El pico del problema del sistema de pensiones llegará en las décadas de 2030 y 2040. Así lo ha anunciado el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, en las Jornadas de Información Macroeconómica organizadas por la APIE. Según ha explicado, el gasto en pensiones volverá a ajustarse pasado 2050, cuando la mayor tensión provocada por la jubilación de los baby boomers comience a diluirse. Bajo esta explicación ha defendido la reforma que ha acometido, señalando que se centra en la década de los 30 y 40. Según ha adelantado, 2048 será el año más difícil para el sistema.
Asimismo, ha destacado algunas ventajas de nuestro sistema como, por ejemplo, que la edad de jubilación esté aumentando gradualmente hasta los 67 años (para 2027) o que nuestro sistema no cuente con regímenes especiales. “Todas estas ventajas no son muy destacadas, pero hay que ponerlas en valor porque nos permiten mirar al futuro con tranquilidad”, ha apuntado.
Otro de los hitos que ha comentado ha sido la vuelta a la vida del fondo de reserva, que se diseñó para afrontar estos periodos de desequilibrios, pero que se consumió de forma prematura durante la crisis financiera de 2008. Después de una década, este año es el primero que vuelve a dotarse.
Las pensiones se revalorizarán un 8,5%, un gasto que, según Escrivá, podrá compensarse
En cuanto a la revalorización de las pensiones para 2023, que lo harán de acuerdo con la inflación media del año anterior, Escrivá ha anunciado que experimentarán una subida del 8,5%. El ministro ha admitido que supone un aumento del gasto, pero considera que seremos capaces de neutralizarlo con distintas medidas. Por ejemplo, gracias al aumento de la edad de jubilación y las distintas medidas para fomentar el alargamiento de la vida laboral y penalizar la actitud contraria, o por la vía de ingresos gracias a mecanismos como el MEI. Según ha apuntado, el número de trabajadores que se jubilan con más de 65 años ha crecido más del 7% en lo que va de año con respecto al promedio de 2017-2019, mientras que han bajado un 12% las jubilaciones anticipadas (con menos de 61 años).
Escrivá ha señalado además que no se prevén cláusulas de escape de esta medida de revalorización, una duda que había surgido ante la elevada y excepcional inflación que estamos experimentando. “Los pensionistas son más vulnerables y la subida de la inflación les impacta más. Los productos más afectados representan un 66% de los consumidos por los pensionistas”, ha apuntado.
Además, el ministro ha aprovechado para recordar que queda pendiente rediseñar las modalidades de jubilación activa y parcial, ya que considera que debería hacerse una transición más gradual con reducción de horas trabajadas, como ocurre en otros países.
Fuente: Ministerios de Inlusión, Seguridad Social y Migraciones
Discrepancia en las previsiones
Escrivá se mostró optimista frente al reto de las pensiones, depositando confianza en las medias acometidas. Sin embargo, los académicos muestran una imagen más oscura del futuro, alegando que las medias son insuficientes y no lograrán mantener la sostenibilidad y suficiencia del sistema a largo plazo. En este sentido, Elisa Chuliá, investigadora de Funcas, señaló en la posterior mesa redonda que “hay una anomalía entre las perspectivas y análisis de los expertos y los gobiernos. Deberíamos reclamar un acercamiento para ver las discrepancias”. Según la experta, mantener el sistema requerirá de reformas y “más audaces” de las que se han acometido.
En esta misma línea comenzó su intervención Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco: “Sería bueno que si se abre una reforma se configure una mesa de expertos independientes. Arrojaría mucha luz y transparencia”. Martínez-Aldama también ha reclamado el envío de información sobre la pensión esperada, una norma que se aprobó en 2011 pero que aún no se ha cumplido.
Un sistema conformado por tres pilares
El presidente de Inverco ha recordado que nuestro modelo de pensiones no está homologado con los de los países de la OCDE, ya que 2 de cada 3 países tienen un modelo en el que los jubilados cobran dos pensiones: de reparto y capitalización. “Cuanta más diversificación, más confianza para todos”.
“La relación entre los tres pilares del sistema de pensiones no está clara en España”, ha advertido Chuliá. “Pesa el argumento de que si se desarrollan los otros pilares será en detrimento del público, pero no se trata de debilitarlo, sino complementarlo”. La experta, además, ha añadido que “los que no ahorran confiando en la solidez, no siempre contrastada, del primer pilar, al final serán los más perjudicados”.
Por su parte, Carlos Bravo, secretario de Políticas Públicas y Protección Social de CCOO, considera que hay una “involución” en el debate social de las pensiones, fruto de la “sobrerreacción que identifica los pilares complementarios como los enemigos de la pensión pública”.