Recientemente, el Banco Central Europeo (BCE) ha advertido que el nuevo impuesto propuesto por el gobierno de España podría causar un efecto adverso importante en los sistemas financieros locales y distorsionar los modelos de negocio de los bancos. La institución monetaria ha recomendado un análisis exhaustivo de las posibles consecuencias negativas de la introducción de impuestos a la banca con fines presupuestarios generales, lo que podría diluir la actual propuesta española.
Sin embargo, este no es el único país que ha considerado adoptar impuestos bancarios extraordinarios. Los analistas de Credit Suisse han buceado entre los países europeos e identificado qué otros están estudiando esta clase de medida y, sobre todo, cuál será el coste para los bancos en términos absolutos. Como punto de partida, destacan que el coste medio de los gravámenes bancarios es de c10% del PBT de 2022.
Respecto a ese análisis por países, señalan que mientras que varios países europeos contaban con gravámenes bancarios preexistentes (además del Fondo Único de Resolución y otros sistemas temporales de garantía de depósitos), otros tienen o están estudiando impuestos bancarios adicionales para ayudar a pagar la crisis del COVID-19. «Estos han adoptado la forma de gravámenes únicos, como por ejemplo España y Hungría, topes temporales de las tasas, como el caso de Francia, y contribuciones al fondo, como es el caso de Bélgica, y nuevos gravámenes sobre el balance, como sucede en Suecia. Esperamos un nuevo anuncio para la República Checa en breve, pero por el momento no esperamos nuevas medidas en el Reino Unido, Alemania, Países Bajos o Italia», explican.
El caso de España
Según explican desde Credit Suisse, el 11 de julio de julio, el gobierno español anunció un nuevo impuesto temporal para las grandes instituciones financieras, que pretende recaudar un total de 1.500 millones de euros al año durante un periodo de dos años. La propuesta pretende gravar el 4,8% de los ingresos básicos de los bancos (ingresos netos más comisiones) en los ejercicios de 2022 y 2023. El 13 de septiembre el Congreso de los Diputados acordó iniciar la tramitación de la propuesta y ha quedado finalmente aprobado a finales de noviembre. Frente a ello, el BCE ha instado anteriormente a ser cauteloso a la hora de aumentar los impuestos a los bancos ya que podría causar un efecto adverso importante en los sistemas financieros locales y distorsionar los modelos de negocio de los bancos.
«Los sistemas financieros locales podrían verse afectados y distorsionar los modelos de negocio de los bancos, por ello el BCE ha recomendado un análisis exhaustivo de las posibles consecuencias negativas de la introducción de impuestos a los bancos con fines presupuestarios generales. Esto podría hacer que se diluyeran las actuales propuestas españolas», destacan los analistas de Credit Suisse.