Si la brecha de género en los sueldos en España es del 15%, según las estadísticas de Eurostat, la distancia que separa a hombres y mujeres en sus ingresos por jubilación llega hasta el 35%. Para la Fundación Edad&Vida, las dificultades añadidas a las que tienen que enfrentarse las mujeres (salarios más bajos, problemas de conciliación, dificultades de promoción, etc.) hacen preciso una adecuada planificación de su futuro y requieren de actuaciones concretas de empresas y Gobierno.
A pesar de que hay más mujeres universitarias que hombres, de estar presentes en todos los sectores económicos y en todas las franjas de edad, la realidad es que cobran, como media, un 15% menos que los varones, una brecha de género que todavía está más presente en sus jubilaciones, donde la distancia se agranda hasta el 35%, y que viene agravada por sus mayores expectativas de vida, 85 años, cuatro más que los hombres.
Atendiendo a los datos del departamento de estadísticas de la Seguridad Social, en diciembre de 2017 había 4,2 millones de mujeres percibiendo algún tipo de pensión (la mitad de ellas en forma de jubilaciones y 1,5 millones como pensiones de viudedad). En número casi igualan a los pensionistas hombres, estimado en 4,5 millones, aunque los que perciben una jubilación son significativamente más que ellas, un total de 3,6 millones de individuos.
Sostenibilidad de las pensiones y RSC
Según las estadísticas demográficas de la OCDE, la expectativa de vida de las españolas está en 85 años, es decir, cuatro más que la de los varones, y nada menos que el 80% de las personas que llegan a los cien años (en estos momentos más de 15.000) son mujeres, lo que significa que esta circunstancia tendrá que tenerse en cuenta en las medidas que se adopten para que sus pensiones de jubilación se ajusten a su recorrido vital.
Desde Edad&Vida advierten que “habrá que ver cómo se tiene en cuenta la esperanza de vida de quien se jubila, el denominado ‘factor de sostenibilidad’, que entrará en vigor en 2019, para calcular la pensión”. Un dato que se añadirá a los ya existentes, esto es, el de la edad de jubilación, los años cotizados y la cuantía cotizada y que, al parecer, se utilizará como coeficiente para reducir las pensiones en función de la esperanza de vida.
Mientras llegan las iniciativas legislativas y se adecúa el actual sistema de retribuciones, la pensión media de jubilación percibida por las mujeres en diciembre de 2017 era de 791 euros, muy alejada de los 1.240,4 euros mensuales que recibieron de media los varones, según resulta de la consulta de datos estadísticos del Sistema de la Seguridad Social.
La principal causa de esta diferencia de hasta un 35% en la percepción de las prestaciones por jubilación es consecuencia directa de la brecha salarial entre los salarios de hombres y mujeres en la vida activa, situada en torno al 15% y que, según el Foro Económico Mundial, al ritmo actual harían falta 170 años para equipararlos salarialmente.
En opinión de Joaquim Borrás, presidente de Edad&Vida, “es preciso activar políticas que posibiliten una mayor inclusión de la mujer en el mercado laboral y la equiparación de sus ingresos con respecto a los de los hombres”. Para conseguirlo, además, “será preciso que las empresas incorporen en sus políticas de Responsabilidad Social Corporativa la necesidad de sistemas retributivos no discriminatorios y facilitar el acceso de la mujer a los puestos directivos”.
Desigualdades
Con respecto a las retribuciones, según el informe ‘Pensiones desagregadas’ elaborado en 2017 por UGT, el 72% de las mujeres que han accedido a una pensión de jubilación reciben cantidades inferiores a 700 euros mensuales. Y del total de pensiones, el 42% son inferiores a esta cantidad. Casi dos tercios de quienes perciben estas pensiones tan bajas, aproximadamente 1,5 millones de personas, son mujeres frente a los algo más de 900.000 hombres que cobran pensiones iguales o inferiores a esos 700 euros.
Otro de los grandes problemas es que dos de sus principales ocupaciones siguen siendo el trabajo doméstico y de atención a la familia: el 95% se ocupa del cuidado de los hijos y el 85%, de las tareas domésticas, actividades por las que generalmente no se perciben ingresos ni se cotiza a la Seguridad Social. “Un problema”, en palabras de Borrás, “que se agrava según la mujer va cumpliendo años y que se traduce en enormes desigualdades en las pensiones de jubilación”.
Para la Fundación Edad&Vida, la solución pasa por mejorar la participación femenina en la población activa, por lo que, además de variar aspectos socioculturales, “serían precisos sistemas justos y no discriminatorios en el acceso al mercado laboral, sueldos igualitarios y promoción a puestos de decisión, además de políticas públicas ‐tanto laborales como sociales‐ dirigidas a seleccionar las fuentes de financiación de las pensiones y la conciliación entre vida laboral y familiar”.