Transparencia, mayor volumen negociado en ETFs y mayor consciencia sobre los costes son las tres consecuencias directas que ha provocado MiFID II desde su entrada en vigor el pasado mes de enero. La normativa europea ha tenido a las gestoras y a los reguladores nacionales trabajando para adaptarse, ahora toca hacer el primer balance y ver qué ha cambiado.
Según Stephen Cohen, responsable de iShares para la región EMEA en BlackRock, lo primero que se ha producido, tal y como algunos analistas del sector esperaban, ha sido un aumento en los volúmenes negociados de ETFs. “Con la transparencia en el periodo posterior a la negociación, las previsiones de un incremento de los volúmenes de negociación de ETFs han cumplido las expectativas, lo que ha incrementado las ventajas y la comodidad para muchos inversores”, explica Cohen.
Esta transparencia también ha provocado una mayor sensibilidad sobre los costes del análisis en las gestoras, por lo que se ha acelerado el cambio hacia modelos de asesoramiento basados en tarifas. En opinión de Cohen esto ha generado aún más interés por los ETFs, en concreto en algunos mercados como el italiano.
Estas dos no son las únicas tendencias que se han generado desde la entrada en vigor de MiFID II. Quizás el hito más importante, al menos para este responsable de iShares, ha sido la mayor independencia y autosuficiencia que otorga al inversor. “Es posible que solo hayan pasado seis meses, pero MiFID II está impulsando el conocimiento sobre los ETFs como una forma de invertir en clases de activos y geografías a la luz de los costes. Esto impulsará la próxima fase de crecimiento en la industria europea de ETF”, sostiene Cohen.
El motivo es simple: la gente es cada vez más sensible a los costes. En este sentido, desde la firma sostienen que MiFID II está acelerando los modelos de asesoría patrimonial basados en honorarios, donde el asesor es pagado por el inversor y no por el producto; “lo que abre el mercado de asesoramiento para usar los ETFs como una herramienta de inversión eficiente para entregar los resultados de los clientes”, matiza Cohen.
¿Qué ha ganado el inversor?
Parece claro que las gestoras con ETFs se están beneficiando de estas tendencias, pero ¿qué pasa con el inversor? Según Cohen, MiFID II ya deja ver las primeras ventajas también para ellos como, por ejemplo, que ayuda a los inversores con la selección de corredor y centro de negociación.
En segundo lugar, también se verán beneficiados por un mayor número de firmas que crean ETFs, aumentando el número de jugadores en el ecosistema de la negoción; lo que hará más fácil para los inversores realizar transacciones.