperada por cada ciudadano para que con un asesoramiento oportuno, éste pueda calcular cuánto debe ahorrar cada año en su etapa laboral».
Posiblemente a la hora de ahorrar para la jubilación la primera opción en la que pensamos es en un plan de pensiones, pero la gama de opciones es mucho más ampliay abarca tanto los fondos de inversión, como los seguros unit linked, los ETFs, o la creación de una cartera de inversión directa en acciones y renta fija. “El plan de pensiones es un vehículo de ahorro como tantos otros; tiene muchas similitudes con los fondos de inversión y sin embargo tiene muchas limitaciones respecto a éstos, lo cual los hace menos atractivos: por la iliquidez, la limitación a las aportaciones, por la fiscalidad diferida, por su consideración como renta del trabajo, etc”, afirma.
El ahorro a través del consumo
Con el objetivo de fomentar este ahorro a largo plazo, han surgido recientemente iniciativas que lo vinculan con nuestro consumo personal, como «Pensumo» o «Millas para el retiro». La fórmula para el ahorrador consiste en que cada vez que el cliente realice alguna compra en algún establecimiento adherido a estas plataformas, el establecimiento realiza una aportación automática a nuestro plan de ahorro personal.
En el caso de Pensumo, se trata de una fórmula que no existe en ningún otro país y que está financiado por la Comisión Europea a través de su programa H2020 dentro del reto “Nuevos modelos de negocio para sociedades inclusivas y reflexivas”.
El objetivo es que el cliente cuente con un plan de ahorro a lo largo de toda su vida y que ese ahorro vaya aumentadno en función de sus compras, reciclajes, lecturas, práctica deportiva, seguridad vial…En total, más de 200 empresas adheridas en las que el ahorrador puede realizar sus compras y al mismo tiempo, ahorrar para su jubilación de forma gratuita. «El dinero que se va ahorrando se invierte en productos ya hechos y poco arriesgados, que inviertan en deuda pública u otros productos de máxima garantía», explican desde Pensumo.
Según explica José Luís Orós, CEO de Pensumo, «Lo que ocurre es que el sector financiero intenta fabricar otros productos con la misma apariencia que Pensumo, pero con un evidente sesgo financiero ya que están vinculados a planes de pensiones, cargados de comisiones, asociados a una tarjeta de crédito… Nuestro modelo es social y eso a los modelos de negocio bancarios les produce un cierto sarpullido. El cliente ahorra sin poner dinero”.
En unos años la cultura del ahorro en España tendrá que dar un vuelco, motivado por la jubilación de una generación muy numerosa y un deficiente relevo generacional, los ciudadanos tendrán que cambiar sus costumbres y, según afirma Javier Pérez, a la hora de invertir, serán los activos financieros o productos de previsión social que den liquidez para la jubilación los que le robarán el protagonismo al ladrillo.