Simplificación regulatoria, transformación y planificación financiera: han sido tres conceptos muy escuchados dentro del foro Tendencias globales en gestión de activos, organizado por KMPG y El Confidencial, en el que participaron esta mañana representantes de la industria del asset y wealth management español. Son las armas -para impulsar sus negocios y también la inversión en los mercados europeos- de un sector que se ve “forzado” a innovar no solo en el contexto de una evolución natural sino también en lo que puede considerarse una reacción obligada ante la ofensiva competidora -marcada por la desregulación abanderada por Trump-, al otro lado del Atlántico.
“La llegada al poder de Trump será un acicate para Europa. El lobo ya está aquí y, para evitar que se coma a las gallinas europeas, y para podar generar crecimiento, hay que despertarse de este sueño”, decía Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco, añadiendo que nos encontramos en un “momento crucial”, en el que “estamos arrinconados, seminoqueados” y en el que Europa “tiene que levantarse y contraatacar”.
Más allá de ideas muy presentes en los debates como la necesidad de impulsar la colaboración público privada, o la financiación privada para ejecutar la transición de la economía europea hacia una vertiente más sostenible y digital, la industria esgrimió el arma de la simplificación regulatoria como receta que ya está aplicando Europa. Porque, según los expertos, ayudará a convertir de nuevo al continente en destino de inversión, a incrementar el peso del inversor minorista en los mercados financieros y a impulsar el papel de la financiación no bancaria en la economía, también en la española.
En segundo término, la transformación y el dinamismo son obligados en la industria de gestión de activos, que moldea no solo su forma de invertir (con paradigmas en auge como la gestión indexada, la gestión sistemática o la democratización de la inversión alternativa) sino también sus modelos de negocio y distribución (moviéndose hacia lugares como el comisionamiento explícito, el impulso de los servicios -gestión discrecional y asesoramiento– frente a los productos, o una perspectiva centrada en el cliente) y los patrones de relación con el cliente –a través de la tecnología y la IA-. Sin olvidar la potencial revolución que podría conllevar la tokenización.
En los mercados privados, esa innovación se está materializando a través de fórmulas como la democratización o el mayor acceso de la banca privada, la aplicación de una tecnología que traerá eficiencia, automatización y seguridad, y la externalización de la operativa y los servicios de administración.
Por parte de las bancas privadas, también presentes en el evento, la transformación a futuro debe orientarse hacia la planificación financiera, dejando atrás conceptos y segmentaciones tradicionales, según defendieron los expertos.
Simplificación normativa: un camino en tránsito
Tras los últimos años de tsunami regulatorio destinado a proteger al inversor pero que ha supuesto trabas y costes para las entidades del Viejo Continente, la industria europea aboga ahora por caminar hacia una simplificación. Carlos San Basilio, presidente de la CNMV, habló, en la conferencia de apertura, del buen entorno de la industria de la inversión colectiva en España -donde el producto fondo “funciona”, y también la marca europea UCITS-, pero se mostró más sombrío al dibujar los retos de los mercados de valores del continente, donde los canales bancarios siguen siendo mayoritarios en financiación, en un momento en que la financiación vía mercados es muy necesaria -como señalan los informes Draghi y Letta y, desde antes, los esfuerzos por hacer realidad la unión del mercado de capitales-, y donde el ahorro acumulado se canaliza hacia otras geografías.
“Para lograr que el dinero se oriente hacia Europa, y facilite el desarrollo y la innovación en el continente, haría falta aumentar el atractivo de los mercados de valores frente a otras opciones de financiación. Para conseguirlo estamos en el mantra de la simplificación: no se trata de una simple desregulación sino de una revisión de los efectos de las normas en vigor, las cargas para los agentes del mercado y sus beneficios, pero cuidando de que no se genere desprotección del inversor y crisis como las del pasado. Esto ha de producirse a todos los niveles y con urgencia”, aseguró. Ya hay un calendario de actuación desde ESMA, y en los supervisores nacionales: “Es una prioridad para Europa y los gobiernos, y en este punto, en la CNMV estamos viendo en qué actuaciones supervisoras podríamos adoptar para facilitar la relación con los agentes, por ejemplo con la incorporación de nuevas tecnologías o mediante una revisión de cargas”, indicó el presidente.
