El Gobierno de Brasil está dando pasos alentadores para transformar el cada vez más insostenible sistema de la seguridad social del país, cuyos costes se acercan al 40% del gasto público. El plan de reforma de las pensiones que recibió en julio media sanción en la Cámara Baja es una parte crucial de esa transformación.
“La reforma de las pensiones puede ayudar al banco central brasileño a cortar su tasa Selic, lo que debería empujar a los mercados de renta variable y renta fija locales, impulsando los flujos de las carteras y sumando a un ya sólido balance externo”, asegura el jefe de deuda emergente en NN Investment Partners, Marcelo Assalin.
En los últimos meses, la gestora se ha vuelto más optimista sobre las perspectivas de que Brasil avance en el ámbito fiscal. Sus perspectivas se vieron reforzadas con esta normativa, que incluye un incremento en la edad de jubilación, lo que requerirá cambios en la Constitución del país y necesita el apoyo bipartidista del Congreso para convertirse en ley.
La importancia de una reforma fiscal en Brasil no puede sobrevalorarse. Varios años de incremento del gasto del déficit han empujado a las finanzas públicas hasta el límite, poniendo en riesgo otros gastos como la inversión y la educación. Las pensiones son el componente más grande del gasto de la seguridad social: supuso el 40% del gasto público el año pasado.
El Gobierno ha respondido con un proyecto de ley que fue aprobado en la Cámara Baja el mes pasado, con un margen mucho más amplio del que esperaban los analistas, y ahora afronta su última fase en el Senado.
Hasta el momento, existen dos factores tranquilizadores para los inversores: primero, el proceso dilusivo de modificar la propuesta del Gobierno ha sido relativamente favorable, al preservar el grueso de los ahorros esperados. NN IP cree que la cifra final será de entre 850.000 millones y 900.000 millones de reales en los próximos 10 años, con un aumento en el tiempo de los ahorros mientras los jubilados transiten hacia la nueva estructura. Esto equivaldría a aproximadamente el 2% del PIB para 2027.
Segundo, el inesperado apoyo al proyecto demuestra que las diversas facciones de la legislatura y el Gobierno todavía pueden colaborar para resolver los problemas centrales. Para la gestora, pese a que la relación del presidente Bolsonaro con el Congreso suele ser percibida como antagónica, es probable que tenga un apoyo continuo a su agenda económica. Como los déficits fiscales se mantendrán altos en el futuro más cercano, incluso cuando se apruebe le reforma, este apoyo será crítico para los siguientes pasos a dar, como la reforma impositiva y las privatizaciones de los activos gubernamentales.
NN IP mantiene cierta cautela en sus perspectivas: es probable que la economía brasileña crezca en un promedio inferior al 1% este año y tendrá problemas para acelerarse en 2020, cuando el endurecimiento fiscal y los débiles mercados globales anulen los efectos de la flexibilización monetaria. Asumiendo que se apruebe la reforma de las pensiones a finales del tercer trimestre, el banco central podría recortar hasta 100 puntos básicos a comienzos del próximo año, llevando su tasa Selic hasta el 5,5%.
“Pero el margen para la aceleración del crecimiento o la apreciación del real es limitado. La prueba clave será cómo de rápido puede reducirse el balance fiscal hasta niveles más sostenibles y si el Gobierno será capaz de estabilizar la deuda en torno al 80% del PIB, que es nuestro escenario base por el momento”, asegura NN IP.
Estas expectativas han impactado el posicionamiento de la gestora en sus carteras globales de deuda emergente. En el espacio de la divisa fuerte, prefiere la deuda emitida por corporaciones y empresas públicas a la soberana, debido principalmente a las micro-reformas del ministro de Economía, Roberto Guedes, que han beneficiado al sector privado y a las poco atractivas valoraciones de la deuda soberana.
En deuda local, cuenta con una exposición reducida a los tipos después de un periodo de aplanamiento, pero mantiene sobreponderado el real. Las reformas y las señales de brotes verdes en los datos económicos podrían volver a empujar a la divisa por debajo del 3,6 frente al dólar.
También se mantienen positivos en el sector corporativo, con la expectativa de que las reformas sostengan el sentimiento de los consumidores y los negocios, beneficiando a los emisores con una mayor exposición a la demanda doméstica. “Los factores técnicos también deberían ayudar y esperamos que la emisión offshore de eurobonos se limite a corto plazo”, sentencia la gestora.