Se pronostica que los contribuyentes de México y del mundo pagarán más impuestos en los próximos años a medida que los gobiernos amplíen sus sistemas fiscales para pagar su deuda y mayor previsión social. Hoy los esfuerzos internacionales por actualizar la legislación fiscal del siglo XXI empiezan a tener efecto.
Tales son las conclusiones de la Encuesta global sobre tasas fiscales (2015 Global Tax Rate Survey), el más reciente informe fiscal realizado por KPMG International, red de firmas multidisciplinarias que proveen servicios de auditoría, impuestos y asesoría. Basada en información de 145 países, la encuesta arroja que, si bien las tasas fiscales en general no están cambiando con mucha rapidez, los gobiernos se están inclinando por ampliar la base fiscal al incrementar los rangos en alimentos, servicios y actividades que pueden recaudar más ingresos. Al mismo tiempo, se están retirando los incentivos fiscales que se introdujeron durante la recesión para dar apoyo a las industrias y fomentar que los consumidores gasten.
“La mayoría de los países están trabajando activamente para ampliar sus bases fiscales, reduciendo las deducciones y subsidios, y trayendo nuevos flujos de ingresos en el sistema tributario. Los sistemas tributarios de todo el mundo van a cambiar mucho más rápido, y quizá de manera más radical en los próximos cinco años”, señala César Catalán, socio líder de Impuestos Indirectos de KPMG en México. «México, al igual que muchos países, ha presentado cambios mínimos comparado con 2014; en materia de impuestos corporativos, nuestro país se ubica por arriba del promedio de la tabla con una tasa del 30% para las compañías (en el listado de países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), y un máximo del 35% para las personas físicas, lo que significa que nos encontramos fuera de la tendencia global de disminuir las tasas de impuestos corporativos para favorecer a los impuestos indirectos», añade.
El cambio generalizado en las tasas se está fomentando, en parte, gracias a la recuperación económica mundial y al cambio de expectativas sobre la previsión social que el Estado proporciona. “Los gobiernos han hecho lo que pueden por mantener las economías activas y saludables a través de los años desde la crisis financiera mundial de 2008 y muchos han contraído grandes deudas en el proceso”, indica César Catalán. “Ahora que muchas economías están saliendo de recesión hacia el crecimiento, vemos legislaturas que están actualizando sus sistemas fiscales para incrementar ingresos, de modo que puedan reducir su deuda».
Las tasas de ISR seguirán disminuyendo globalmente a largo plazo, debido a la competencia fiscal, ya que las empresas se centran en la tasa, junto con los incentivos y subsidios al momento de elegir dónde invertir. Por otra parte, el estudio muestra que las tasas de Seguridad Social se han incrementado alrededor del mundo. En la actualidad, las contribuciones obrero-patronales promedio de seguridad social a nivel mundial son más altas de lo que han sido en cualquier otro momento en los últimos siete años.
Impuestos indirectos, una fuente de ingresos a la alta
También ha habido un movimiento silencioso a favor de los impuestos indirectos. Este año, con la introducción de nuevo IVA en Malasia y las Bahamas, así como los planes de un impuesto similar en India y los estados del Golfo, el IVA ahora está presente en más de 160 países; Estados Unidos sigue siendo la excepción.
Avances a pasos firmes
Los factores económicos y sociales que generan impuestos más elevados llegan en un momento en el que se está llevando a cabo un esfuerzo importante a nivel internacional por actualizar y modernizar los sistemas fiscales. Iniciado por la OCDE en 2013 y respaldado por el G20, el Plan de Acción de la OCDE de abordar la Erosión de la Base Fiscal y la Reubicación de Utilidades (BEPS, por sus siglas en inglés) incluye 15 áreas principales que fomentan mayor transparencia, mejor emisión de informes y más cooperación entre países en los que operan las compañías multinacionales. A finales de 2015, la OCDE emitió un paquete final de informes, así como un plan de trabajo de seguimiento y un itinerario para su implementación. Si bien la implementación y los tiempos variarán más allá de fronteras (y algunas jurisdicciones europeas ya han incorporado aspectos del plan), la liberación final por parte de la OCDE marca un cambio decisivo de la fase de recomendación y consulta de BEPS a su legislación e implementación. “El trabajo que la OCDE está realizando es de aplaudirse”, indica Catalán, añadiendo que “en KPMG confiamos en que esta iniciativa conducirá a un sistema fiscal diferente en el futuro, uno que se adapte al propósito, fomente más transparencia y esté mejor equipado para las demandas del siglo XXI».
Puede descargar la encuesta en el siguiente link.