El saldo del sistema de pensiones público continúa deteriorándose. Según el último informe del Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social de la Universidad de Valencia, tanto el déficit anual contributivo (la diferencia entre ingresos por cotizaciones y gastos contributivos) como el saldo del sistema de Seguridad Social por operaciones no financieras (el cual incluye las transferencias internas del Estado a la Seguridad Social) han empeorado.
Según los autores, el déficit contributivo ha seguido empeorando en el tercer trimestre de 2020 respecto al trimestre anterior debido a la lenta recuperación de los efectos de la crisis del COVID-19 en lo que respecta a los menores ingresos por cotizaciones. Por su parte, el déficit por operaciones no financieras también ha empeorado, según valoran, al no producirse transferencias extraordinarias en este trimestre.
Concretamente, el saldo del Sistema de Seguridad Social por operaciones no financieras arroja un déficit anual tras el tercer trimestre de 2020 de 16.822 millones de euros, equivalentes a un 1,47% del PIB, frente a los 8.714 millones de euros de déficit anual del trimestre anterior, equivalentes al 0,74% del PIB. Hace un año el déficit era del 1,55% del PIB.
Este déficit es el resultado de unos ingresos anuales de 157.826 millones de euros y unos gastos de 174.649 millones de euros. La subida del déficit por operaciones no financieras del tercer trimestre tiene su explicación en el dato anómalo del segundo trimestre, muy bajo debido a la transferencia extraordinaria del Estado a la Seguridad Social bajo el título “Transferencia para equilibrar el impacto en las cuentas de la Seguridad Social derivado del COVID-19” que se realizó en el segundo trimestre por importe de 14.002,59 millones de euros.
Por otro lado, el déficit anual contributivo, resultado de introducir ajustes en los ingresos y gastos por operaciones no financieras para excluir los ingresos y gastos no contributivos y las transferencias internas, ha aumentado y se sitúa en 28.401 millones de euros, equivalentes al 2,48% del PIB, frente al déficit anual del 2,10% del PIB del trimestre anterior y al 1,63% del PIB de hace un año. El dato anual de ingresos contributivos, que no tiene en cuenta las transferencias del Estado, ha registrado una disminución de 1.650 millones de euros mientras que los gastos contributivos han aumentado en 2.100 millones de euros, respecto al dato anual del trimestre anterior.
2020 cerrará con niveles máximos históricos en el déficit contributivo anual
Según alertan desde el estudio, de cara a los próximos trimestres, se espera un continuado incremento del déficit contributivo sobre el PIB de la Seguridad Social por la persistencia de la crisis sanitaria, con nuevos rebrotes que dificultarán la vuelta a la normalidad económica.
Con todo, la distribución del déficit entre administraciones públicas depende de las transferencias entre ellas, siendo posible que la Administración Central absorba una parte del déficit del sistema contributivo de la Seguridad Social a través de transferencias para apoyar su equilibrio presupuestario o para paliar los efectos del COVID-19, como ha ocurrido en el segundo trimestre.
Para lo que queda de 2020, el déficit contributivo anual, que no se ve afectado por las transferencias del Estado, se situaría en su nivel máximo histórico tanto en términos absolutos (superando los 30.000 millones de euros) como en términos de PIB, lo que exigirá transferencias del Estado y/o nuevas operaciones financieras (préstamos con cargo a endeudamiento).
Este trimestre se han aprobado las recomendaciones del Pacto de Toledo, cuya principal medida pretende traspasar al Estado todo el déficit de la Seguridad Social en el horizonte de 2023. Esto supone explicitar lo que ya viene ocurriendo desde que se agotó el fondo de reserva, financiar el déficit contributivo mediante préstamos o transferencias extraordinarias del Estado. Así pues, los autores señalan que en el futuro iremos viendo cómo va desapareciendo el déficit por operaciones no financieras, pero alertan que no ocurrirá lo mismo con el déficit contributivo. “La ciudadanía debe conocer los efectos de esta recomendación, que consiste en trasladar el esfuerzo que deberían hacer los participantes en el sistema de pensiones a toda la sociedad, que deberá hacer frente con impuestos presentes o futuros (en la parte que se recurra al endeudamiento) al desequilibrio del sistema”, concluyen.