Han pasado solo unos días desde que el Parlamento Europeo, en su último pleno antes de la disolución previa a las elecciones del 25 de mayo, aprobara diversas normativas que sientan las bases legales en las que se apoyará la actividad de la industria de la gestión de activos, y los análisis no se hacen esperar.
Si bien MiFID II traerá una distinción entre asesores independientes y dependientes y la prohibición de incentivos entre los primeros (aunque el europeo es un acuerdo de mínimos y serán las autoridades nacionales las que tendrán que llevar al detalle esas normas en los próximos dos años), y UCITS V conllevará más responsabilidad, y costes a los depositarios, PRIPS igualará el terreno de juego para fondos de inversión y otros productos. Pero no solo eso: la normativa pone el foco regulatorio en los fabricantes de productos, es decir, entidades gestoras o aseguradoras.
“El foco regulatorio puesto solo en el comercializador ha fallado y por eso, además de reforzarlo con MiFID II, PRIPS traslada el foco desde el asesor o comercializador a la fábrica de productos”, explica Gloria Hernández, socia responsable de Regulación para el Sector Financiero de Deloitte, en el marco del foro de asesores financieros “2014: Ahorro a largo plazo y reforma fiscal”, organizado por Inversión y EFPA España.
Así, las entidades gestoras tendrán que determinar el universo de clientes de los productos que creen, dejar bien claro su perfil de riesgo (en el KID similar al de los fondos) y verficar que se comercializan adecuadamente. Algo que supone compartir la responsabilidad desde le punto de vista de la comercialización con la entidad distribuidora o el asesor.
Desde Clifford Chance, Natalia López-Condado, responsable del Departamento de Asset Management & Private Banking, explica que con los documentos de información que tendrán que tener los productos empaquetados, se podrá comparar entre ellos, y hace hincapié también en ese nuevo foco de responsabilidad para las gestoras.
La normativa PRIPS (Packaged Retail and Insurance-based Investment Products) regula los productos empaquetados, entre ellos los aseguradores, para inversores minoristas e impone que ofrezcan información similar a la que ofrecen los fondos de inversión en el documento simplificado. En opinión de Efama, la asociación de fondos europeos, el KID aumentará la transparencia sobre los productos y contribuirá a la protección del inversor y tendrá un importante papel para mitigar el riesgo de ventas inapropiadas de productos de inversión. Además, la asociación valora que su aplicación a gestoras, bancos y aseguradoras contribuye a crear un terreno de juego igualado en la transparencia de sus productos, aunque cree que hace falta más trabajo para incluir otros productos similares que aún no están bajo el alcance de PRIPS.
¿Evitará nuevas crisis?
El exceso de regulación tras la crisis financiera tiene como objetivo aumentar la protección del inversor y evitar que la historia se repita. La cuestión es si ese exceso de regulación que consideran algunos podrá evitar nuevas crisis y la respuesta es negativa. “La idea es crear un marco más sólido y transparente con la imposición de nuevos requisitos que pueden incrementar los costes, por lo que las entidades tendrán q buscar ayuda en la tecnología para poder cumplir con todo, sin olvidar la labor educativa hacia el asesor, el empleado de la entidad y el inversor”, dice López-Condado. Pero eso no evitará nuevas crisis, que siempre llegan desde donde menos se espera. Según Hernández, la regulación también se empieza a centrar ahora en reactivar la economía.