La tasa de ahorro de las familias ha experimentado importantes cambios en España desde la crisis financiera. Si en 2007 se situaba en el 5,6% de la renta disponible, en 2009 aumentó hasta el 11,3% para mantenerse entre 2010 y 2011 en torno al 10% y empezar a caer a continuación hasta situarse en el 5,9% en 2018. Según el informe «La tasa de ahorro en España entre 2007 y 2016: descomposición por grupos de población y posibles determinantes», publicado por el Banco de España, dicha evolución es el resultado de cambios en el gasto y en la renta de los diferentes grupos de población.
El informe analiza como la contribución al aumento de la tasa de ahorro en el período 2007-2013 fue similar entre los grupos con mayor y menor nivel educativo (48% y 41%, respectivamente), si bien el grupo con menor nivel educativo —el de menos recursos— contribuyó relativamente más a la caída del ahorro experimentada entre 2015 y 2016 (70%). Asimismo, fue especialmente acusada entre las generaciones que tenían menos de 45 años en 2007 (un 80%), que también tuvieron cierto peso en la caída del ahorro entre 2013 y 2016 (un 20%).
El siguiente gráfico explica, además, como el régimen de tenencia de la vivienda en propiedad influyó en la evolución de la tasa de ahorro durante la crisis. Así, la de los hipotecados aumentó en este período casi un 20% mientras que la de los propietarios de vivienda sin préstamo lo hizo apenas un 5% y la de los inquilinos en vivienda de alquiler lo hizo un 14,5%. Al contrario, durante el período posterior (2013-2016) la tasa de ahorro del primer grupo fue la que más descendió.
El ahorro aumenta durante el contrato temporal, pero el gasto se dispara si se convierte en indefinido
La modalidad de contrato laboral ha sido también otro elemento determinante en la evolución del ahorro en los últimos años. La explicación está, según los autores de este informe, en la existencia de ahorro por motivo de precaución, una hipótesis según la cual los hogares que se enfrentan a una mayor incertidumbre sobre la evolución de sus rentas futuras reducen su gasto presente con el fin de mantener un mayor nivel de riqueza financiera con el que atender posibles caídas de renta. Una importante fuente de incertidumbre, relevante en el mercado de trabajo español, es el tipo de contrato laboral, dado que los trabajadores con un contrato temporal afrontan una mayor probabilidad de pasar al desempleo que los que tienen un contrato indefinido.
De este modo, en la medida en que los hogares ahorren por precaución, debería observarse que sus gastos aumentan cuando el contrato temporal de la persona de referencia se convierte en indefinido —o, en otras palabras, cuando la fuente de riesgo de pérdida de renta laboral se mitiga—.
El siguiente gráfico utiliza información sobre el gasto de los hogares y la situación laboral de la persona de referencia del hogar de la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares(1998-2003) para describir la evolución del gasto y de la renta durante los trimestres alrededor de los cuales un contrato se convierte en indefinido.
La renta permanece relativamente estable durante los trimestres anteriores y posteriores a la conversión del contrato, pero la dinámica del gasto es distinta. Al acercarse el fin del contrato temporal, el gasto disminuye hasta un 8% dos trimestres antes de la conversión y se incrementa un 23% entre ese momento y el trimestre en el que contrato se convierte en indefinido. Es decir, cuando el riesgo de pérdida del empleo es elevado, los hogares reducen su consumo para aumentarlo cuando este riesgo se mitiga.
En segundo lugar, para entender la evolución del gasto, es relevante comparar el nivel de riqueza de los hogares cuyo cabeza de familia tiene un contrato temporal con el de los hogares cuyo sustentador cuenta con un contrato indefinido. Según las tres primeras olas de la EFF, comparando los hogares cuyo sustentador principal o su pareja tenían un contrato temporal con otros hogares con renta e historial laboral similares, pero en los que ambos miembros trabajaban con contrato indefinido, se observa que los primeros mantenían niveles superiores de riqueza financiera. Esta mayor riqueza financiera, derivada de una contención del gasto en períodos de incertidumbre, representaba en torno al 40% de sus rentas laborales anuales.
El ahorro por motivo precaución durante la última recesión se observó incluso entre los trabajadores con contrato indefinido. Cuando se analizan las familias en las que la persona de referencia tiene un contrato indefinido, se observa que los residentes de regiones con un mayor crecimiento del desempleo redujeron proporcionalmente más su gasto al inicio de la recesión. Más allá del tipo de contrato laboral, los hogares que percibían una mayor probabilidad de perder su empleo mantuvieron también niveles de gasto inferiores al resto.
En conjunto, estos resultados sugieren que la existencia de un motivo precaución, ligado a la incertidumbre sobre el empleo, puede explicar una parte significativa tanto del aumento del ahorro de los hogares españoles durante la crisis (2007-2013) como de su posterior reducción.