La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha presentado el primer estudio de la segunda fase del Spending Review, centrado en el análisis de 13 beneficios fiscales con el fin evaluar si cada beneficio cumple con el objetivo para el que fue creado y si generan alguna distorsión que haga que sea recomendable su reformulación.
Entre los 13 analizados, la reducción por aportaciones a sistemas de previsión social en el IRPF, cuyo coste fiscal es de 1.643 millones de euros, no ha pasado la prueba. En este sentido, la AIReF concluye que el beneficio fiscal no consigue el objetivo de incentivar el ahorro a largo plazo y plantea su reformulación completa, de manera coherente con las recomendaciones que se acuerden en el Pacto de Toledo sobre ahorro complementario a largo plazo.
Actualmente, este beneficio fiscal persigue fomentar el ahorro a largo plazo mediante la posibilidad de diferir el pago de impuestos en hasta 8.000 euros por aportaciones a planes de pensiones privados. Sin embargo, el informe ha concluido que el incentivo fiscal puede resultar negativo para un conjunto amplio de ahorradores una vez que se tienen en cuenta la fiscalidad de las prestaciones en el momento de la jubilación, las comisiones de los planes de pensiones y la tasa de preferencia intertemporal.
¿Por qué no cumple el objetivo?
Se trata de un incentivo que existe en la mayoría de los países de nuestro alrededor, pero en España coexiste con una tasa de sustitución de la pensión pública que ronda el 80%, un importe superior a la media. En este sentido, desde el informe han observado que en aquellos países donde la tasa de sustitución es alta, el total de activos ahorrados en planes de pensiones es más baja.
Las aportaciones realizadas son pequeñas, casi todos los partícipes aportan menos de 1.000 euros, estando el límite en 8.000 euros y solo el 0,9% aporta entre 7.500 y 8.000 euros, unos datos que reflejan, según expresa el documento, que hay algo que falla en el incentivo.
Otro de los datos que refleja el alejamiento de la consecución del objetivo de la ventaja fiscal son los saldos acumulados en planes de pensiones. Si se mide la riqueza media en activos reales y financieros a los 64 años, los datos reflejan que los planes de pensiones son los vehículos que menos patrimonio acumulan, una media de 11.000 euros. Una cifra que se aleja de la alcanzada por otros productos como los IIC, con 64.000 euros, o los inmuebles, con 151.000.
Asimismo, esta dinámica se repite entre las personas con rentas más altas, quienes de media acumulan unos 20.000 euros en planes, siendo el producto en el que menos ahorro tienen acumulado. Además, la AIReF considera que es un beneficio regresivo, ya que son las rentas altas quienes utilizan este beneficio fiscal, acumulándose el 66% del beneficio (1.084 millones de euros) en el decil con las rentas más altas.
Por otro lado, la evaluación también demuestra el escaso atractivo del beneficio fiscal una vez que se tienen en cuenta los tipos marginales y las comisiones. Para reflejar esta realidad, el estudio ha realizado simulaciones para declarantes reales, donde se han encontrado que en las rentas altas el ahorro fiscal es de 773 euros, mientras que el gasto en comisiones asciende hasta 7.776 euros. Se trata de un incentivo que sale a cuenta para las rentas bajas, sin embargo, son los que menos capacidad de ahorro tienen.
Según expresa el informe, todos estos datos llevan a la conclusión de que el beneficio no está funcionando de manera correcta y no tiene la fuerza suficiente como para incentivar el ahorro a largo plazo.