Los cambios demográficos están afectando las finanzas de los sistemas de pensiones en el mundo y en forma especial en los programas de reparto. Ante ello, muchos países se han visto obligados a realizar reformas paramétricas en sus sistemas de pensiones, tales como aumentar las tasas de contribución, aumentar la edad de jubilación, aumentar el número de años de cotización necesarios para tener derecho a pensión, congelar los beneficios de pensiones, o introducir ajustes a la fórmula de indexación de las pensiones para hacerlas menos generosas, ayudando así a reducir la carga fiscal que significa el pago de pensiones públicas.
Según un informe del Banco Mundial, entre 1995 y 2005 57 países aumentaron la tasa de cotización en sus programas de reparto, 18 aumentaron la edad oficial de jubilación y 28 ajustaron los parámetros en la fórmula de los beneficios y recortaron o congelaron el importe de pensiones para disminuir los costes fiscales.
Además, en base a la información recopilada por FIAP (Federación Internacional de administradores de fondos de pensiones), se ha detectado que entre 2009 y junio de 2019, 21 países aumentaron la tasa de cotización en sus programas de reparto, 39 aumentaron la edad de jubilación y 33 ajustaron los parámetros en la fórmula de los beneficios y recortaron o congelaron el importe de las pensiones de jubilación.
En términos globales, entre 1995 y junio 2019, 78 países han aumentado la tasa de cotización en sus programas de reparto, entre los que figuran Costa Rica, Croacia, Nicaragua, Noruega y Países Bajos. Además, 57 han aumentado la edad d jubilación, como es el caso de Eslovaquia, Reino Unido y Rusia. Por último, Argentina, Bélgica, Brasil, Italia y Japón figuran entre los países que han ajustado la fórmula de los beneficios o han reucido directamente sus beneficios para disminuir los costes fiscales.