La pandemia ha afectado, sin duda, a la visión que los españoles tienen de sus gastos y de sus finanzas personales. De hecho, el 61% de los españoles afirma que está preocupado por cómo afectará la actual coyuntura al ahorro planificado tras retirarse de la vida laboral, según una encuesta realizada por Bankinter a 1.400 personas de patrimonio medio-alto. Este pensamiento se sitúa, así, como la segunda preocupación en términos generales, aunque el 21% de los entrevistados lo coloca en primer lugar.
No obstante, lo que más preocupa a los españoles con interés en invertir es el riesgo de perder el trabajo, como afirma un 70% de aquellos que han participado en la encuesta elaborada por Bankinter para detectar cómo han cambiado prioridades y hábitos en este segmento a raíz del coronavirus.
Otra de las preocupaciones es no poder hacer frente a pagos como la hipoteca o el alquiler, como admiten seis de cada diez entrevistados. Se trata del mismo porcentaje que en el caso del impacto en la jubilación lo que pone de manifiesto que el coronavirus ha despertado en los españoles de capacidad financiera media/alta la necesidad de atender más tanto los gastos a corto como el ahorro a largo plazo.
El COVID-19 ha impactado negativamente en las finanzas personales de un 43% de los encuestados. De hecho, el impacto real es mayor del percibido porque al preguntarles acerca de cambios de hábitos de gasto, ahorro e inversión, el 63% del total afirma que ha tenido que modificarlos por la pandemia. Por ejemplo, casi ocho de cada diez -en concreto, un 79%- han aplazado sus vacaciones por la especial coyuntura generada.
Asimismo, los encuestados han aplazado tanto compras de coche (un 19% de los encuestados) como de vivienda (un 15% del total).
En lo que se refiere específicamente a la situación financiera, casi seis de cada diez entrevistados señalan que se preocupan más por el seguimiento de su ahorro y su inversión. Llama la atención que en patrimonios medios-altos el 23% en una de las franjas más jóvenes, la de 24 a 35 años, asegura estar más pendiente de sus finanzas personales.
En cuanto a la actitud ante las inversiones, si antes de la pandemia destacaba la cautela, esta se ha intensificado: ahora un 50% declara ser cauto, siete puntos porcentuales más que antes de que irrumpiera el coronavirus. Al mismo tiempo, ha aumentado el escepticismo de cara a las inversiones, como afirma un 26% de los encuestados, y también ha bajado notablemente el optimismo: del 13% al 5%.
Inversiones: asesoría y canales digitales
Si entramos más en profundidad en el apartado de inversiones, se dan dos polos opuestos en lo que se refiere al apoyo de un experto a la hora de realizarlas. Así, casi la mitad, un 45% de los encuestados señala que ha recibido algún tipo de asesoría o recomendaciones y un 21% lo ha contratado. Además, del total, casi un tercio, un 32%, afirma que le gustaría tener un asesoramiento financiero en el futuro.
Ante la pregunta acerca de qué cantidad pueden reservar los entrevistados, de patrimonio medio -alto, con el fin de destinarla a ahorro o inversión, ocho de cada diez, el 81% de ellos, apunta que entre 50 y 500 euros al mes. Otro 13% destinaría de 500 a 1.000 euros.
Siguiendo con la inversión, qué duda cabe que la pandemia ha reforzado los canales digitales como vía para llevar a cabo operaciones. Interpelados acerca de una plataforma online para realizar sus inversiones, más de la mitad (el 56%) se mostraron interesados en utilizar esta herramienta.
Otro dato llamativo, que contrasta con la aceleración de la digitalización en general entre los usuarios financieros y más en aquellos de patrimonio medio/medio-alto, es que solo uno de cada diez conoce lo que es un roboadvisor, es decir, un gestor digital de inversiones. Esto muestra que la digitalización está costando más en un área específica como es el del ahorro y la inversión frente a la de los gastos en el presupuesto individual.