Un mantra que también ha de aplicarse a la hora de intentar impulsar la participación del inversor minorista en los mercados y en la industria de la inversión colectiva. “La impresión es que España se ha quedado fuera de los mercados de valores por razones como las malas prácticas previas a la crisis financiera, un exceso de protección con MiFID y una legislación complementaria, que supone controles y barreras para el inversor. Para incorporarle a los mercados manteniendo la protección hemos de simplificar, aligerar los procesos, ampliar los productos para darle acceso a nuevos mercados, como los de capital riesgo, pero estableciendo límites. La estrategia de inversor minorista traía consigo elementos intervencionistas como la fijación de precios y comisiones, o los tests de control y ahí está la negociación: hemos de ver cómo incorporar estos nuevos aires de simplificación a la estrategia de RIS sin tener que hacer un texto nuevo”, aseguró.
Para Inverco, el RIS nació con buenos propósitos, pero no va en línea de aumentar la competitividad y favorecer el acceso a los mercados y complica ese “investor journey”. “Es más fácil comprar una criptomoneda que una acción o un fondo. Veremos cómo va evolucionando el RIS con la presidencia polaca y si vamos hacia una simplificación de la propuesta: no es una desregulación pero sí se trata de evitar una sobrerregulación”, interpreta Martínez-Aldama.
San Basilio, sin embargo, destacó aspectos positivos de la normativa a mantener, como la incorporación de la tecnología y las ventajas digitales de la distribución y comercialización de productos financieros o la mayor facilidad de combinar distintos intermediarios o pasar de uno a otro sin nuevos tests. Son ideas para mejorar el acceso del inversor minoristas a vehículos UCITS, acciones de mercados regulados, bonos o capital riesgo. Pero no a otros como los criptoactivos, que según el presidente “deben tener un tratamiento muy diferente, por tres motivos: su naturaleza (muchas veces lo único que hay detrás son expectativas de revalorización), su nivel de supervisión (MiCa establece un marco mucho menos exigente que MiFID) y el hecho de que se quedarán fuera de mecanismos de protección como el Fogain.
“En resumen, la buena situación de inversión colectiva en España no debe ocultar los retos. Tenemos una situación coyuntural especialmente buena para reforzar los mercados españoles –con factores positivos como múltiplos de valoración en niveles razonables, y el crecimiento- pero hemos de generar un marco estructural que facilite la inversión. La simplificación está aquí para quedarse, el reto es que nos encontremos con falta de avances: en un año habría que tener ya claras las medidas que mejoran experiencia de inversor, y hay que seguir poniendo el foco en el minorista, para ampliar su gama de opciones manteniendo control de sus riesgos”, apostilló el presidente de la CNMV.
Simplificación en ESG
También habló de simplificación Lily Corredor, directora general de Ibercaja Gestión, en una mesa sobre el futuro de las gestoras en España: “Europa es un continente más maduro y es lógico que también tenga mucha regulación, no podemos denostarla porque nos ha dado tranquilidad y seguridad, pero para lograr un equilibrio sería deseable un cierto grado de desregulación debido a gran competencia global”. La experta habló del tsunami normativo que ha vivido la inversión sostenible: “Hemos puesto más foco en los productos sostenibles que en la demanda que hemos visto por parte del inversor. La cuestión es qué hacemos ahora, si seguimos apostando por ella. Esperamos que esa regulación tan fuerte se pueda comprimir, tanto para las empresas como para las gestoras, y adoptar punto de vista más práctico y llevadero”.
Para la CNMV, este es uno de los grandes desafíos, pero hay que seguir adelante. Su postura pasa por simplificar, pero sin desandar el camino: “Desde Europa no podemos desandar el camino, sino ver cómo podemos hacer la normativa aplicable y realista, sin exceso de cargas, para que la sobrerregulación no acabe matando al producto; de ahí los nuevos aires de simplificación que vemos en Bruselas, una buena noticia”, insistía San Basilio.
Lola Solana, presidenta del Instituto Español de Analistas, recordó la existencia de “menos flujos de inversión a Europa que a EE.UU.”. “Europa siempre se une ante agresiones externas y ahora Trump es un wake up call para los inversores. Si las incertidumbres geopolíticas se disipan se volverá a invertir en el continente. En EE.UU. todo está más simplificado pero todo tiene un precio, y hemos de aprovechar para trabajar en mejorar Europa”.