El gobierno brasileño ha descartado cambios significativos en su plan de reforma de pensiones por considerar que el mercado ya descontó su aprobación en su formato actual. En unas recientes declaraciones, Eliseu Padilha, ministro jefe de la Casa Civil, anunció que no habrá negociaciones en los elementos clave del plan de reforma, entre los que se incluye el establecimiento de una edad mínima de jubilación.
“El gobierno no puede realizar concesiones sin correr el riesgo de minar la reforma”, comentó Padilha en una entrevista realizada el viernes en Brasilia y recogida por la publicación Bloomberg. Según Padilha la aprobación de la reforma de pensiones es fundamental para conseguir que la mayor economía de América Latina regrese a la senda del crecimiento.
En la actualidad, el país gasta cerca del 8% del GDP en pagar las prestaciones de las pensiones, una cifra que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proyecta que crecerá hasta alcanzar el 16% si no se efectúan cambios. En la actualidad, Brasil no dispone de una edad mínima de jubilación y conviven diferentes sistemas de jubilación para el sector privado, funcionarios públicos y militares.
La propuesta del gobierno establece una edad mínima de jubilación de 65 años, solicitando que los trabajadores contribuyan por 49 años para poder recibir la totalidad de las prestaciones de su jubilación. Los funcionarios públicos estarán sujetos a las mismas normas que los trabajadores del sector privado. El personal militar está excluido del plan de reforma, aunque Padilha aclaró que el gobierno está trabajando en un plan que aborde las particularidades de esta profesión.
El año pasado, el Congreso aprobó una enmienda constitucional para congelar el gasto público en términos ajustados por la inflación en los próximos 20 años. Padilha reconoce que la reforma del sistema previsional enfrenta una mayor oposición porque afecta a todos los brasileños, pero comentó que el gobierno cuenta con el apoyo del 80% de los legisladores. Los cambios en el sistema de pensiones requieren el apoyo de al menos tres quintos del Congreso y del Senado, con dos rondas de votaciones en cada una de las cámaras.
Entre los aspectos de la propuesta que Padilha considera “absolutamente no negociables”, se encuentran el establecimiento de una edad mínima de jubilación, la definición de un mismo régimen de jubilación para funcionarios públicos y trabajadores del sector privado y un endurecimiento de las condiciones para que los herederos reciban pensiones tras el fallecimiento del trabajador.
El ministro jefe también ilustró una fotografía positiva del progreso del gobierno brasileño a la hora de reestablecer la credibilidad en las finanzas de la nación. Padilha comentó no tener duda de que el perfil de riesgo de Brasil disminuyó y que caerá más con la aprobación de la reforma del sistema de pensiones. “Estamos más cerca del nivel de grado de inversión”, añadió.
Padilha también descartó aumentos de impuestos, al menos en el corto plazo. Comentó que Temer se comprometió a no incrementar la carga fiscal desde que asumió la presidencia y que el foco se centrará principalmente en la reducción de gastos. Si la economía no regresa a la senda del crecimiento, puede que sea necesario pensar en “alguna otra cosa”, pero todavía eso no estaba en el horizonte de 2017.