El ministro Escrivá ha vuelto a poner encima de la mesa la posibilidad de ampliar el número de años para el cálculo de la base reguladora de 25 a 30 años, eligiendo de oficio la Seguridad Social los mejores 28. El análisis elaborado por el Observatorio de pensiones de WTW sobre esta última propuesta de reforma lanzada arroja que el efecto de la medida sobre la cuantía promedio de las altas de pensiones de jubilación es prácticamente neutral, con una disminución de la pensión media de apenas el 0,04%, con lo que el impacto sobre el gasto total cuando acabe el periodo transitorio (año 2038), va a ser nulo en términos agregados.
Como explica Rafael Villanueva, manager del área de Retirement en WTW España: “Inicialmente, el aumento de 25 a 30 del número de años de cómputo para el cálculo de la Base Reguladora es una medida que mejoraría la sostenibilidad financiera y la contributividad del sistema, al aumentar la relación entre aportaciones realizadas y prestaciones recibidas. Pero los resultados son totalmente diferentes si en el cómputo de 30 años se incluyen solo los 28 mejores años de esos 30, porque no mejora la sostenibilidad financiera del sistema y, por otro lado, tampoco mejora la equidad contributiva, entendiendo por tal la relación entre cotizaciones y prestaciones”.
El análisis realizado por el Observatorio de pensiones de WTW, que tiene como objetivo estudiar el impacto que tendría la elección de la nueva medida sobre la pensión inicial de los futuros jubilados, así como sobre el gasto total en pensiones, también muestra un posible problema de discriminación indirecta de género, ya que las mujeres empeorarían la cuantía de su pensión inicial un 0,86%, frente al incremento de la pensión de los hombres, que sería de un 0,44%.
En opinión de la consultora, parece difícil entender el objetivo que se persigue con este cambio en el periodo computable para el cálculo de la base reguladora, dado que conlleva un impacto neutral sobre el sistema. Como afirma Villanueva, “el sistema planteado con esta reforma no mejora la sostenibilidad financiera y apenas influye en la equidad contributiva, al descartar dos años de cotizaciones y ampliar la integración de lagunas sin cotización”.
Para los expertos del Observatorio, los elementos redistributivos deben actuar en la última fase de cálculo de la pensión: es mejor ser solidario con los que tienen pensiones bajas y no tienen otros recursos que con los que tienen carreras irregulares, algunos de los cuales también disfrutarán de pensiones altas.
¿Quién sale ganando con la reforma?
Según los datos analizados por el Observatorio de pensiones de WTW, en general, los colectivos más beneficiados con la nueva medida son los formados por:
Quienes tienen carreras laborales medias-largas, más que aquellos con carreras laborales muy largas, porque la ampliación a 30 años no les supone más lagunas de cotización y el descarte de dos años parece que beneficie menos a los que tienen carreras laborales muy largas, tal vez porque sus bases son más estables que los de carrera laboral media. Las personas con carreras cortas salen perjudicadas porque la ampliación les supone más lagunas. Los que mayor aumento de la pensión obtienen están localizados en el tercer cuartil, con un incremento del 0,60%.
Quienes tienen carreras laborales irregulares frente a quienes las tienen estables, aunque no se ha diferenciado este colectivo en los cálculos.
Aquellos con bases reguladoras bajas, posiblemente porque tienen carreras más irregulares. Las personas que obtienen la mayor subida, con un 0,88%, corresponden al cuarto cuartil.
Los autónomos, que se podrán descartar dos años, en muchos casos evitando bases de cotización igual a cero, con lo que mejoran la pensión. El efecto, no obstante, es poco significativo, solo una subida del 0,21%.
Los hombres, dado que el tener carreras laborales más largas parece que pesa más que tener carreras laborales más estables. Concretamente, el aumento de la cuantía de la pensión inicial es de 0,44%, frente a una disminución, en el caso de las mujeres, de 0,86%. Esto supone un aumento de la brecha de género (medida como la relación entre la pensión media de los hombres y de las mujeres menos la unidad), que pasa del 23,33% a un 24,94%.
Quienes se jubilan anticipadamente, por tener carreras laborales más largas. El efecto, sin embargo, es poco significativo, con un aumento de 0,18%; mientras que en el caso de la jubilación demorada sufrirían una bajada del 1,05%.