El gran momento normativo y legislativo que vive la industria en torno a las cuestiones ESG se sustenta en datos concretos. Por ejemplo, en 2021, se aprobaron más de 160 políticas. En consecuencia, las gestoras reaccionaron, y se lanzaron más de 760 fondos de renta variable ESG en todo el mundo, según los datos que destaca Bank of America en su informe ESG Matters-Global.
“El aumento de la demanda de los inversores ha impulsado las agendas climática y social; no solo en la UE, sino a nivel internacional. En 2021 se introdujeron más de 160 instrumentos de política financiera sostenible nuevos o revisados (UN PRI). Además, el impulso de la sostenibilidad se refleja en los fuertes flujos de fondos ESG, ya que en todo el mundo se introdujeron unos 760 nuevos fondos de renta variable ESG en 2021, y representaron alrededor de un dólar de cada tres que entraron en renta variable mundial”, apunta el informe de la entidad.
La Unión Europea mantiene el liderazgo en el desarrollo de la inversión bajo criterios ESG. Entre los pasos más relevantes dados en 2021 destaca la entrada en vigor del Reglamento SFDR y la adaptación de la primera DA climática de la Taxonomía que define las actividades económicas relativas a la mitigación y adaptación al clima. “La UE está desarrollando la taxonomía para los cuatro objetivos restantes, una taxonomía marrón (o de transición medioambiental) y una taxonomía social centrada en los productos y servicios sociales. Por su parte, el BCE está realizando pruebas de resistencia para evaluar la preparación de los bancos para gestionar los riesgos climáticos, cuyos resultados se esperan para julio de 2022. Y los legisladores de la UE están deliberando sobre la Norma de Bonos Verdes, cuya adopción se espera para el tercer trimestre de 2022. Por último, el primer conjunto de normas mínimas sobre la presentación de informes de sostenibilidad de las empresas de la UE está previsto para octubre de 2022, aplicable a partir del 24”, señala el informe de cara a las novedades legislativas que se esperan para este año en la UE.
Teniendo en cuenta esta fructífera actividad normativa, los expertos de Bank of America esperan que 2022 sea otro año notable para la inversión ESG. En concreto, según los datos Morningstar, se espera que los fondos bajo el Artículo 8 y 9 del SFDR alcancen el 50% de los activos totales de los fondos de la Unión Europea a mediados de 2022. A partir de este año, los inversores deben informar sobre la exposición total de sus activos a las actividades elegibles por la taxonomía y para 2023, deben informar sobre cómo integran/gestionan los riesgos de sostenibilidad y la alineación de su cartera con la Taxonomía (nivel 2). “Una vez adoptado el APG, los emisores podrán utilizar la etiqueta de bonos verdes de la UE, lo que significa que el 100% de los ingresos se ajustan a la taxonomía, según la propuesta actual”, añaden desde Bank of America.
Fuera de la Unión Europea, países como el Reino Unido también están avanzando considerablemente en este campo para estar alineado con su objetivo de reducir en un 78% sus emisiones para 2035. Los expertos de la entidad destacan que es el primer país del G20 en hacer obligatoria la divulgación de los riesgos/oportunidades relacionados con el clima, de conformidad con el TCFD, a partir de abril de 2022. Además, tiene previsto implantar una taxonomía verde y divulgaciones/etiquetas de sostenibilidad en línea con la taxonomía de la UE y el SFDR.
Asia y EE.UU. se ponen al día
El Reino Unido, la ASEAN (región del sudeste asiático) y China están siguiendo los pasos de la UE en materia de ESG/cambio climático desarrollando su propia taxonomía. Según explica el informe de Bank of America, se inspiran en la de la UE, pero introducen cambios de acuerdo con las políticas locales y las normas internacionales (como la TCFD), y colman las lagunas de las propuestas de la UE (como la inclusión de actividades transitorias).
“Se espera que EE.UU. proponga normas obligatorias de divulgación de información ESG, incluida la relativa al cambio climático, a principios de 2022. Aunque el cambio climático es la principal prioridad, también ha habido iniciativas sobre cuestiones de capital humano, como la diversidad de la mano de obra y de los consejos de administración. Aunque estas normas pretenden ayudar a los inversores mundiales, las diferencias en los marcos podrían hacer que la comparabilidad sea un reto para los flujos transfronterizos. Las NIIF anunciaron la creación del Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB, por sus siglas en inglés), que se encarga de elaborar la información corporativa obligatoria sobre ASG. Es posible que las normas de sostenibilidad del ISSB, previstas para 2022, incluyan importantes requisitos de divulgación relacionados con la sostenibilidad”, afirman desde la entidad.
Entre las iniciativas más inmediatas, la Comisión del Mercado de Valores de EE.UU. (SEC) propuso normas para la divulgación de información ESG en relación con una serie de áreas, como el riesgo climático, el capital humano, como la diversidad de la plantilla y la diversidad de los consejos de administración, y el riesgo de ciberseguridad. Se espera que la SEC proponga normas de divulgación ESG obligatorias a principios de 2022, con el cambio climático como principal prioridad.
Armonización internacional
Como bien indican los expertos de Bank of America en su análisis sobre las normativas en torno a la ESG más relevante de este año, el gran reto es que todo esto tenga sentido a nivel global. Con este fin, durante la conferencia sobre el clima COP26, las NIIF anunciaron la creación del Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB), al que se le encomendó la tarea de elaborar información corporativa obligatoria sobre ESG.
“Dado que las normas contables se centran principalmente en el impacto material para la entidad legal en términos de divulgación obligatoria, las NIIF y el ISSB desarrollarán normas coherentes con las existentes del SASB. Es posible que las normas de sostenibilidad del ISSB previstas para 2022 incluyan una cantidad significativa de requisitos de divulgación relacionados con la sostenibilidad, cada uno con el mandato de recopilar información de toda la empresa, probablemente con carácter trimestral, con los controles adecuados para garantizar la exactitud de dichos datos”, explica el informe en sus conclusiones.
Además, destaca la labor del Grupo de Trabajo sobre Información Financiera Relacionada con la Naturaleza (TNFD), una iniciativa global que proporcionará un marco de información para que el sector financiero evalúe, gestione e informe sobre las dependencias e impactos en la naturaleza. Según el documento de Bank of America, la TNFD adopta un enfoque más amplio que la simple lente del carbono de la TCFD. “Por lo tanto, para la presentación simultánea de informes sobre la naturaleza y el clima, la TNFD se alineará con el marco de cuatro pilares de la TCFD y pretende que sus recomendaciones sean sencillas para los que ya han aplicado la TCFD. Se espera que el proyecto de marco de información se ponga a prueba en 2022 antes de ser publicado en 2023”, concluye en sus conclusiones.